Las espurias listas del imperio (+multimedia)
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El 15 de mayo Estados Unidos admitió que coopera con Cuba en algunas actividades para combatir el terrorismo. Sin embargo, aclaró que mantiene a la Isla en la lista de países patrocinadores del terrorismo. Las espurias listas del imperio y su típica “americanada”: somos carne y pescado al mismo tiempo; sí, pero no…; no, pero sí. ¿Desde cuándo se puede luchar contra algo y patrocinarlo al unísono?
Lo cierto es que USA da tropezones a diestra y siniestra, se dice y desdice una y otra vez en aras de quedar bien con el Diablo (entiéndase a este personaje como la mafia miamense, la de ayer y hoy, esa que se revuelca en el estercolero donde recogen sus inmundicias).
Nuestro país es signatario de los 19 convenios internacionales relacionados con el enfrentamiento al terrorismo. Además, condena este flagelo, del cual ha sido víctima, en todas sus formas y manifestaciones. Jamás se ha permitido que territorio cubano se utilice para organizar acciones terroristas contra cualquier otro país —al contrario de lo que ocurre con el imperio del norte, ese monstruoso y brutal descrito por Martí.
Cuba no ha tenido participación ninguna en financiamiento de este tipo de acciones y ha colaborado con los Estados Unidos cuando así se ha requerido.
Y seguimos en la lista…
Hace unos días, en amena conversación con un vecino, este manifestaba que ahora todo iría un poco mejor; curiosa indagué el porqué y su respuesta me motivó a escribir estas líneas: “Es que no sabes que nos quitaron de la lista de países patrocinadores del terrorismo”. Entonces entendí cuán confundido estaba y como él otros, porque es difícil comprender el rompecabezas que elabora el gobierno de los Estados Unidos; esa enrevesada telaraña con la que engañan a muchos.
¡No, vecino mío. Seguimos en la espuria lista! Cuba no dejó de ser, para los caprichos del Departamento de Estado, un país “patrocinador del terrorismo”. La vida, como la política que se dicta desde Washington contra una pequeña isla ubicada en el Caribe, está repleta de paradojas. De la que nos han “sacado” es de la de Países que no cooperan con la lucha antiterrorista (Not Fully Cooperating Country, NFCC).
La situación un tanto engañosa, se produjo cuando hace más o menos un mes (15 de mayo) una información entregada por el Departamento de Estado indicaba que Cuba ya no está en la lista de países que “no cooperan plenamente con los esfuerzos antiterroristas”.
Eso tiene que ver con “una certificación” que hace el gobierno de USA respecto a países de todo el mundo, en base a la Sección 40A de la Ley de Control de Exportaciones de Armas.
Pero, y ahí viene la confusión provocada, contradictoriamente el Departamento de Estado mantiene a Cuba en la “lista de estados patrocinadores del terrorismo”, en base a las normas 1754 (Autorización de Defensa Nacional), y 620A (Asistencia Exterior). Es decir, EE.UU. se permitió quitar de un acápite a la isla, pero mantiene una medida que más allá del efecto político, diplomático y comunicacional, provoca un daño financiero, comercial y humanitario. En concreto, Cuba sigue estando en la listica.
¿Cuál es la diferencia de una lista y otra?
La lista de países que no cooperan con la lucha antiterrorista (NFCC) y la lista de países patrocinadores del terrorismo (State Sponsor Of Terrorism, SSOT) son dos clasificaciones distintas utilizadas por los Estados Unidos para señalar a naciones que, a su juicio, de diferentes maneras presentan problemas en relación con el terrorismo.
Tan inmoral como tan podrido y decadente es el imperio yanqui, que en su obsesión por destruirnos insiste en presentarnos a los ojos del mundo como terroristas. Valdría la pena preguntarle tal cual hizo Fidel Castro Ruz en su reflexión (del 2 de mayo del 2009) titulada Cuba, ¿país terrorista?:
“¿Qué explicarles a los que conocen del hecho atroz de la voladura de un avión en pleno vuelo, con los pasajeros y la tripulación, de la participación de Estados Unidos en los hechos, del reclutamiento de Orlando Bosch y Posada Carriles, y del suministro de explosivos, fondos y la complicidad de los órganos de inteligencia y las autoridades de ese país? ¿Cómo explicar la campaña de terror que precedió y prosiguió a la invasión mercenaria de Girón, los ataques a nuestras costas, pueblos, naves de transporte y pesca, las acciones terroristas dentro y fuera de Estados Unidos? ¿Cómo explicar los cientos de planes frustrados de atentados contra la vida de dirigentes cubanos? ¿Qué decir de la introducción de virus como el del dengue hemorrágico, y la fiebre porcina que genéticamente ni siquiera existía en el hemisferio? No hago sino mencionar algunos de los actos de terror en que incurrió Estados Unidos, los cuales constan en los propios documentos desclasificados. ¿No le producen vergüenza estos hechos a la actual administración? Sería interminable la lista de actividades repugnantes que podría enumerar”.
Sabrían ellos responder acerca de los 713 actos terroristas que durante décadas, han sido organizados, financiados y ejecutados bajo la sombrilla del propio gobierno de Estados Unidos o por individuos y grupos que actúan con impunidad desde este territorio. Cómo justificarían las 3 mil 478 víctimas mortales y 2 mil 099 personas con discapacidad en la Isla debido a esas acciones.
Recordemos las más recientes. La embajada de Cuba en Washington fue blanco de dos atentados terroristas en los últimos tres años (2020 y 2023) y el gobierno de Estados Unidos aún no ha reconocido el carácter de esas acciones como tal.
La Mayor de las Antillas ha sido víctima de asedio durante más de 60 años, y ha enfrentado la política de acoso y aislamiento de los sucesivos gobiernos de USA, los cuales intentan, infructuosamente, ponernos de rodillas utilizando el hambre y las enfermedades.
Tal política ha levantado la repulsa de la mayoría de los países y la solidaridad de los pueblos del mundo, manifiesta sobre todo en las votaciones de la ONU, cuando hemos presentado el proyecto de resolución sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero, y donde la isla recibe un apoyo casi unánime, salvo por los votos en contra de los propios Estados Unidos e Israel.
La guerra híbrida contra el proyecto revolucionario y el pueblo cubano en general continuará por sus apetencias de dominación y porque no estamos en Indochina, ¡estamos a 90 millas de sus costas! Para ellos es imperdonable.
Esa percepción de que no solo nosotros, sino toda Latinoamérica, constituye el patio trasero donde asientan su hegemonía para asaltar al mundo, no va a huir de las mentes soberbias y calenturientas de nuestros verdugos.
Por ello, conurbano mío, le aseguro que el poderoso vecino del norte no ha levantado ni un milímetro su bota asfixiante sobre las aspiraciones legítimas de la nación cubana.
¿Qué es la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo?
La Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo fue creada el 23 de diciembre de 1979. Constituye un mecanismo de política exterior que sanciona a países que la Secretaría de Estado de EE.UU. considera que han prestado apoyo a actos de terrorismo internacional —increíble, elaborada por quien debería encabezarla.
Actualmente está conformada por naciones que no resultan del agrado de USA: Corea del Norte, Irán, Siria y Cuba. Esa mentira salvaje no es más que el andamio que soporta y justifica la extraterritorialidad de otro acto brutal: el bloqueo.
Realmente ha sido, desde su inicio un entra y sale de estados en correspondencia con los intereses yanquis. Incluyó originalmente a cuatro naciones: Libia, Irak, Yemen del Sur y Siria. Posteriormente, en 1982 le tocó el turno a Cuba, y se retiró a Irak.
En 1984, entra Irán a formar parte de la misma, y en 1988 a la RPD de Corea. Pero en 1990, Irak volvió a la lista tras la invasión de Kuwait; Yemen de Sur fue excluida tras reunificarse con Yemen del Norte, y Sudán se incluyó en 1993. Afganistán, aunque nunca formó parte oficialmente de la lista, fue tratada como tal hasta la invasión estadounidense de 2001.
Tras la invasión de Irak (2003) por los Estados Unidos, fue retirado al año siguiente. Siguieron, entonces, las incorporaciones y eliminaciones: en 2006 Libia fue “separada”, así como ocurrió en 2008 con la RPD de Corea.
Para el 2015, y tras las mejoras en las relaciones entre Cuba y EE.UU. el gobierno de Barack Obama nos quitó de la tal lista, a la que nunca debimos pertenecer. En 2017, la RPD de Corea volvió a entrar, y sale en 2020.
Lamentablemente, en 2021 Cuba regresa a ser incluida, como un último servicio de la derrotada administración de Donald Trump a la mafia de Miami.
Hoy cuatro países se encuentran de la vil “listica”: Cuba, la RPD de Corea, Irán y Siria. Lo cual no es más que un arma ilegal en la panoplia de quienes desean hacer perdurar un irreal mundo unipolar, dispuestos a aniquilar a la humanidad para lograrlo, fantaseando que con algún milagro escaparían ellos mismos a la hecatombe.
¿Cuánto afecta la “lista” a Cuba y sus ciudadanos?
Un informe de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) señala que “la designación en la lista de países patrocinadores del terrorismo crea obstáculos adicionales para la entrega de asistencia humanitaria en un momento en que el país está lidiando con la escasez de productos básicos y suministros médicos”.
De acuerdo con expertos de la ONU, esta “designación unilateral va en contra de los principios fundamentales del derecho internacional” y que “el proceso a través del cual se realiza (…) es poco claro y poco transparente”.
Integrantes del Parlamento Europeo establecieron que poner a la nación caribeña en la lista de EE.UU. “no es más que un nuevo pretexto para mantener el bloqueo económico, comercial y financiero del país”.
Las restricciones adicionales y las sanciones unilaterales de integrantes de SSOT crean un efecto amedrentador, bloqueando el acceso a los países “nominados”.
Ese aislamiento total del Estado declarado como terrorista puede afectar negativamente a la entrega de bienes esenciales, como alimentos, medicinas, equipos médicos y otros suministros.
Esto incluye los bienes humanitarios en virtud de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU: “La designación afecta especialmente a países ya sometidos a otras medidas coercitivas unilaterales y tiene potenciales repercusiones catastróficas en el ámbito humanitario y de los derechos humanos”. Recuerden el bloqueo que nos asfixia desde hace más de 60 años.
Según la WOLA ha tenido conocimiento de varias formas comunes en que los ciudadanos cubanos han sido impactados:
-A los cubanos con ciudadanía extranjera que reúnen los requisitos para una exención del Sistema Electrónico de Autorización de Viaje (ESTA, por sus siglas en inglés) a Estados Unidos se les han cancelado o denegado la exención.
-Algunas universidades de Estados Unidos tienen prohibido apoyar investigaciones u otros trabajos de cubanos, artistas, escritores, académicos, activistas y periodistas de riesgo que residen en la isla.
-A los grupos religiosos se les han congelado los fondos y bloqueado los envíos de ayuda humanitaria.
-Las personas que intenten hacer una transferencia de dinero por PayPal o Wise a familiares en Cuba pueden ver sus fondos congelados y sus cuentas bloqueadas.
-A los cubanos residentes en la Unión Europea se les han denegado cuentas bancarias o se les han congelado las existentes, ya que su nacionalidad los convierte en clientes de “alto riesgo”.
-Los cubanos con negocios privados tienen limitada la apertura de cuentas bancarias en el extranjero, el uso de instrumentos para cobros y pagos internacionales, el acceso a empresas fintech y banca digital, y la contratación de servidores y servicios online.
Estas barreras no solo ahogan las pocas vías disponibles para que nuestros compatriotas amplíen el crecimiento y el desarrollo del sector privado, también son un obstáculo para los que viven en el extranjero.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (Minrex) en una información expone las principales y evidentes afectaciones para la isla, y aclara cómo el solo hecho de estar incluidos en esa abominable relación representa “una minuciosa persecución a las operaciones bancario-financieras de Cuba”, lo cual significó, en el último tiempo, el cierre de cuentas bancarias, denegación de transacciones y obstáculos para trámites consulares, comerciales, financieros y diplomáticos.
Con esa medida, se lastimaron operaciones de navieras, barcos, aseguradoras, transporte, abastecimiento de combustible, viajes de cruceros, turismo, y se materializó la suspensión de las remesas no familiares y la prohibición de envíos desde terceros países a través de Western Union, así como la imposibilidad de tramitar remesas mediante las empresas FINCIMEX y AIS, con lo que se eliminaron los principales canales formales para efectuar los envíos.
Se reportó que 137 bancos extranjeros se negaron a realizar transacciones con Cuba porque EE.UU. la tiene como “patrocinadora del terrorismo”.
Estar en la SSOT tiene un efecto amedrentador sobre las empresas, incluidas las inversiones en banca o telecomunicaciones, que son cruciales para promover el tipo de transformación esencial en la isla.
A su vez, cuando se amplíe el comercio exterior directo, las empresas privadas encontrarán restricciones a la compra de productos fabricados en EE.UU., e incluso de bienes producidos en terceros países que incorporen un alto contenido de insumos procedentes de USA.
John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba (entidad que se define a sí misma como una fuente de registro de la comunidad empresarial estadounidense para la información comercial no partidista y la información económica relacionada con la isla.), comentó a BBC que con la normativa de las autoridades de la nación norteña, “las instituciones financieras tendrán otro motivo para evitar operaciones con Cuba”.
Y amplió: “Para las empresas estadounidenses será otro desincentivo, entre muchos otros, para buscar oportunidades para exportar, importar o suministrar servicios a Cuba”.
Otras consecuencias tienen que ver con restricción de las exportaciones, eliminación de determinados beneficios comerciales y con la obtención de créditos en instituciones financieras internacionales, así como la prohibición de exportación de armamento y las limitaciones para el otorgamiento de ayuda económica; además, permite a entidades estadounidenses abrir procesos legales contra Cuba amparados en las leyes antiterroristas de Estados Unidos.
La permanencia de Cuba como “patrocinadora del terrorismo” con sus consecuencias, se suma al bloqueo por parte de Estados Unidos que ya causó pérdidas por más de 1 billón 326 mil 432 millones de dólares.
Y es que las listas se han creado a lo largo de la historia estadounidense para adecuarse al criterio de dominación del momento: comunismo, terrorismo, combate a las drogas, diversas formas de recurrir a la doctrina de seguridad nacional, a la contrainteligencia o la contrainsurgencia.
El efecto práctico al que nos referimos es el de señalar que Estados Unidos no puede vender armas, pero tampoco medicinas, alimentos, computadoras, bicicletas…, absolutamente nada a quienes formen parte de su lista.
Nadie debe dudar que el objetivo del imperio es uno; acabar con la Revolución, pero la resistencia y la lucha por la independencia, por nuestra libertad plena forman parte de la vida de los cubanos, de su identidad, de su cultura. Nada logrará que cejemos en el empeño de construir una sociedad justa y próspera, a pesar de las listillas espurias del imperio.
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