Dos boleros de una historia de amor
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El título pudiera parecer redundante, algo así como hacer que llueva sobre lo mojado porque, en definitivas, en el motivo de todo bolero subyace una historia de amor.
Entre las numerosas obras del género –aunque lo imaginemos-, de muchas ignoramos el motivo inspirador. De esta que voy a compartirles, sí se conoce.
El domingo anterior escribí acerca de la compositora mexicana Ema Elena Valdelamar. Les comenté que en su cancionero está el bolero Mucho corazón del que nuestro Bárbaro del Ritmo hizo un éxito trascendente.
De esa composición se afirma que a Ema Elena la inspiró un amor de juventud.Coincidió que el novio era también compositor, uno de los más insignes creadores de boleros en México.
Me refiero a Teodoro Fregoso Cazarez, que firmaba sus obras musicales como Teddy Fregoso, originario del municipio jalisciense de Degollado. Teddy nació en diciembre de 1925, así que era siete meses más joven que su prometida Ema, oriunda de Ciudad de México.
Teddy y Ema se conocieron en la capital mexicana, allá por la década del 40. De muy joven le dio por ser torero igual que un hermano suyo, pero al final optó por la profesión de locutor, llegando a ser uno de los más conocidos de la radio hispana en Estados Unidos.
Fundó su propia emisora, que dirigió hasta poco antes de su muerte, acaecida en enero de 2015. Aunque no lo pude conocer personalmente, personas allegadas a este que se atreve a escribir sí tuvieron trato con él a raíz de su visita a Cuba durante una edición del Festival Internacional del Bolero. Según mis cálculos, aquella visita habría tenido lugar pocos años antes de su deceso.
Detalles aparte, el amor de juventud, y consecuente noviazgo, entre Ema y Teddy fue muy en serio, al menos en lo que respecta al palpitar de sus corazones, que se transformaron en letras y melodías. Tan mutua pasión promovió la inspiración de Teddy para dedicarle a Ema, Sabrás que te quiero, uno de los boleros más preciosos de la música hispana.
Imposible para mí afirmar quién escribió la primera obra; lo que cuenta es el derroche de sentimiento volcado en cada una. Como la declaración de Ema en que dice, “yo para querer no necesito una razón, me sobra mucho, pero mucho corazón”, haciendo saber que el amor es un sentimiento que prescinde de intereses o justificaciones. De otra parte, Teddy confiesa: “(…) que te quiero, sabrás que te quiero porque eres mi vida, mi cielo y mi Dios”, declarándole a su novia cuánto la amaba.
Las letras sugieren que primero apareció la pieza de Ema Elena, decidida a romper la relación; luego Teddy compuso la suya en una súplica por la reconciliación. Este bolero data del año 1947 y su estreno y grabación tuvieron lugar en Los Ángeles, California por Nacho Miller con la orquesta de Cheche Sánchez.
Es una pieza conocida en Cuba; por cierto, una de las favoritas del locutor cienfueguero recién desaparecido Humberto Albanés. Cada vez que conversábamos sobre música, coincidíamos en que la mejor versión es la del boliviano Raúl Shaw Moreno. Otra versión formidable fue la de Javier Solís con aire de Bolero Ranchero. Por eso comparto ambas con ustedes.
Igual que aconteció con Ema Elena Valdelamar, el jalisciense Teddy Fregoso compuso otras piezas, aunque ninguna como la ya mencionada. La primera que dio a la publicidad la tituló ¿Por qué eres así?, grabada por varios intérpretes. Para ustedes localicé esta versión en Bolero Ranchero por Jorge del Rosal y el acompañamiento de Mariachi.
Otros títulos de boleros de Teddy son: Eso es amor, Qué pena y Yo creo en ti, de una lista que suma alrededor de 400 piezas musicales.
Qué suerte conocer la historia de amor, una suerte de partera de dos boleros que forman parte de la antología latinoamericana del género. Aunque dediqué el comentario a Sabrás que te quiero, fue el mismo idilio que inspiró Mucho corazón.
El vínculo justifica haberme referido a Dos boleros de una historia de amor, lo que me hace sentir satisfecho con el título de la reseña. Un amor que un día terminó, pero ¡eso sí!, dejando a la posteridad dos composiciones imposibles de olvidar.
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