Signos y síntomas de una enfermedad ¿incurable?

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Cual una enfermedad sin remedio conocido se nos antoja, a veces, la corrupción y sus manifestaciones. Ese fenómeno que como espíritu del mal, se adentra en la sociedad, imperturbable, voraz.

Al concluir 2016, las auditorías y las acciones de control realizadas en la provincia comprobaron daños económicos ascendentes a más de 77 millones en moneda total, de ellas, 31 millones CUP y más de 45 millones CUC. Al concluir el primer trimestre del año actual, los perjuicios económicos alcanzaban ya la cifra de 7 millones en moneda total, de ellos, más de 24 mil CUC.

Visto así, solo desde los términos contables, el dato (recogido en el Informe de la Asamblea del Poder Popular en su XXV sesión ordinaria) es ya de por sí escalofriante y encajaría en aquello que en las ciencias de la salud se conoce como signo clínico, es decir, las manifestaciones objetivas, observables, de una enfermedad. Pero el hecho es que las ilegalidades, los desvíos, el robo, la malversación, también presentan síntomas, o sea, los elementos subjetivos señalados por quien las padece: la sociedad, en sentido general, y los individuos, en el particular.

El malestar nos llega por vías diversas, a veces inconcebibles dado el desenfado con que ciertas prácticas muestran su desnudez. La venta de algunos artículos no disponibles en los centros comerciales, sin tapujos ni disfraces, a la vista de todos, resulta tan solo una de sus expresiones.

Prefiero decir venta y no reventa, porque ahora la modalidad se torna más refinada, pues, al parecer, quienes convirtieron la práctica en un empleo bastante bien remunerado, ya ni siquiera necesitan esperar por la presencia del producto en las tiendas: como por arte de birlibirloque llegan a sus manos sin haber pasado antes por esos establecimientos.

Pululan los ejemplos: desde productos lácteos y cárnicos hasta los más inimaginables artículos electrodomésticos. Claro, para estos últimos es fácil hallar una explicación convincente: la importación (viajar es ahora mucho más fácil). Pero ¿y los otros?, ¿acaso puede alguien sostener un negocito trayendo del exterior quesos, mantequillas, sardinas? ¿No existen regulaciones aduaneras que restringen esa acción? He ahí cuando aparece la pregunta: ¿de dónde los sacan? Un elemento resulta claro: no es mediante el robo con fuerza que llega a las manos de dichos individuos tales mercancías. Entonces: ¿cómo acceden a ellas?, ¿quién les abre las puertas?

Debido a las penurias económicas sufridas en el país, los cubanos suelen codiciar aquellos puestos de trabajo que “les dé”, donde “puedan llevarse algo”, pues “el salario no da para vivir”. Esa filosofía para nada justifica el robo, el desvío de recursos, la malversación. Menos aún cuando los hechos son perpetrados por quienes tienen, precisamente, la obligación de administrar (o lo que es igual, cuidar) los bienes estatales, de todos. Sin embargo, algunos confunden función con privilegio y bajo ese pretexto atesoran sumas incongruentes con sus ingresos legales o viven por encima de sus posibilidades reales.

No pocas veces el proceder ilícito se traduce en casas suntuosas erigidas a la luz del día, fines de semanas en hoteles de lujo, frecuentes visitas a restaurantes de primera categoría y otros deleites, sin olvidar el tráfico de influencias, camino por el cual llegan varios miembros de una misma familia a puestos encumbrados.

La huella más triste del fenómeno, sin embargo, no radica en las cuantiosas sumas que restan al peculio nacional, sino en el sinsabor, el sentimiento de impotencia ante la noción de que tales prácticas se reinventan, mutan (como los virus) en formas más complejas y, debido a su honda penetración en el pensamiento colectivo, son aceptadas por no pocos ciudadanos como normales y hasta necesarias al interés de ¿supervivencia? individual.

Sabemos que la corrupción es casi tan antigua como la vida misma y en sus registros primeros aparece el soborno, muy de moda hoy día, entre los actos de este tipo. Quizás sea cierto, quizás resulte ilusorio eliminar el mal de raíz, aunque sí es posible, e impostergable, combatirlo hasta expresiones mínimas. Las cifras arriba mencionadas siguen provocando escalofríos, pero al menos constituyen la prueba de que la enfermedad es controlable.

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Yudith Madrazo Sosa

Periodista y traductora, amante de las letras y soñadora empedernida.

16 Comentarios en “Signos y síntomas de una enfermedad ¿incurable?

  • el 14 septiembre, 2017 a las 11:41 am
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    espero que este comentario se publique, para así nuestra periodista se sienta halagada con mis felicitaciones, la prensa hoy en nuestro país, desgraciadamente, solo toca temas que quizás no les interesen a la mayoría, solo por estos periódicos y el espacio cuba dice que se ve a nivel nacional, es que se pone al desnudo la situación en que vivimos hoy en día, la corrupción, un mal de todos los tiempos, una enfermedad que sí tiene cura: la justicia. Pero y es que estamos olvidando nuestros principios, por los que este país dio numerosas vidas y muchos no pudieron disfrutar para que otros lo hagan, solo se que estoy cansado y como lo deben estar mis compatriotas de que no se haga nada, aquí todo se sabe, pero nadie le pone el cascabel al gato, nuestros dirigentes hoy son muy incapaces o mejor, (lo de ellos es cumplir y que nadie se meta con ellos), eso lo he vivido en carne propia, muchos mandan informaciones infladas para cuando lleguen a las reuniones si los números son buenos nadie les toca. Pero bueno veremos hacia donde va esto, lástima por el compañero Eduardo Chivas del Partido Ortodoxo que dio su vida por sacar a la luz la corrupción. Gracias, lean la historia y no olviden por qué existimos.

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    • el 15 septiembre, 2017 a las 3:34 pm
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      Gracias Charlie. Ojalá no tuviéramos que escribir de estas cosas y solo publicáramos bondades. Este es apenas un ligero acercamiento al tema, que tiene mucha tela por donde cortar.

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  • el 30 agosto, 2017 a las 11:31 pm
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    Desgraciadamente no se puede acabar con esa enfermedad , los dirigente los trasladan de un lugar a otro , tiene que ser algo bien grave para que los sancionen y es ahí donde radica el nivel de comprometimiento, ese mal es de fondo , tiene que explotar un fuerte bombaso o esperar a que explote y los trabajadores de a pie son los que sufren, todos saben que en la mayoría de los casos son los dirigentes los principales causantes de tanta corrupcion , son los que tienen carros y firmas autorizadas, los criterios son bien extensos se puede hacer bien un libro

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  • el 30 agosto, 2017 a las 4:45 pm
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    La prensa es el can guardador de la casa patria (…)José Martí

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  • el 30 agosto, 2017 a las 12:15 pm
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    El gobierno tiene que acabar con los especuladores que venden abiertamente muchos productos que no hay en la ¨shoppings¨ un ejemplo claro: la malta Bucanero las paladares te la revenden luego a 30 pesos, o sea, el doble de lo que cuesta.

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  • el 30 agosto, 2017 a las 5:55 am
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    Nunca la corrupción se puede ver normal, si se sigue dejando perderemos las más grandes virtudes patrioticas, y eso no es admisible por quienes hemos apostado toda la vida a nuestra revolución social. Eso es y será siempre involución. Me ha gustado este trabajo serio y necesario.Hay que seguir apegados a la verdad, la sencillez, la humildad para que todo cuanto hacemos tenga sentido.Ser honrados, cueste lo que cueste.

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    • el 15 septiembre, 2017 a las 3:31 pm
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      Gracias por su comentario, Eva. Necesitamos ponderar la humildad y la honradez por sobre todas las cosas y, claro, hacer frente a la corrupción que es un mal putrefacto para toda sociedad.

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  • el 29 agosto, 2017 a las 1:03 pm
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    Hola Yudith,
    Muy bueno tu artículo y muy valiente incluir esas alarmantes cifras. El hecho de que “muchas veces se hacen públicos los datos, pero se callan las identidades que hay detrás de los números” ayuda a que la corrupción goce de tan buena salud, para seguir con tu metáfora. Siempre decimos que identificar el problema es parte de la solución, tu parte está hecha, ojalá los que tienen la cura en la mano no se estén beneficiando de la epidemia.
    Mis saludos,
    Henry

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  • el 28 agosto, 2017 a las 11:37 pm
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    La corrupcion es la consecuencia de la desorganizacion y las carencias. Mientras el Estado Cubano no se lance al mismo fondo de la corrupcion, que abarca la piramide completa de arriba a abajo nuestra situacion economica seguira siendo deficiente.
    La poblacion ha perdido confianza en quienes nos dirigen porque es el gobierno de administrar los bienes de todos y todos sabemos que hasta ahora eso no ha funcionado y resulta que hasta los atisbos de cuentapropismo han sido frenar porque se contagiaron y aprovechan del descontrol, desvio corrupto de recursos y robos al estado disimulando o alterando los ingresos y haciendo falsas declaraciones. E Gobierno tiene que ser implacable con esas manifestaciones que son mas peligrosas para nuestro sistema social que las campanas de USA.

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    • el 29 agosto, 2017 a las 11:08 am
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      Heriberto, la desorganización y las carencias pueden contarse entre las causas de la corrupción, pero no son las únicas. En cuanto a lo que dice sobre el sector cuentapropista, no creo que sea contagio, sino que trasladan los mismos vicios y mañas del sector estatal. Por otra parte, es sabido que mientras no se les venda de manera mayorista y a precios que puedan ser competitivos los recursos que necesitan para su actividad, la fuente de suministro será el propio Estado, pero ellos no pusieron las reglas de ese juego.
      Gracias por comentar.

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  • el 28 agosto, 2017 a las 11:26 pm
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    Hola Yudith:
    Hiciste referencia al dato sobre el monto , pero recomiendo varios artículos más exponiendo las causas y brindar más transparencia. Debemos aprender a jugar con el mono y la cadena, su artículo sigue dejando en el anonimato a los culpables. Leo esta versión digital desde muy lejos y la cantidad de artículos exponiendo a los culpables por cada caso de corrupción que se identifica en el quehacer diario de la provincia es casi nulo , por tanto el seguimiento no es sistemático…cuando cada gerente de tienda, cada director de empresa vea que la prensa provincial los expone ante actos de corrupción , indolencia o vandalismo verán los resultados muy pronto. Deberían los directores de empresa ir a los negocios “privados” y que aprendan como de manera simple el dueño de esa paladar o cafetería minimiza los actos de robo. Claro eso tiene una correspondencia muy lineal a la remuneración que recibe ese trabajador en el sector privado y en el sector estatal, pero no lo es todo en la ecuación ya que la variable remuneración no explica por qué el directivo permite que roben en la empresa que el dirige….como verá Yudith hay mucha tela por donde cortar , lo que hace falta es el “sastre” adecuado…de lo contrario sigue siendo “de-sastre”

    saludos

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    • el 29 agosto, 2017 a las 10:57 am
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      Estoy de acuerdo con usted, Hassan, hay mucha tela por donde cortar. Necesitamos ir más allá de los comentarios y escribir reportajes en profundidad donde esas cifras vengan acompañadas de los nombres y apellidos que las provocaron, se transparente el delito en cuenstión y la medida tomada. Muchas veces se hacen públicos los datos, pero se callan las identidades que hay detrás de los números. Como bien dice usted, hacerlo ayuaría a frenar el fenómeno. Saludos.

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  • el 28 agosto, 2017 a las 4:54 pm
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    Hay mucha pero mucha corrupcion, los recursos del estado son robados de las formas mas burdas, el trapicheo y el descaro es constante y los jovenes mirando e imitando en muchos casos.

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    • el 29 agosto, 2017 a las 10:44 am
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      Cubana, tiene razón. Por desgracia, el trapicheo y el robo son tan frecuentes que hasta ya se ve como normal.

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      • el 4 septiembre, 2017 a las 8:26 am
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        Excelente comentario mi querida periodista,no busquemos soluciones en otras partes si los reponsables de todo ese mal somos nosotros mismos. ¿Quien autoriza o permite la reventa y venta de los articulos? El propio gobierno.
        Y te tengo otra pregunta; es verdad que hay mucha corrupcion pero tambien es verdad que los dirigentes honestos que quedan todavia,los hacen tierra y los sacan del medio porque no convienen.
        Hoy estamos viviendo un universo muy complejo.

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