Día Mundial del Medio Ambiente: seamos parte de la solución
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Siempre estaremos en deuda con el medio ambiente; por eso, cada día y de manera muy especial, cada 5 de junio, ha de afianzarse el compromiso con su cuidado y preservación.
Desde hace más de 40 años e impulsado por Naciones Unidas se celebra, el quinto día del sexto mes del año, el Día Mundial del Medio Ambiente, con el claro propósito de echar luz sobre la importancia de garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales.
Sin dudas es un día emblemático y sirve para promover la conciencia y la acción mundial por el medio ambiente; al tiempo que se convierte en invitación para que – en lo personal— mejoremos nuestros hábitos de vida y consumo; mientras que para las empresas deviene llamado a desarrollar modelos más ecológicos.
En Cuba, no se ha hecho caso omiso y disponemos del Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, Tarea Vida, asentado en una base científica multidisciplinaria, cuya aprobación data desde abril de 2017 y ha sido conducido por el Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), cuyas tres décadas de creado se cumplen este 2024, encargado de implementar y controlar las tareas de dicho Plan.
La restauración de las tierras, la desertificación y la resiliencia ante los efectos de la sequía, centran este año la mirada y el accionar del Día Mundial del Medio Ambiente y justo son esos temas de permanente atención a lo largo y ancho de nuestro archipiélago; pero no podemos dejarlo todo al CITMA y sus especialistas. Aunque parezcan pequeñas, cada una de las acciones cotidianas que concretemos serán beneficiosas para el entorno.
¿Por qué arrojar papeles y demás desechos a calles o áreas de playa, cuando tenemos a mano papeleras u otros recipientes? ¿Por qué agredir la tierra con productos nocivos cuando existen prácticas ecológicas que no solo protegen, sino que estimulan la producción? ¿Por qué construir en la línea de costa o sobre la duna?
Las consecuencias de actitudes negligentes en el orden individual y de prácticas incorrectas a nivel de entidades o empresas no se hacen esperar. Tal vez no las preciemos de inmediato, pero el tiempo- no muy lejano- se encarga de situarnos y hacernos ver lo errado de nuestro proceder.
No creo tengamos que esperar por ese llamado casi desesperado de este amado planeta y podemos empezar desde ya: invite a los niños de casa, a los más jóvenes de plantar, a cuidar, a limpiar y preservar lo que ya tenemos e incluso contribuyamos a legar un planeta hermoso a quienes nos sucederán.
No es secreto: hasta el 40% de las zonas terrestres del planeta están degradadas, lo que afecta directamente a la mitad de la población mundial y el número y la duración de los períodos de sequía han aumentado un 29% desde el año 2000 y, si no se toman medidas urgentes, las sequías podrían afectar a más de tres cuartas partes de la población mundial en 2050. Así lo ha dado a conocer la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación.
No seamos parte del problema; seamos parte de la solución y actuemos en pos de ella.
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