“Llevo las comunicaciones en la sangre”

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Cuando desempolva las casi seis décadas de servicio en el sector de las comunicaciones, Juan Matías Montes de Oca Suárez solo piensa en “La niña”, como afectuosamente llama a su esposa Regla, el bastón que lo ha sostenido durante medio siglo. “Para todo cuanto he hecho y logrado siempre tuve el apoyo de ella. Muchas veces se quedó sola en casa, por meses, y nos comunicábamos si tenía un problema que no podía resolver. Procuraba que permaneciera atento a mis faenas”, dijo.

Montes de Oca Suárez comparte ahora ese fragmento de intimidad, poseído por la emoción de un nuevo reconocimiento a su trayectoria laboral: la Orden Lázaro Peña de II Grado, a propuesta del Sindicato Nacional de Trabajadores de las Comunicaciones, la Informática y la Electrónica. La distinción llega a punto de cumplir, exactamente, 56 años de trabajo.

“En la actualidad me desempeño como especialista del Grupo de Red de Acceso, el cual atiende todas las redes exteriores. Comencé en este ‘mundo’ en la etapa del servicio militar. Al entrar, corrí con la suerte de ir hacia una unidad especializada en los temas de comunicaciones y así empecé como liniero. Luego, pasé a la Empresa de Telecomunicaciones de Las Villas —previo a la división política y administrativa de 1976—, y abarcábamos la antigua provincia.

“Desde entonces crecí en esa actividad de planta exterior, relacionada con los cables, postes, fibras, y asumí diferentes roles: liniero, reparador, ‘empatador’; más tarde empecé a dirigir las fuerzas que operaban en las redes de comunicación externas. Lideré ese grupo hasta mayo del pasado año, cuando decidí jubilarme y contratarme en otro puesto”, expresó.

Oriundo de Cumanayagua, a sus 73 años Montes de Oca Suárez se define como “un guajirito que no estudió mucho y trabajó en el campo”. Sin embargo, pocos como él pueden exhibir un recorrido de labor tan extenso que lo llevó a cumplir misiones internacionalistas en Angola, Nicaragua y Granada.

“Además —comentó—, he participado en las fases de recuperación de cuanta tormenta y huracán azotaron el país en los últimos tiempos. Uno de los ciclones más bravos que recuerdo fue el Matthew, en 2016, que golpeó duro a toda la zona de Baracoa y Punta de Maisí. Allí estuvimos por casi 50 días en condiciones pésimas y conseguimos restablecer los servicios de comunicación. Igual sucedió hace alrededor de dos años en Pinar del Río, tras el paso de Ian, y otra vez logramos imponernos frente a las adversidades”.

La empatía con los jóvenes singulariza su desempeño. “Por mis manos han pasado montones, y aunque a veces los aprieto y se molestan, también me pongo del lado de ellos. Al final, disfrutan trabajar conmigo, porque no soy de esos que le guardan cosas a la gente. Si necesito decir algo, lo digo, y ahí quedó. “Siempre —añadió— he dirigido buenos equipos. Incluso, en 2001 comandé un grupo de trabajadores en La Habana que habían afrontado problemas de dirección y otras cuestiones. Fui allá por seis meses y terminaron siendo cuatro años. Los que el primer día ni siquiera soportaban mirarme, después no querían que me fuera”.

Con más de siete décadas de vida, para él la vitalidad que importa es la de la planta exterior. “Estoy haciendo varias cosas para mantenerla y solucionar asuntos que llevan pendientes muchos años”, alega, y uno no puede menos que ruborizarse ante su asombroso ímpetu. “Los conocimientos —remató— son para transmitirlos, y mientras disponga de salud, y pueda, seguiré aportando, porque llevo las comunicaciones en la sangre”.

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

Un Comentario en ““Llevo las comunicaciones en la sangre”

  • el 5 mayo, 2024 a las 5:50 pm
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    El Vara y el Tropelaje dos históricos de Etecsa,mis respetos a estos dos trabajadores de las comunicaciones en Cienfuegos.

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