Novedades y adioses con sabor a Gold Pizza

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No es un eufemismo afirmar que nunca antes las artes plásticas sureñas habían ascendido a los niveles de producción y exhibición que ahora mismo ofrece nuestra urbe (catorce muestras visuales al unísono). Igual, debemos connotar que, salvo el Salón de la Ciudad, los atributos de las exposiciones son loables, en especial por la presencia de jóvenes creadores autodidactas o pupilos de la Academia de las Artes Benny Moré. Más de un 50 por ciento resultan protagonizadas por estos creadores en formación.

Empero, no todo es miel sobre hojuelas. Aún debemos superar ciertos abandonos: la escasez de artistas líderes de la región, presuntamente desmotivados, el ramplón ejercicio curatorial (castrado por las visiones prejuiciadas o retóricas y la escasez de enseres para la museografía; asimismo, el descuido de los procesos de consumación de las obras por parte del comisario), la ligereza en los planteos teóricos y filosóficos (todavía hay incautos que creen que el arte es la técnica y no el ejercicio comunicacional, el aura de la obra, a pesar de que esta situación problémica fue superada hace más de dos décadas), la ausencia de riesgos… No obstante, hay energía en el grueso de las muestras y al menos cierta pulcritud discursiva.

En medio de tantas expectaciones sucede una nueva muestra (a inaugurar el 21 de mayo, a las 8.00 p.m.), intitulada Gold Bye, que infiere otra puerta para la obra de un ex graduado de la academia de artes plásticas de Cienfuegos y actual estudiante de la Universidad de las Artes, Antonio Santiago, quien a fines de mes marcha a México para contribuir como restaurador en esta nación.

En cierto modo, el proyecto concluye una fase de su carrera y persiste en la violencia descentralizada (dígase marginal) en tanto tema que transversaliza sus relatos, y colocan a los públicos en el tránsito de la incertidumbre al recelo. Y es que los textos de Tony son per se incómodos, tienen el sabor deliberado de un Nobuyoshi Araki o un Robert Mapplethorpe, ambos fotógrafos, e incluso de un artista del patio como Luis Miguel Rivero, aunque sin detenerse mucho en los esteticismos, pues él procura el impacto de esas zonas soterradas donde predomina la otredad sexual, las parafilias, las emociones humanas llevadas al estado de intimidación. En modo alguno desea la complacencia, la dictadura de la belleza, la tácita demostración de las habilidades técnicas… Su relato merodea el placer del sufrimiento o la algolagnia, la cultura gay discriminada y sus escenas desarman a los pacatos, los que no quieren concientizar que hay realidades paralelas a las nuestras. Pudiéramos impugnar ciertas obviedades y hasta extenuaciones en la enunciación; pero, Gold Bye es una serie que no nos deja indiferentes.

Por demás, es una exposición personal sui generis, toda vez que utiliza una técnica alternativa del IMG (Video Proyection Mapping) para mostrar el conjunto de obras de este pintor y su invitada, la joven estudiante Erika Pino Villegas, quien nos despabila con un video arte de reciente y vigorosa hechura. A propósito, Erika debe comenzar sus estudios en el ISA el próximo curso y figura entre las promesas más constatables del arte sureño contemporáneo. Asimismo, el acontecimiento visual se producirá en el novel restaurante Gold Pizza (ambientado por Santiago con obras de Van Gogh), cuyo nombre es un rejuego con el apellido del célebre pintor neerlandés. En la inauguración también estará presente el artista visual y cantautor Adrián Daissón, graduado de la academia local, quien nos compartirá temas de su autoría como Canción de los perros, Hojas muertas y Canciones, textos desbordados por el lirismo y la melancolía. Daissón posee un color de voz ameno y un timbre que nos recuerda al Silvio Rodríguez temprano: sin dudas, es un creador talentoso que descoloca las artes visuales en favor de la música.

Gold Bye es una propuesta inusual que anticipa otros modos de socializar la obra de arte.

 

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Jorge Luis Urra Maqueira

Crítico de arte. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

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