De gauchos y pamperos
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Los gauchos son pamperos, aunque no todos los pamperos son gauchos. Esta afirmación se explica por sí misma. Los pamperos son quienes habitan La Pampa, región de amplias llanuras de terreno muy fértil que ocupa gran parte del territorio argentino, además de partes del sur de Uruguay y de Brasil. En cuanto a los gauchos, son los que se dedican en particular a la ganadería.
En la pampa se cría mucho ganado mayor. El vocablo pampa se traduce como planicie. Los gauchos se dedican a la ganadería y a montar a caballo. Todavía se debate en cuanto al origen de su nombre. Algunas fuentes aseguran que deriva de la voz quechua “huachu” cuya traducción es “sin padres”, “huérfano” o “pobre”; otras apuestan a la raíz mapuche “kauchu” que significa “hombre libre”.
Los gauchos son mestizos, hijos de españoles e indígenas. Sobresalen como excelentes jinetes, al extremo de haber transformado la equitación en un espectáculo artístico.
En medio de La Pampa se les identifica fácil gracias a su vestimenta, compuesta por chiripá o bombaches, que consisten en un pantalón ancho atado a la cintura que cae por las piernas. A la vez de resultar cómodo, favorece la libertad de movimiento. A esa indumentaria se le añaden una faja, camisa, capa de cuero, pañuelo atado al cuello, botas de cuero y sombrero de ala relativamente ancha.
Si llueve o hace frío usan el poncho, que es una capa tejida con lana sin mangas, puesta encima de los hombros y el cuerpo, con una abertura central para meter la cabeza.
La vida de estos personajes data de los siglos XVIII y XIX, cuando los territorios de Argentina y Uruguay eran colonias de España que formaban parte del Virreinato de la Plata. Durante las guerras por la independencia contribuyeron a forjar la identidad nacional de sus territorios.
Las características geográficas de La Pampa, su aislamiento y el quehacer ganadero de los gauchos propiciaron un entorno con características propias. En la actualidad mantienen un legado en la equitación, la danza, el canto y la literatura. De ahí que valga el término cultura gauchesca o cultura gaucha.
Los gauchos se dieron a conocer en todo el mundo a través de la literatura, en primer lugar por el escritor José Hernández, autor del poema “El gaucho Martín Fierro”, compuesto de dos partes. Hace pocos días y como todos los años, el 10 de noviembre el pueblo argentino celebró el Día de la Tradición, fecha seleccionada por conmemorarse el nacimiento de José Hernández, de quien esta vez se cumplieron 190 años.
Otros exponentes de la literatura gauchesca son Ricardo Güiraldes, autor de la novela “Don Segundo Sombra”, a quienes se suman los nombres de los escritores Leopoldo Lugones, Benito Lynch y José Luis Molina.
En cuanto a la música, los gauchos cultivan géneros como chacareras, milongas, zambas, cielitos y el gato. En casi todos ellos se combina el baile y el canto. Para cantar se acompañan por instrumentos típicos como guitarra, acordeón y bombo legüero, este último de percusión, fabricado con el tronco de un árbol ahuecado que luego forran con cuero.
Desde el punto de vista poético celebran las payadas, como denominan a las improvisaciones a modo de controversia, secundadas por los acordes de una guitarra. Dos payadores o poetas repentistas compiten entre sí con temas diversos, casi siempre sobre aspectos filosóficos de la existencia y la historia.
José Hernández (1834-1886) es el padre y máximo exponente de la literatura gauchesca. Su recién conmemorado natalicio ha sido buen motivo para esta reseña sobre los gauchos, esos pamperos que son parte de la riqueza cultural de Nuestra América.
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