Escuela de Autismo Vilma Espín Guillois: Un sitio especial para personas especiales
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Es martes en la mañana y un ajetreo un tanto diferente al habitual caracteriza a la Escuela Especial de Atención al Autismo Vilma Espín Guillois, de la ciudad de Cienfuegos. Y no es para menos; coinciden dos momentos trascendentes: la visita de los Pastores por la paz y el fin de un nuevo curso escolar.
Todo es alborozo y belleza, en el lugar donde abundan el amor y la maravilla de la enseñanza a pequeños con diagnóstico de autismo, cuyas edades oscilan entre los tres y 17 años.
Valoraciones de una madre agradecida
Para comprender la obra que en tan especial sitio se materializa basta con ver a sus niños asumir diversas actividades o bailar con los visitantes, jugar con sus padres en el parque que complementa a la instalación docente. Si todo ello no fuera suficiente, bastaría – entonces- la opinión de Irina Sobrino, una de las madres y delegada del plantel: “gracias a la escuela ya yo entiendo a mi niño, él me sabe decir lo que quiere, cuándo tiene un dolor, pero además, ha aprendido muchas cosas que para la vida las necesita, para su integración a la sociedad”.
Para Irina, capaz de convertirse en artista y tomar parte en un coro, una de las modalidades para integrar a las familias la escuela es una bendición. “Hoy por hoy ya puedo llevar el niño al parque, puede hacer una cola detrás de otro niño para tirarse de una canal, por ejemplo, y esas cosas se las tenemos que agradecer a la escuela que nos guía, a nosotros como padres y a ellos como niños”.
“Realmente si no existiera el vínculo familia- escuela sería muy difícil encontrar el resultado, porque nosotros les transmitimos al centro las inquietudes y lo que pensamos sería prioritario de acuerdo a sus necesidades. Si se desvinculan familia y escuela, entonces realmente el trabajo no saldría”.
Directora Orgullosa
“Estoy muy contenta de haber terminado el curso con la incorporación de la familia, que es algo muy importante. Sin el apoyo familiar, sin su cooperación, la escuela no puede hacer todo lo que conlleva trabajar con niños diagnóstico de autismo, además, es una enseñanza especial”. Así me responde la Máster en Educación Especial, Tania González Fonseca, Directora de la “Vilma Espín Guillois”, en la ciudad cabecera provincial.
Hay mucho de que enorgullecerse, pero Tania, como todos le dicen, lo puntualiza bien: “Un curso que se terminó con resultados, porque se demostró cómo la escuela está preparando laboralmente a los estudiantes y después los incorporamos al mismo centro, eso es un logro. Otro logro tiene que ver con la enseñanza de los métodos que se aplican, como es el caso de la electro escritura; pues muchos niños que entraron aquí en el salón de estimulación temprana ya tienen lenguaje verbal. Es muy importante para la familia que estos infantes incorporen palabras al vocabulario, y ya cuando tengan siete u ocho años puedan entonces leer y escribir oracionalmente, que es el objetivo nuestro, es nuestra misión”.
Pero ahí no termina todo. Ya con la mira puesta en el nuevo calendario, la orgullosa directora tiene bien definidos los propósitos del próximo curso escolar: “Nos proponemos seguir incorporando estos programas novedosos; llevar métodos al hogar para la enseñanza de la lectura y la escritura, que es lo más importante pues los niños entran a la escuela, prácticamente, sin lenguaje verbal y aquí es donde adquieren ese lenguaje”.
Es martes en la mañana y el ajetreo continuó en la Escuela Especial de Atención al Autismo Vilma Espín Guillois, más allá de la vista de los integrantes de la Trigésima Caravana de Pastores por la Paz. Concluye el curso y el centro solo entra en un reposo necesario para perfilar todos los detalles. Entonces volverán en septiembre con una nueva carga de amor y entrega, por y para niños muy especiales.
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