Pinceladas de Montevideo: El gaucho, símbolo e identidad uruguaya

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 19 segundos

Visitar las distintas salas expositivas del Museo del Gaucho y la Moneda, en Ciudad Vieja de Montevideo, significa catapultarte en el tiempo y emprender un viaje imaginario a los recónditos parajes frecuentados por aquellos que constituyeron un ícono y marcaron los lazos raigales de la sociedad uruguaya actual.

Cada objeto, pintura o pieza expuesta en la instalación patrimonial te invita a reflexionar sobre la visión histórica y sociocultural del gaucho, su compleja y multifacética evolución desde un símbolo de clase popular y crítica social a convertirse en emblema nacional y cultural del país sudamericano.

Tal y como lo refleja muy bien la muestra y lo corroboran los historiadores este segmento de la población rural surge en la región del Río de la Plata, actual Argentina, Uruguay y parte de Brasil, como fruto de la mezcla originaria entre españoles, indígenas y africanos.

“Entre las características de este grupo errante de vaqueros destaca sus dones de jinetes expertos, criadores de ganado y trabajadores de la campaña. Tenían un estilo de vida seminómada y con fuerte conexión con la naturaleza. Por su idiosincrasia y modo de actuar representaban la libertad y la rebeldía frente a la ley. Puede afirmarse con seguridad que su tipo primigenio nació en la Banda Oriental a lo largo del siglo XVIII, explican museólogos de la institución.

Cuadro sobre la vida y costumbre del gaucho del reconocido pintor uruguayo Juan Manuel Blanes.
Cuadro sobre la vida y costumbre del gaucho del reconocido pintor uruguayo Juan Manuel Blanes.

El vocablo gaucho proviene de la expresión quechua “huachu”, que quiere decir huérfano o vagabundo. Los colonizadores españoles transformaron el término, a los huérfanos pasaron a llamarlos “guachos” a los vagabundos “gauchos”. En el sur del Brasil suele llamársele “gauderio” o “gaúcho”.

La vida ecuestre, la alimentación carnívora, la ruda intemperie, los vientos tónicos del Océano y de la Pampa, le crían magro, duro, ágil, y de contextura biliosa. Unos sujetan las crines recias con la vincha del indio, otros ponen sobre su suelta melena el sombrero panzurro; algunos llevan el broncíneo torso desnudo, otros se cubren con camisas o ponchos; todos usan la bota de potro y el chiripá, así lo describen memorias de viejas crónicas de la literatura uruguaya.

Objetos típicos usados por los gauchos como el sombrero, botas de montar, poncho, espuelas, lazos y facón.
Objetos típicos usados por los gauchos como el sombrero, botas de montar, poncho, espuelas, lazos y facón.

Para la mayoría de los estudiosos del tema, el desierto y la soledad hacen del gaucho un ser taciturno y silencioso. La libertad y la abundancia le hacen altivo, hospitalario y leal. La hostilidad permanente con la policía española, y la lucha con las bestias bravías, le dan coraje, audacia, desprecio por la vida propia y ajena…, reza en un antiguo texto sobre ellos.

Tal vez la magnánima arquitectura de la otrora Casa Central del Banco República que sirve de sede al Museo le de mayor relevancia a este trozo de la historia de la ascendencia charrúa, en la que, por cierto, tuvieron una activa participación en las guerras de independencia contra la metrópolis española.

El Museo es visitado diariamente por uruguayos y extranjeros de paso por la capital de Uruguay.
El Museo es visitado diariamente por uruguayos y extranjeros de paso por la capital de Uruguay.

Y como colofón de este fantástico periplo imaginario, te vas del recinto con las últimas percepciones sensoriales que te deja un audiovisual en 3D, el que te permite convivir rodeado de impactantes y vívidas imágenes fílmicas de los hábitos y costumbres del gaucho, y su trascendencia para la cultura nacional.

Trajes típicos de los gauchos.
Trajes típicos de los gauchos.

En medio de una fascinante atmósfera de penumbra, luces y efectos sonoros, gracias a la tecnología digital, disfrutas de la supuesta e íntima compañía del gaucho y su china (compañera sentimental). Los ve en las rutinas de las cabalgatas tras los rebaños por las praderas, como te parece compartir con ellos en las típicas pulperías mientras beben, cantan o rasgan la guitarra. En fin, tal espectáculo cinematográfico te permite fantasear que estás junto a ellos desde que despunta el alba hasta que se tumban en los camastros improvisados luego de una agotadora jornada de montería.

Visitas: 23

Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *