El chisme, ese dañino flagelo
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Por idiosincrasia, el cubano es curioso, algo que en buen criollo algunas veces puede traducirse como chismoso; y de un tiempo a esta parte este antivalor ha aumentado, directamente proporcional a la crisis que vive la sociedad cubana, donde todo escasea, hasta la vergüenza ajena.
Te abordan en los lugares públicos, y sin mediar confianza, cercanía ni parentesco, espetan interrogantes personales sin el menor respeto a la privacidad y la intimidad:
“¡Pero qué gordura, pareces una “puerca”! ¿Te sucede algo? ¡Estás muerta de flaca! ¿Vendiste la casa, en cuánto? ¿Por qué no te buscas una pareja? ¿Cuánto ganas? ¿Recibes remesa? ¿Pero estás loca, cómo se te ocurre dar clases en una Secundaria?…”.
Estás son solo preguntitas de mi experiencia personal y son literales, porque en realidad las personas mal educadas, que trasgreden a cada minuto la privacidad de los demás, crecen cada día como la mala hierba en primavera. Te desnudan en segundos, porque realmente no esperas que te interroguen de esa manera, en profundidad y sin reparos, hasta sorprenderte “fuera de base”.
Y no crea que son solo personas ignorantes, de pocos estudios, no, de que los hay los hay, y entre mayor es su preparación más aguda resulta la “curiosidad” rayana a la chismosería superlativa que lacera.
“¿Dónde compraste el picadillo, aceite y salchichas? ¿Cuánto te costaron? ¿Pero tanto?, ¿y de dónde sacaste, no hay salario que respalde?”. Porque hasta conocen que los periodistas somos los profesionales más mal pagados de la lista.
Todos los productos de marras venían en jabas dobles, sin embargo, esta mutación de la especie humana ha desarrollado una capacidad oftalmológica que traspasa las barreras de lo casi imposible; “taladran” desde el iris las envolturas. Yo diría que tienen un escáner visual natural.
¿Cómo podría aprovecharse esa “cualidad” investigativa para bien de la sociedad? Sí, porque trocar lo malo en bueno sería una oportunidad para ayudar al prójimo, ese que sabemos pasa en blanco la mayoría de los turnos de alimentación, porque sus escasos recursos no le alcanzan.
Con esas estadísticas los trabajadores sociales y clasificadores de vulnerables, podrían nutrirse, y aprovechar para ayudar, ser solidario, compartir lo que se tiene, sin embargo, no resulta así, por lo general estas personas resultan criticadas por los chismosos empedernidos, porque ellos, los de la lengua larga, carecen de humanidad.
También suman a la lista aquellos que le van con el cuento a los jefes o a los que deciden, desde una posición de control, para escalar y buscar aprobación; quienes por desgracia prestan oídos a esa plaga, y le “ponen el pie”, a su subordinado, porque alguien decidió calumniarlo e inventar un chisme que demerite su trabajo y actitud ante la vida.
Creo y no exagero, que en algún momento todos hemos sido, de alguna manera, partes de un chisme: desde emisor, receptor y hasta víctima, a veces sin saber por qué pende sobre nosotros una espada de Damocles sin encontrar respuesta, sucede que detrás se esconde una calumnia.
Según establece el Código Penal: “Con frecuencia se presentan dudas por parte de los tribunales municipales en cuanto a la diferenciación entre los delitos de difamación, calumnia e injuria y como consecuencia de ello, en ocasiones hechos similares son juzgados por dichos tribunales como constitutivos de un delito de difamación, y por el Tribunal Provincial como constitutivos de un delito de calumnia o injuria (…)”.
Así las cosas, es preciso poner cuidado en lo que se divulga por las esquinas, el barrio, las colas, porque a veces resulta una “inocente” curiosidad, pero en otras, deviene en calumnia, y ahí el asunto puede tornarse serio, porque la pauta está dictada, en lo legal y en lo social. Mi consejo es respetar la limitación de la privacidad, o tener preparadas unas buenas respuestas que espanten a los “curiosos”.
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Lo disfruté mucho. Un abrazo
Gracias, Mercy, viniendo de la jefa es apreciado más el comentario, pague estimulación por la repercusión social!!! De sobra sabes que nunca, lamebotas, ni tú, ni yo, y eso cuesta, pagamos el precio, gracias reiteradas
Y ojalá que los “curiosos” te lean. Te sorprenden en todos los lugares.
Gracias por leernos y comentar, profe, muchos leen, más de los que pensamos, abrazo
Muy certero el comentario, detras de eso creo existe el sentimiento de envidia caldo de cultivo del chisme
También es otro antivalor, la envidia, que hace daño, más a quien padece está enfermedad que al envidiado, gracias por leernos y comentar, la autora