No estuve en esa guagua, pero me imagino…
En esos vaivenes suben a la guagua de su propia cabeza: padre y madre, abuelo, hermana e hijo; escritores, artistas y filósofos admirados por el protagonista poético.
Al final, la guagua indetenible de Esquivel, se detiene donde comenzó y anunció desde el principio: se detiene en sí mismo, en su propia tierra.
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