Mipyme DIPAV contribuye con Programa nacional de la vivienda

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La pequeña empresa, legalizada hoy como Mipyme con las siglas DIPAV —que responden al nombre de Diseño y producción de artículos varios— en el municipio de Cumanayagua, surgió hace más de cinco años como una minindustria adjunta a la Empresa productora y comercializadora de artículos varios (PAMEX) para producir tomacorrientes con materia prima reciclada.

Rigoberto Lastre Cordero, administrador de la reciente Mipyme DIPAV, explicó que el cambio actual respalda “la potestad jurídica para importar la materia prima y con PAMEX mantenemos el encadenamiento productivo, pues con frecuencia facilitan algunos insumos y comercializamos las producciones a través de ellos”.

Diferente a otros años, las creaciones muestran diversidad, pues no solo fabrican tomacorrientes; “tenemos cubetas con capacidad para cuatro y diez litros; también iniciamos el proyecto de fabricación de un catao, sin salir aún al mercado porque debe contar con el estándar de calidad y nuestro empeño actual es ese”, aseguró Lastre Cordero.

Rigoberto Lastre Cordero fabrica tomacorrientes en Cumanayagua. Actualmente perfecciona la terminación de interruptores.

Con solo 24 obreros, jóvenes en su mayoría, esta pequeña fábrica abastece la demanda nacional de tomacorrientes, con una producción anual de casi 180 000, vendidos en pesos cubanos y en divisas. Significa, a decir, de José Luis Rubio Gómez, Vice Intendente del Consejo de la administración municipal, una respuesta permanente al Programa de la vivienda en Cuba.

“Localmente, logramos abastecer las necesidades del territorio cienfueguero y mediante el sistema del Ministerio de la construcción, los tomacorrientes llegan a todas las provincias. Y es un orgullo para los cumanayagüenses contar con esta pequeña empresa que refleja nacionalmente el sacrificio diario de sus empleados”.

En el amplio espacio dedicado al ensamblaje de los aditamentos eléctricos y protegidos con auriculares contra el ruido —como medida seguridad en el trabajo— jóvenes como Alejandro Figueredo Herrera reconocen el beneficio de un puesto laboral como este, en su propia comunidad, porque comenzó “hace seis años después que terminé el servicio militar activo. La producción es continua y depende de lo que produzca la máquina, nosotros trabajamos. Mensualmente, ganamos más de 4 000 pesos y, próximamente, esperamos cobrar más.

Y el entusiasmo permanece en esos rostros juveniles. Desde sus puestos laborales montan “entre 500 y 800 tomacorrientes” y pueden hacer más, “pero la máquina es la que marca nuestro ritmo”.

Sobre la mesa preparada para una pequeña exposición pueden apreciarse cajitas para instalaciones eléctricas, sockets, el modelo del catao aún sin terminar y dos tomacorrientes, estos últimos en fase de prueba para insertarlos en el mercado con la calidad requerida.

Rigoberto Lastre Cordero es un nuevo actor económico de esos que no cede ante las dificultades. El aprendizaje para consolidar la pequeña empresa DIPAV es empírico, pero no constituyó un obstáculo. En pocas palabras, es un cubano, de Cumanayagua que aporta lo que sabe para el bien de todos, supera los inconvenientes y va camino a una mayor calidad.

En la pequeña empresa DIPAV diversifican producciones con el plástico importado como principal materia prima.

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