Magnolia y los retoños de El Fanguito
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Magnolia Vega Sánchez es de esas flores que no se marchita pese a los avatares de la vida. Hace casi tres décadas reside en El Fanguito, un asentamiento del Consejo Popular de Buenavista, en el municipio de Cienfuegos, del que nadie le puede inventar cuento alguno.
“Cinco casas habían aquí cuando me mudé, y mira cuántas hay ahora. Por tanto, puedo contarles muy bien cómo era antes. Una vez —dijo— hasta vino la televisión, porque mi cocina parecía un río: se llenaba de agua con excrementos de las viviendas de allá atrás. Y todo eso, ‘pipo’, ha cambiado; todo cambió”.
El Fanguito, con alrededor de 700 pobladores, aparece entre las comunidades vulnerables hacia donde se vuelcan los esfuerzos del Gobierno en el territorio para resarcir viejos problemas y procurar que allí sea más placentera la existencia.
“Primero comenzaron las labores en las viviendas, muchas en situación crítica, los viales; e igual se trabajó en la solución al destino final de los residuales, porque en el barrio no existían redes hidrosanitarias. Otras acciones fueron la pintura de fachadas, la construcción de aceras, la poda de árboles, la eliminación de los salideros, y el proyecto de una placita que tampoco teníamos”, apuntó Mirta Garrido Capote, presidenta del Consejo Popular de Buenavista.
De las luces, y de cuanto falta, da fe Magnolia. “Esto era una laguna, fango nada más —de ahí el nombre del asentamiento—; no se podía ni salir. Cuando llovía quedaba incomunicada por completo, sin poner un pie afuera, y ahora, ¡qué alegría!… El otro día cayó un aguacero y no ocurrió lo que pasaba entonces. Muy bueno el trabajo, ¡gracias, vaya!
“Lo que nos queda es la filtración en las habitaciones, y ‘pipo’, eso debe tratarse de resolver, porque las paredes tienen mucha humedad”, afirmó.
Hoy, la impermeabilización de los techos de las viviendas de El Fanguito resulta uno de los asuntos que más preocupa a los vecinos. Al respecto, Marydé Fernández López, miembro del Comité Central y primera secretaria del Partido en Cienfuegos, explicó que en la actualidad los recursos para ello son deficientes, aunque siempre habrá una respuesta de forma paulatina.
Desde el punto de vista social, “la atención se concentra en siete familias identificadas como vulnerables, incluidas seis madres con tres y más hijos, a las cuales ya dotamos de avituallamiento; calzado, mochilas y luncheras para los niños; y además, gestionamos la entrega de colchón y cama a los casos que lo necesiten. También tramitamos ayudas económicas para la solvencia de estos núcleos”, comentó Yaimarys Delgado Cozal, especialista de Trabajo y Seguridad Social en la Perla del Sur.
Magnolia sonríe, y se emociona tanto que su vecina llama a los periodistas a la mesura, “porque es una persona mayor, diabética, y le da una cosa”, pero ella insiste: “no tengo palabras —dice con la voz entrecortada—; el cambio ha sido de la noche al día”.
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