Frozen, anacrónico producto de animación
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Frozen (Chris Buck y Jennifer Lee, 2013), Oscar al Mejor Filme de Animación, resulta un producto anacrónico, encostrado a las fórmulas más inveteradas de la factoría Disney. Resultó un insulto al Cine que los académicos la hayan preferido por arriba de la japonesa Se levanta el viento, del maestro Hayao Miyazaki; y de la francesa Ernest y Celestine, ambas competidoras en la categoría e infinitamente superiores.
Basada de modo tangencial en La reina de las nieves, de Hans Christian Andersen, el filme nunca logra transpirar el hálito mágico de la historia literaria e incurre en el peor defecto de un dibujo animado, al ser mediocre, tedioso.
Se trata de una película que sabe mucho a viejo, para un espectador que haya apreciado las maravillas del estudio norteamericano Pixar o del nipón Ghibli; e incluso hasta algunas propuestas de DreamWorks y la Fox.
Esto es más de lo mismo (castillos, princesas buenas y malvados, el infaltable animalito hilarante y el triunfo definitivo del Bien), pero narrado con demasiada pereza y desprovisto de personajes de alguna enjundia dramática; no importa el género.
Juro por el recuerdo de Chaplin que no acierto a comprender la tremenda alharaca crítica en relación con Frozen. Entre centenares de críticas muy positivas aparecidas en los periódicos de Estados Unidos, España y Latinoamérica, hay una del cronista Horacio Bernades, de Página 12, Argentina, de signo contrario, con la cual coincido en todo. Dice allí el colega que el filme responde a “un modelo que atrasa ostensiblemente (…) Atrasa más aún si se tienen en cuenta Encantada (2007) y Enredados (2010), relecturas de los cuentos de hadas que se atrevían a hacer coexistir con lucidez y valentía lo clásico y lo moderno. Aquí, en lugar de eso surge de pronto lo que parecería casi un brote de esquizofrenia diegética, introduciendo la sospecha y la paranoia en medio de un contexto que no le hace lugar. Sospecha y paranoia que se diluyen, como la nieve o el hielo”.
Eso es Frozen, un exponente extemporáneo, propio de décadas atrás. Su triunfo en los Oscar constituye otra confirmación del conservador criterio imperante en los gustos y decisiones de quienes emiten el veredicto final de a quién o a qué debe conferírsele la estatuilla.
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Vi “Frozen” en una copia bastante mala, por lo que tuve que esperar a que circularan la edición en HD para apreciar bien los efectos y el colorido real de la animación.
En su momento, pensé que no había sido la gran cosa, si bien la utilización de la tecnología CGI-3D para su modulación y animación, es notable. Una de las secuencias mejores logradas del filme (pienso que haya sido) la construcción del castillo de hielo por la mano de Elsa mientras va orquestando “Let it go”. Fuera de esto, como apunta el periodista citado, Frozen sí constituye un retroceso (también en el campo de la animación, si la comparamos con Tangled). No observamos nada de verdad significativo que pueda solapar los baches que presenta.
Según comentaron en algún momento los guionistas, adaptar al personaje de la Reina del texto de Andersen a la pantalla actual fue, dicen, bastante engorroso y problemático: ya usted vio el resultado; una Elsa ultradelgada, con delineador en sus ojos, su trenza de costado y su caminar (fíjese en la misma secuencia de creación del castillo) sensual y atrevida. Resumiendo: la Reina de las Nieves de Andersen se convirtió de la noche a la mañana en una Bratz congelada. Y al parecer les dio cuantiosos resultados, pues esta nueva Reina rebasó con margen, el billón de dólares. En definitiva, esto para ellos resulta lo más importante y razón por la cual ya tienen preparada una secuela.
En cuanto a premiarla en los Oscar, no me sorprende. La taquilla cegó a todo el mundo allí y lo seguirá haciendo. Recuerden a Chihiro (la única premiada de Ghibli en los años de esta ceremonia); si Treasure Planet no hubiese sido uno de los peores fracasos en taquilla de W. Disney hasta ese momento, razones no me faltan para pensar que hubiese sido esta la elegida como ganadora.
Así es.
Pero allí siempre, o casi, será así, caro Diego. Saludos y gracias por tu comentario.
Vamos a tener que intentar colarlo en la Academia… jejejejejejej
Crimen de lesa humanidad dar un Oscar a ese panfleto, y no a la peli de Miyazaki. Coincido 100 por 100 con usted, El viento se levanta estaba para ser nominada mejor película y no a mejor filme animado nada más.