Periódico Libertad, febrero de 1899, una ventanita abierta a la historia

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La línea de frontera entre casi cuatro siglos de dominio colonial español y el inicio de un cuatrienio bajo la bandera estadounidense aún tendía a confundirse en algunos tramos durante los primeros días de febrero de 1899, tal como lo refleja la edición del día 3 del periódico Libertad, editado en Cienfuegos y a cuyas páginas refritas vuelve el cronista en búsqueda de los pequeños detalles fabricantes de historia.

Parecía llegada la hora de ajustar cuentas por los crímenes de guerra cometidos en el curso de la recién finalizada contienda. Un sumario incoado por el juez de Instrucción de Cienfuegos, a instancias del propio diario, implicaba a los individuos Sánchez Brea y Fernando López como autores de varios asesinatos de pacíficos en la jurisdicción. Sobre ambos estaba dictado auto de prisión.

En los montes de Trujillo, Lagunillas, El Junco y el ingenio Regla testimoniaban las tumbas anónimas de las víctimas del genocidio exacerbado en tiempos de la Reconcentración weyleriana y voluntarios fundamentalistas.

Por medio de un telegrama fechado en Aguada de Pasajeros el primero del mes el corresponsal en aquella comarca daba cuenta de la dignidad con que actuaba el Juzgado de Yaguaramas en el caso de similares denuncias. Ateniéndose a la discreción de un proceso judicial en marcha anunciaba el apresamiento de “personajes de consideración” y el inicio al día siguiente de la inhumación de cadáveres sepultados en varios puntos de la geografía local.

El diario dirigido por Martín Morúa Delgado (*) explicaba a sus lectores que la anterior comunicación debió esperar 48 horas para ver la luz, por causas ajenas a su voluntad. La jornada anterior (2 de febrero) la casa impresora no trabajó por ser día feriado “según el almanaque del obispado, y allí, a lo que parece no se han dado cuenta de la nueva era a que hemos entrado”.

Retrato sicológico de la incertidumbre postbélica resultaba la súplica de la madre cienfueguera Avelina Acosta de Gould, residente en el número nueve de la calle Castillo, a fin de que la prensa indagara el paradero de sus hijos Guillermo, Filiberto y Alfredo, este último con grado de coronel, incorporados desde 1895 al Ejército Libertador en la zona matancera de Bolondrón.

Como dato curioso, el coronel, que peleaba a las órdenes del general José Lacret Morlot, era apodado El Inglesito, como el mártir de Yaguaramas (**).

Los clubes revolucionarios continuaban en funciones correspondientes a la nueva encrucijada política. El diario daba cuenta de los servicios prestados a la paz naciente por el “Evangelina Cossío”, fundado en el central Caracas en la fecha patria del 24 de febrero de 1898. Y el “Esquerra” convocaba a junta general para el siguiente día a las seis de la tarde en su local de la calle de Zaldo.

Libertad editaba en la segunda de sus cuatro planas una sección de Telegramas, previa aclaración de que eran noticias propiedad del colega La Correspondencia, que autorizaba su publicación.

Entre las breves notas de ese segmento destacaba el próximo ofrecimiento del comisionado del presidente estadounidense William McKinley en la Isla, míster Robert P. Porter, a fin de que Máximo Gómez se trasladara a La Habana. “Dúdese que el Generalísimo acceda la invitación”, auguraba el redactor.

Acerca de la misión encargada a Porter, retomaba la opinión del corresponsal habanero del Herald, para quien el viaje del representante gringo tenía como misión fundamental ofrecer a Gómez el licenciamiento del Ejército Libertador. Agregaba que la oferta incluía la entrega de cien pesos en plata a cada soldado cubano para la compra de herramientas dedicadas a las labores del campo.

Para ese mismo día esperaban en la capital de la Isla el cadáver del mayor general Calixto García, fallecido el 11 de diciembre anterior en Washington al momento de encabezar una misión del Gobierno de la República en Armas ante la Casa Blanca. El cuerpo iba a ser tendido en el ayuntamiento y las tropas americanas serían las protagonistas de las honras fúnebres. Cosas veredes.

Un extenso Edicto firmado por el licenciado don José Ramos y Perdomo, registrador de la propiedad en el distrito judicial de Cienfuegos informaba de la solicitud presentada el 23 de enero anterior, por el señor Julio Apezteguía y Tarafa, marqués de Apezteguía, a fin de inscribir a nombre de la Sociedad Constancia Sugar Cane 35 fincas rústicas que describía acto seguido, localizadas en las haciendas Alcalde Mayor, Habacoa, Matún y el realengo San Segundo de los Abreus.

Tal sociedad mercantil había adquirido esos terrenos al marqués y sus hermanos Emilio y Guillermo, según escritura de 22 de junio de 1895 ante el notario cienfueguero José J. Verdaguer.

La finalidad de la publicación en periódicos locales propiciaba que si algún partícipe o comunero de las referidas tierras se consideraba perjudicado con algunas de las pretendidas inscripciones procediera “a usar sus derechos en el tiempo y la forma determinados por la regla quinta del artículo cuarto de los transitorios del Reglamento para la ejecución de la Ley Hipotecaria”.


(*) Martín Morúa Delgado (1857-1910). Periodista, narrador y político. Llegó a ser una de las figuras más sobresalientes de la política nacional en los inicios de la República.

(**) Brigadier del Ejército Libertador Henry Reeve (Brooklyn, 1850-Yaguaramas, 1876).

 

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Francisco G. Navarro

Periodista de Cienfuegos. Corresponsal de la agencia Prensa Latina.

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