Marialili, de Cienfuegos, ya tiene su pareja

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De un tiempo acá, todo el que transitaba por la carretera de acceso a consejo popular Arriete-Ciego Montero, en la provincia de Cienfuegos, le ha llamado la atención la presencia de una cebra en el patio o los alrededores de una vivienda, cuyo portón de entrada identifica la finca El Correo.

Desde hace apenas unos días los transeúntes que van o regresan de esta porción del territorio palmireño —famosa por sus baños medicinales, agua mineral, historia y cultura— se ha dado cuenta de que Marialili, nombre de la équida, ya tiene al fin su pareja.

Traído de las praderas africanas del Zoologico Nacional, el ejemplar macho, que han bautizado como Niquero, está en proceso de adaptación a sus nuevos predios. Por momentos se le puede ver en franco “requiebro” por la conquista con su congénere, mientras ambos buscan el entendiemiento mutuo, a su forma, por supuesto, como es natural en tales circunstancias primigenias.

Lázaro Hernández Iznaga, usufructuario de El Correo, y amante de la genética en la ganadería, asegura que si alguna vez Cienfuegos dispone de su zoológico, ya tiene su avance aquí con esta pareja de animales exóticos, cuya prole podría ser donada a la futura instalación. Por lo pronto, quien así lo desee puede optar por visitar la finca y contemplar de cerca esta maravilla de la naturaleza.

“El Brigada”, como muchos llaman a Hernández Iznaga, recuerda su experiencia personal con la terapia asistida con animales, cuya práctica inició con la equinoterapia mientras fue oficial de la “Canina” en el Ministerio del Interior y posteriormente en el asentamiento ciegomonterense.

“Los conocimientos sobre esta técnica, comenta, demuestran que con solo la contemplación de cuadrúpedos como estos podrían compensarse necesidades afectivas; sobre todo en los niños y jóvenes en general. Tal contacto, además de conocer sobre sus características genéticas y otros datos de interés, posibilita una suerte de de ‘muda conversación’ a través de señas, sonrisas y hasta las miradas de sorpresa y cariño, en particular para aquellos infantes con necesidades educativas especiales, entre los que se encuentran los niños autistas”.

Desde luego, a juicio de Lázaro, para Marialili y Niquero media un periodo de compenetración, para luego comenzar un trabajo de socialización, a fin de acercar cada vez más el trato e interacción entre los humanos y la única pareja de su tipo en la provincia.

Etimológicamente, la palabra cebra, que utilizan los hablantes del español, deriva del nombre del “zevro/a” o “cebro/a”, un équido salvaje que habitó la península ibérica por lo menos hasta bastante avanzada la Edad Media.​ Cuando los portugueses empezaron a explorar el litoral africano y llegaron al cabo de Buena Esperanza, a finales del siglo XV, se encontraron con las cuagas, una subespecie de la cebra común, que por su aspecto y carácter salvaje, les debieron recordar a los zebros, por lo cual les dieron el nombre de zevras.

A su vez, zevra y el masculino zevro proceden del latín equiferus (‘caballo salvaje’). Curioso, ¿verdad?​

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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