Pinceladas de Montevideo: Parva Domus, la república más chica del mundo (+ Galería)

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“¿Vos está de chanza o qué?”, le riposté en expresión muy propia de su tierra a nuestra amiga uruguaya Elenita, cuando nos mostró con cierto orgullo, por cierto, que aquella mansión de estilo neoclásico y su pequeño entorno eran una micronación en medio de Montevideo, la capital del Uruguay.

Poco después, tras las pesquisas bibliográficas sobre el asunto, tuvimos que reconocer lo acertado de su juicio, a pesar de lo insólito. En efecto se trataba de la autodefinida República Independiente de Parva Domus Magno Quies, una asociación civil, cultural y recreativa, cuya sede de “Gobierno” se ubica en Bulevar General Artigas, en el populoso barrio metropolitano de Punta Carretas.

La semilla de esta sui géneris “nación” la sembró el lugareño José Achinelli, aquel aficionado a la pesca que le gustaba y solía tirar los cordeles cada domingo en un tramo del litoral de la ciudad conocido como Pesquero de los Viejos, una porción de la actual Rambla capitalina, a la vera del río de La Plata.

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Ante los inconvenientes que suponía transportar semanalmente los avíos y demás utensilios a emplear en el tranvía tirado por caballos, el buen hombre decidió alquilar, a un precio muy bajo, una pieza de un destartalado edificio cerca de la costa, con el fin de guardar allí las cacharpas y otros implementos, además de cocinar el puchero y poder descansar un poco luego de la intensa pesquería bajo el sol.

A varios amigos de Achinelli les interesó la idea y quisieron compartir el espacio para el solaz, animado por el vino y charlas sobre lo “terrenal y lo divino”. Cuentan que uno de los integrantes del grupo, Riva Zuchelli por más seña, era un apasionado a la lectura y que en uno de los encuentros mientras pasaba la vista por un texto encontró la frase latina Parva Domus Magna Quies. Tanto le llamaron la atención las cuatro palabras que las copió, con el auxilio de un trozo de carbón, en la puerta del cuarto.

A todos los amigos les encantó la expresión, sobre todo cuando conocieron que su traducción era “Casa Chica Gran Reposo”.  Entonces fue Achinelli  quien dio su parecer acerca del profundo significado de aquella frase, muy ajustado al mismo sentimiento que los unía.

Lo que había surgido casi como algo sin mucha trascendencia en el principio fue tomando calor y color, a tal punto que concibieron confeccionar un estandarte que los identificara. Conscientes de que en la incipiente asociación había simpatizantes de distintas afiliaciones políticas e ideológicas, concordaran emplear entre los colores de la bandera el azul, el blanco y el rojo, símbolos de los partidos Nacional y Colorado, así como el de la pureza y el mar.

Entusiasmado por el nacimiento de la fraternal organización, en la madrugada del 25 de agosto de 1878, exactamente a las cuatro de la mañana, izaron por primera vez el pabellón en un mástil, levantado frente al caserío.  La fecha fue escogida como la fundación y con tal ceremonia surgía lo que ellos denominaron República Independiente de Parva Domus.

Al poco tiempo del acontecimiento, otros montevideanos se sumaron a la iniciativa. La membresía creció y se hizo necesario ampliar el espacio con otros cuartos aledaños. “Y como toda República que se respete —argumentaban— debían tener un himno y una constitución, y así fue, como también nombraron un gobierno con su presidente, vicepresidente, un gabinete ministerial y hasta diplomacia con canciller y todo.

Con el aumento paulatino de los miembros resultó imprescindible disponer de un edificio en mejores condiciones, así fue que, bajo la presidencia de Juan Da Costa, el 21 de enero de 1917 quedaba inaugurado el flamante Palacio de la “Parva Domus”, en Bulevar General Artigas. El nuevo inmueble consideraba entre sus piezas principales un museo y sala de exposiciones. El jardín exterior, además de esculturas y monumentos, contaba con calles y avenidas interiores cuyos nombres rinden tributo a miembros destacados de la asociación.

La “población” actual no llega a los 200 parvenses (gentilicio que los identifica). Sus “ciudadanos” utilizan títulos rimbombantes y reciben honores ficticios. Se reúnen dos veces por semana (miércoles y sábado), y en la mesa de la Parva Domus —vino, comida, música, risa y bromas mediante— tal y como ellos mismos esgrimen, se sienta el ateo, el cristiano, el judío, el árabe y persona de cualquier otro credo; eso sí, está prohibido, por regla, hablar de política, religión y de deporte. Tampoco se admite la ciudadanía a mujeres, si bien son invitadas a algunas fechas y celebraciones señaladas.

Como filosofía los parvenses sostienen que su asociación constituye un constante aprendizaje, devoción por la armonía, la amistad y una práctica de tolerancia. Con ese fin la entrada del edificio se encuentra flanqueada por dos fuentecillas, denominadas Fuentes de Leteo, donde los miembros se ungen para olvidar las miserias del mundo exterior.

Bandera que identifica la Asociación civil, cultural y recreativa

Fieles a sus principios de disfrutar de la buena compañía, el entretenimiento y el bienestar social y cultural la asociación organiza periódicamente festivales de coro y baile, exposiciones y conciertos. También reciben invitados y celebran determinadas festividades en el año, entre ellas la fecha de la fundación.

Los estatutos de la Parva Domus Magno  Quies prevén un máximo de 250 ciudadanos simultáneos. Ahora bien, al cabo de los 143 años de existencia, la “República, ha contado entre su población a más de 843 mil 300 habitantes, entre ellos muchos uruguayos ilustres. En todo este tiempo el ‘Palacio nacional’ ha sido visitado por personalidades de renombre mundial de la talla del poeta nica Rubén Darío, el barítono español Ramón Novares y los músicos Arturo Toscanini y Luis Sanbucetti,  además del militar Giuseppe Garibaldi, entre muchos otros.

En fin, estamos en presencia de un fenómeno social curioso y al mismo tiempo sorprendente por su estructura, concepciones de la vida y los conceptos de amistad, la solidaridad, fidelidad y confraternidad sin barrera como símbolos y motivaciones para actuar. En definitiva, este es el resultado de un círculo de convivencia armónica entre los seres humanos, con sus criterios propios, pero sin ánimo alguno de ofender, ni de hacer daño a nadie, ni de perjudicar a sus coterráneos.

Cierto que a pesar de defensores y detractores, no podemos soslayar que la asociación civil, cultural y recreativa de Parva Domus forma parte de un pequeño segmento de la sociedad uruguaya capitalina y como tal merece respeto, aun cuando los parvenses continúen reclamando reivindicaciones internacionales y se refieren al Uruguay como la República vecina.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

2 Comentarios en “Pinceladas de Montevideo: Parva Domus, la república más chica del mundo (+ Galería)

  • el 30 junio, 2025 a las 12:15 am
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    Muy lindo este trabajo periodistico. Felicidades

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  • el 29 junio, 2025 a las 6:31 pm
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    Maravilloso lugar. Viví a unas pocas cuadras de ahí.

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