Pinceladas de Montevideo: ciudad Verde (+Fotos)

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 36 segundos

Los montevideanos se precian de habitar en una de las capitales de mejor arbolado del mundo y entre las primeras del continente sudamericano con esa característica, a la par de Buenos Aires y Bogotá. Para los citadinos disponer de un cacho de vegetación en medio del cemento, hormigón, el asfalto, muros de bloques o ladrillos y acero constituye un verdadero privilegio.

Montevideo puede considerarse como una ciudad verde. Según el censo realizado por la intendencia de la capital de la República Oriental del Uruguay, entre 2005 y 2008, había más de 211 mil 480 árboles plantados en veredas (aceras), además de 85 mil 000 de ellos en espacios verdes y plazas. Esas cifras fijaban una proporción de un ejemplar por cuatro habitantes. Por supuesto, de la fecha acá todos esos indicadores han mejorado sustancialmente.

Amén del ornato público que tanto llama la atención en esta populosa urbe de alrededor del millón 400 mil personas, la abundancia de floresta ayuda a mejorar el funcionamiento de los “pulmones” de la metrópolis, en armonía con el desarrollo urbanístico, tanto residencial como comercial y de otros servicios sociales básicos a la población.

La palma fénix (Phoenix canariensis) es de las que más abundan en los espacios públicos, especialmente en parques, de la capital del Uruguay. / Foto: María Elena Llanes Suárez.

A juicio del ingeniero agrónomo MSc. José Gándara García, la presencia de árboles repercuten de manera directa en el medio ambiente, sobre todo en grandes asentamientos, porque mejoran la calidad del aire que respiramos todos. Luego, el arbolado contribuye a la producción de oxígeno al entorno urbano que es el más contaminado, debido, principalmente al monóxido de carbono desprendido por la gran cantidad de autos que transitan por calles y avenidas.

“Entonces, como cualquier vegetal, ellos absorben el dióxido de carbono que utilizan para la fotosíntesis. Como vos podría suponer, al disponer de muchas plantas de este tipo con múltiples hojas este efecto se hace más masivo y sus beneficios llegan hasta el último rincón de la ciudad”, precisó el también profesor de Fisiología Vegetal de la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República.

La calle Plácido Ellauri es un buen ejemplo del arbolado en Montevideo. / Foto: María Elena Llanes Suárez.

Agregó el docente e investigador científico que esta ventaja natural, por otro lado, ayuda también a regular el clima, podría decirse, subraya, que resulta una suerte de amortiguador, comoquiera que el follaje produce sombra en el verano y hace que se experimente una sensación de temperatura menos elevada gracias a que la transpiración de las hojas provoca, digámoslo así, “refrigeración” medioambiental.

“Debemos llamar la atención, argumenta el especialista, en que no podemos soslayar, tampoco, el hecho de que el arbolado sirve para dar cobertura, abrigo o amparo seguro para el desarrollo de la avifauna. Existen muchas especies de pájaros que encuentran su hábitat en parques, plazas y otros espacios con vegetación”.

Sin dudas, otro de los aportes, insiste el candidato a Doctor, consiste en que ese tipo de plantación controla la erosión del suelo pues el propio crecimiento de las raíces forma una masa que impide el deterioro de la capa vegetal, en la medida que aglutina mayor volumen de tierra que deja de ser perdible.

El Jacarandá es una especie que engalana plazas, parques y calles con sus hermosas flores lilas. / Foto: María Elena Llanes Suárez

Si bien resulta evidente la diversidad arbórea en el entorno citadino, en veredas, plazas, parques y jardines predominan especies tanto autóctonas como foráneas, eso sí predominan estas últimas. Entre las primeras sobresalen el ceibo rojo, guayabo, ombú (emblemático), timbó, espinillo y el arrayán, entre otros.

Una de las peculiaridades del arbolado en Montevideo es la abundancia de especies arbóreas que se han importado de otras regiones del mundo. Lo más común es encontrar el paraíso, fresno americano, plátano, tipa y fresno europeo, por ese orden, en consideración del número de ejemplares según el último censo. Sin embargo, aunque en menor medida algunos como el jacarandá (con sus flores violetas), eucalipto, pinos y el arce canadiense engalanan determinados espacios de la ciudad.

A propósito del popular árbol del plátano (Platanus x hispánico) en primavera el polvillo que desprende la planta junto a las semillas puede causar sensibles molestias, fundamentalmente en personas alérgicas, cuyos síntomas más evidentes son la picazón de ojos, nariz y garganta, con congestiones nasales y otras afecciones respiratorias.

Sobre el particular, Gándara García aclara que se está introduciendo el fomento de una nueva variedad de la especie, el Platanus occidentalis, el que produce menos frutos y, por lo tanto, reduce las pelusas que sus parientes cercanos acostumbran a desprender y con ello minimiza las molestias ocasionadas por sus predecesoras.

La especie plátano resulta de los árboles más conocidos por los montevideanos/ Foto: María Elena Llanes Suárez

Entre las palmeras destaca el fénix (Phoenix canariensis) cuyo origen está en Islas Canarias. Si bien es la más abundante, sobre todo en plazas y parques, no faltan otras congéneres, incluyendo algunas nativas. En estos momentos existe una gran incertidumbre sobre la supervivencia de esas hermosas plantas con penachos amenazadas por el picudo rojo, un escarabajo proveniente de Asia que ataca las yemas y desploma las pencas.

A todas luces, el arbolado de Montevideo sigue siendo un elemento muy importante en la ciudad, tanto por su función ecológica como por su impacto en la calidad de vida de los montevideanos. Las autoridades competentes llevan a cabo un plan para aumentar el número de árboles en la urbe y aprovechar cada espacio con el objetivo de lograr la neutralidad de emisiones de carbono para 2040, cuyo alcance rondará los 150 mil nuevos árboles), todo ello insertado en la estrategia “Montevideo más verde”.

Cierto que aun este empeño no logra la celeridad debida y no todos los barrios tienen la misma densidad de árboles per cápita. Todavía quedan espacios, sobre todo en veredas, donde podrían plantarse especies que contribuyan al ornato del entorno, al tiempo de aprovechar mejor los múltiples beneficios que ellos reportan al medio.

Muchos de los árboles plantados en la ciudad pierden sus hojas en invierno para aprovechar mejor los rayos de sol en esa estación. / Foto: María Elena Llanes Suárez.

Visitas: 2

Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *