Cualquiera puede caer en la droga, pero todos pueden evitarlo

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En su ya larga trayectoria de 25 años como médico y once en el ejercicio especializado de la psiquiatría infantil, la doctora Mileydis Quintero Estévez ha conocido historias desgarradoras, que a pesar del tiempo la conmueven hasta las lágrimas. Entre ellas, varias asociadas al consumo de drogas, un problema preocupante por su impacto creciente en edades cada vez más tempranas.

No olvida al niño de apenas 9 años, de una familia disfuncional y monoparental, con un padre violento y de ideas retrógradas que fue obligado por este a consumir el llamado “químico” para “hacerse hombre”, con terribles consecuencias en su salud física y mental.

Tampoco a la adolescente de doce años, que durante 21 días permaneció en un estado de coma profundo, tras una inhalación de hachís. Era hija de profesionales y con excelente situación económica, pero con carencias afectivas y de comunicación, a causa de encontrarse sus padres en el extranjero.

La influencia del grupo –donde la manipularon para beneficiarse de su solvencia económica- y la necesidad de ser aceptada la llevaron a caer en ese juego de muerte.

Madre ella misma de una hija adolescente y actualmente con la responsabilidad de dirigir la Red de Salud Mental de la Dirección General de Salud en Cienfuegos, la doctora Mileydis alerta a las familias, a los padres, sobre una situación que no puede minimizarse, pues tiene un impacto creciente en la actualidad.

A pesar de los múltiples  tipos de drogas, ella ahonda en el cannabinoides sintético, conocido como “químico” o “papelito”, por resultar ahora el de mayor incidencia y con alta nocividad.

Se trata de un compuesto hecho en laboratorio, con la mezcla de sustancias muy tóxicas como el formol, fertilizantes, cloro…

“Para aumentarlo, los traficantes también suelen añadirle hierbas secas como el orégano y la salvia. Se consume como picadura en cigarrillos tradicionales y electrónicos. También se fabrica a manera de espray, que se rocía en pedacitos de papel”.

Asegura la doctora Quintero Estévez que los consumidores buscan efectos como la deshinibicion, el hiperotismo, sentir emociones fuertes y el desconocimiento los lleva a no medir las consecuencias.

“Hasta el momento, los cannabinoides sintéticos son propiamente difíciles de detectar, pero sus efectos son notables. Estos pueden ir desde la irritabilidad, la pérdida del autocontrol, la conducta violenta o depresiva, el incremento o la falta de sueño y hasta el intento suicida”.

En cuanto a la salud física puede provocar vómitos, convulsiones, palpitaciones, afectación de los órganos diana, sobre todo del hígado, así como taquicardias desmedidas hasta llevar a paro cardíaco y la muerte.

Pero más allá de vigilar posibles síntomas de consumo, lo primordial resulta la prevención y que los jóvenes y adolescentes se alejen conscientemente de estas prácticas dañinas.

Asegura la especialista que ello depende en gran medida de la influencia social y familiar. En este sentido, los miembros del hogar juegan un papel fundamental en cuanto a la comunicación, el afecto y la confianza.

Apunta la doctora Mileydis que la presión del grupo de amigos y la búsqueda de la aceptación pueden constituir un camino hacia la drogadicción, de ahí la necesidad de conocer las amistades y el ambiente en el que se relacionan los adolescentes. De modo similar, el exceso de tiempo libre, la falta de control y la disponibilidad de recursos más allá de los necesarios a esta edad también son condiciones que favorecen.

La doctora Mileydis Quintero Estévez dirige la Red de Salud Mental de la Dirección General de Salud en Cienfuegos./Foto: De la autora

En su práctica profesional la doctora Mileydis aprecia escasa percepción de riesgo sobre el tema y la persistencia de tabúes como que este problema solo afecta a personas marginales, procedentes de hogares disfuncionales. Sin embargo, la realidad demuestra que puede ser a cualquiera.

“Los adolescentes son muy creativos, siempre están inventando y buscando las formas más asequibles para ellos. En la actualidad, por ejemplo, el aumento del precio del cigarro ha provocado que descienda el consumo de esta droga legal pero ha incrementado el químico”.

Alerta que cualquier cambio radical en la conducta de un adolescente puede ser la señal de una causa que los padres deben conocer y manejar para evitar que existan conductas negativas.

 Sin asfixiarlos pero hay que inmiscuirse con ellos, proponerles actividades sanas dentro del grupo, ser veladores de lo que hacen. Cualquiera puede caer, pero todos pueden evitarlo si van de la mano del amor, la confianza, el apoyo y el conocimiento”.

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Marian Cabrera Ruiz

Periodista graduada en la UCLV Marta Abreu, de Las Villas. Capitana del Ministerio del Interior.

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