Los “mágicos” efluvios de laurel

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El laurel es una de las especias más comunes en la culinaria del mundo. En la mayoría de los países la cocina utiliza esas hojas aromáticas para aderezar guisos, sopas, potajes, estofados, arroces salteados o con frijoles, entre otros exquisitos platos. De ahí que sea de los condimentos más demandados en regiones del Mediterráneo y del Asia Menor, de donde es oriundo, el Caribe, el Sudeste Asiático y en Sudamérica.

Sin embargo, además de aportar a las comidas un sabor sutil y distintivo, esta planta posee otras propiedades que le confieren un destacado papel medioambiental, además de los beneficios para la salud humana en otras maneras de aprovecharla.

Más allá de un símbolo

Desde la antigüedad clásica hasta nuestros días, el laurel ha simbolizado la gloria, el triunfo, el poder y la sabiduría, de ahí que personalidades y figuras famosas de la política, la ciencia y el arte lucían ramas de la planta en sus testas. Asimismo, se le vincula a la protección y la prosperidad.

Sin embargo, existen otros usos del Laurus nobilis, por su nombre científico, menos conocidos. Por ejemplo, hervir esas hojas es uno de esos trucos caseros que combinan lo natural, lo sensorial y lo simbólico capaz de transformar el ambiente del hogar.

Al ponerla en ebullición, se liberan propiedades del vegetal que pueden transformar el ambiente. Desde purificar el aire hasta relajar el cuerpo y la mente, luego este proceder se convierte en un ritual sencillo que muchos eligen incorporar en su rutina cotidiana.

El vapor del laurel actúa como un purificador natural. Cuando se calienta, expulsa compuestos volátiles que ayudan a neutralizar olores fuertes de la cocina, el humo o el encierro. También tiene propiedades antimicrobianas que reducen la presencia de bacterias en el ambiente.

Una buena forma de aprovecharlo es hervir unas cuantas hojas en una olla con agua durante diez minutos y dejar que el vapor se expanda por la casa. El aroma es cálido y herbal, ideal para renovar el aire sin recurrir a aerosoles o fragancias sintéticas.

Otro de los motivos por los cuales muchos recomiendan hervir laurel es su efecto descongestionante. El vapor que desprende contiene eucaliptol, un compuesto natural que ayuda a abrir las vías respiratorias y aliviar la congestión nasal leve.

Si hay resfrío o sensación de pesadez por alergias, bastan unas cuantas de esas hojuelas hervidas para sentir alivio. Algunas personas incluso colocan el recipiente en una habitación y dejan que el vapor actúe mientras descansan o se relajan.

Por otra parte, el aroma del laurel tiene un efecto calmante. Cuando se inhala, estimula zonas del cerebro vinculadas a la relajación y el bienestar. Por eso, después de un día largo o durante una tarde tranquila el hervor de esta “mágica” planta puede convertirse en un pequeño ritual antiestrés.

Muchos lo comparan con encender una vela aromática o usar aceites esenciales. La diferencia está en que el laurel es completamente natural, económico y fácil de conseguir. Además, puede combinarse con otras hierbas, como lavanda o manzanilla, para potenciar su efecto relajante.

Otro de los beneficios, y tal vez poco conocido, pero muy útil es que el olor del laurel resulta desagradable para mosquitos, moscas y cucarachas. Entonces, dejar que el vapor se extienda por los ambientes ayuda a mantener alejados a estos visitantes indeseados.

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También se pueden colocar hojas secas en rincones estratégicos, dentro de cajones o cerca de ventanas. Es una forma ecológica y sin químicos de proteger la casa de los molestos artrópodos, sobre todo en los meses cálidos.

Ahora bien, más allá de lo físico, muchas personas recurren al laurel para una limpieza energética. Según las tradiciones populares, hervir sus hojas y dejar que el vapor recorra los ambientes ayuda a eliminar “energías pesadas” o estancadas, aportando una sensación de equilibrio y renovación.

No se trata de magia, sino de un momento simbólico, el propio acto de hervir las hojas, respirar su aroma y abrir las ventanas puede funcionar como una pausa consciente para renovar el ánimo y el espacio.

Hay chefs reconocidos que aconsejan poner hojas de este tipo en los asados, ya sea en parrillas o en el horno.  Según esos criterios esta operación le aporta a las carnes un aroma único y un sabor especial cuando se colocan sobre las brasas o directamente al cárnico.

Y como si fuera poco, otra de las bondades de la planta consiste en consumir te de laurel en ayuna. Con esa bebida, según los entendidos en la materia se combate la diabetes, bajan los triglicéridos, reduce el ácido úrico, ayuda contra la gota, contrarresta el colesterol malo u disminuye la ansiedad.¿Qué le parece?

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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