Pinceladas de Montevideo: monumento “La diligencia”

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A la vieja usanza de los westerns hollywoodenses, también en el Uruguay era muy común encontrar una diligencia encargada del transporte de pasajeros entre la capital y puntos muy distantes hacia el interior del país; por supuesto mucho antes de que llegara el ferrocarril a la nación sudamericana.

Mientras contemplaba la mayor obra monumental del mundo dedicada a este medio de transporte —ubicada en el corazón del Prado montevideano—, vinieron a mi mente imágenes de clásicos del cine del Viejo Oeste como Río Bravo, Grupo salvaje, El bueno, El feo y el malo o El hombre que mató a Liberty Valance. Con ellas, recordé figuras icónicas del género como: John Wayne, Gary Cooper, John Ford y Henry Fonda, esa pléyade de pistoleros que inmortalizaron la pantalla grande.

Sin embargo, tal y como lo describen crónicas de la época, la diligencia uruguaya no tenía nada que envidiarle a las utilizadas en los famosos filmes norteamericanos. Al igual que aquellas, su estructura era robusta y sólida, con ventanas de vidrio para proteger a los pasajeros y compartimentos para el equipaje. Tirada por varias parejas de caballos o mulas (por lo general seis bestias), el cochero debía guiarla por caminos a menudo peligrosos y terrenos accidentados.

Una de las principales rutas de estos medios en tierras charrúas, durante el siglo XIX, partía de Montevideo hacia el oeste, pasando por San José, Colonia y la costa del río Uruguay. También existían recorridos hacia el norte, conectando la capital con ciudades como Rivera, Treinta y Tres y Melo.

Si bien esta forma de transporte adquirió gran relevancia entre los viajeros uruguayos, no fue exclusivo de esta región geográfica de América del Sur. También ganó popularidad en Argentina, Chile y, en menor medida, en Colombia y Perú. Eso sí, en todos estos territorios cumplió la misma función: trasladar personas, mercancías y correspondencia, además de convertirse —al igual que en los westerns— en un escenario de interacción social.

“La diligencia” es un monumento esculpido en bronce y granito por el artista uruguayo de la plástica José Leoncio Belloni Garaycochea (1882-1965). Fue inaugurada en 1952, y aunque es considerado por muchos su creación cumbre, la huella de gran calibre también está presente en La Carreta, a juicio de expertos una obra emblemática del género. Se trata de un conjunto emplazado en el parque José Batlle y Ordóñez, además de ser autor de algunas figuras decorativas del salón de Los Pasos Perdidos, del Palacio Legislativo, y el Guillermo Tell del parque Rodó, entre decenas de expresiones de las artes plásticas.

En cuanto a la obra escultórica en el Prado montevideano, esta representa a una diligencia empantanada, con el cochero, una mujer y su niño en el regazo, y un jinete ayudando a que el carruaje saliera del barro. A todas luces la impresionante recreación de la situación en particular le confieren singular relieve a este pasaje de la vida rural uruguaya, con el uso de ese tipo de coche como el principal medio de transporte de pasajeros en la centuria decimonónica en la República Oriental del Uruguay.

En fin, “La diligencia” de Belloni, reviste gran importancia, tanto desde el punto de vista artístico como histórico. En la primera dirección resulta una obra emblemática de la escultura uruguaya, reconocida por su calidad técnica, habilidad en el modelado y el dibujo, así como también plasma el gran realismo y detalle que captura la dinámica del movimiento y la tensión del entorno.

En tanto, el monumento en su conjunto evoca la historia uruguaya, trasciende por ser un retrato vivo de un retazo de la existencia de aquella gente, como también recuerda que el uso de la diligencia representó un fragmento de la vida rural de esta parte del continente americano, un medio vital para trasladarse de un lugar a otro por regiones entre caminos intrincados, cuya connotación estuvo, además, en facilitar un espacio de convivencia humana, signados por encuentros fortuitos y al mismo tiempo imperecederos.

"Monumento a la Carreta", en el parque José Batlle y Ordóñez, también fue esculpida por José Leoncio Belloni Garaycochea. / Foto: María Elena Llanes Suárez
“Monumento a la Carreta”, en el parque José Batlle y Ordóñez, también fue esculpida por José Leoncio Belloni Garaycochea. / Foto: María Elena Llanes Suárez

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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