Secretos de la vida marital
A diferencia de Groucho Marx, quien la aborrecía, Ingmar Bergman era amante confeso de la televisión, uno de sus pasatiempos preferidos en la isla de Farö, donde vivía, casi a la ermitaña, el genio sueco. Así, incluso probó suerte en la caja catódica y tres de las que serían películas claves de las etapas intermedia/postrera del autor antes fueron miniseries.
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