Consideraciones elefantinas

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Nunca he visto un juego de béisbol desde el palco de la prensa, aunque no critico ─por supuesto─ a quienes lo hacen por las características de su trabajo o porque así lo prefieren. Me gusta estar en las gradas duras y molestas, porque allí escucho opiniones, consideraciones, críticas, elogios… No puede olvidarse que los cubanos nos creemos saber mucho de pelota, medicina y periodismo.

Siempre me he colgado la cámara al hombro, pago la entrada (porque tampoco soy dado a presentar la credencial de acceso libre) y me voy al graderío. Y no es exceso de modestia. Es sencillamente porque soy así y así me moriré.

Veo béisbol desde que tenía seis años, cuando el bueno de mi padrastro me llevaba de la mano al estadio Augusto César Sandino, en mi natal ciudad de Santa Clara, a disfrutar del virtuosismo de los Azucareros y a aplaudirlos. No olvido que un día me recosté en un asiento de los que están sobre “la cueva” del home club y me fui para atrás. En mi cuero cabelludo está la marca de una herida, como símbolo inequívoco de mi gusto por el juego de las bolas y los strikes. Los cuatro puntos de sutura me los dio el médico del equipo villareño. ¡Todo un honor!, pues en ese entonces soñaba con integrar algún día la nómina de esa prestigiosa selección.

Ya las enfermedades propias de la edad o del destino me privan de ir a todos los juegos al 5 de Septiembre, como quisiera. No obstante, jamás me separo del pequeño radio para escuchar la narración de mis amigos Digno Rodríguez, Reinier Cejas y Osvaldo Vega. Desde hace 38 años, cuando vine a vivir a esta provincia, soy seguidor de los Elefantes, en las buenas y en las malas. Por eso siento tener el derecho de opinar y dar mis consideraciones sobre el actuar de la selección en esta 62 Serie Nacional.

Par cualquier análisis se debe partir de que el equipo de Cienfuegos llegó a algún momento estar en planos estelares de la Serie Nacional. Y el gigante terreno de Bonnebal se abarrotaba de aficionados. Pero “nada dura mil años ni hay cuerpo que lo resista”. Comenzó un día el éxodo hacia al exterior y en el interior, el que se ha mantenido. Solo mencionaré a “Pito” Abreu, Erisbel Arruebarrena, Noelvis Entenza…, y más recientemente, César Prieto. Es una realidad que pesa mucho, no solo para el Cienfuegos, sino también para otros conjuntos del país.

Los que están hoy son los que hay. Y son ellos los que visten con orgullo el uniforme de los Elefantes, quienes juegan a las 10 de la mañana o a las 2 de la tarde, bajo un sol inclemente, los que se “fajan” con la pelota y quieren ganar, los que perciben una remuneración salarial bastante baja, de acuerdo con los precios inflacionarios tan desmedidos y ascendentes…

A la Luna no se llega con una escalera de bomberos. ¿Qué ha fallado el picheo?, es cierto. ¿Qué la defensa no ha presentado sus mejores galas?, también es verdad. Las carreras no han alcanzado para terminar con victoria juegos que parecían ganados “de calle”, aunque la ofensiva se ha comportado bastante bien y las estadísticas así lo indican.

A eso hay que sumarle que las subseries a cinco juegos no permiten ordenar la rotación adecuada del staff de picheo y lo desordenan todo. Pienso que se deban a imponderables económicos y la poca disponibilidad de combustible. Sin embargo, hay que tener en cuenta ese inconveniente, por demás aburrido, en cualquier valoración.

Sobre la tierra nadie ni nada es perfecto. ¿Acaso es Cienfuegos el único equipo con resultados no favorables hasta el momento? ¿Y el de Granma, campeón de campeones? ¿Y los Leones de la capital?

No creo que resulte feliz “hacer leña del árbol caído”. Pero somos demasiado dados a las críticas desmedidas. Las redes sociales se han inundado de sátiras, frases irrespetuosas, cuestionamientos sin fundamento adecuado ni conocimientos de causa…

También han publicado criterios con recomendaciones muy valiosas, como el que leí recientemente y que sugería ir a los campos, a la zona montañosa… y encontrar a los prospectos. Así dieron un día con esa gloria deportiva y persona maravillosa que se nombra Antonio Muñoz. Pero esa no puede ser tarea del equipo técnico del conjunto; debe corresponderle a otros directivos y entrenadores.

Jamás olvido que un domingo visité a un amigo en un asentamiento cercano al desaparecido central Guillermo Moncada, en el municipio de Abreus, quien me invitó a presenciar un juego de pelota en un terrenito rústico en la llamada Loma del Chivo. En el encuentro, un muchacho espigado, fuerte, de solo 14 años, maniató a los bateadores del equipo contrario, todos de mucha más edad que él. No hubo quien le bateara libremente. La velocidad de los lanzamientos era impresionable. Le dije a su papá que hablaría con el comisionado provincial de béisbol para que lo valoraran los entrenadores de la Escuela de Iniciación Deportiva (Eide) cienfueguera. Así lo hice. Vinieron el lunes siguiente, llenos de entusiasmo. Y el jefe de los preparadores de ese centro apenas los miró y les dijo a padre e hijo, sin contemplación alguna, que la matrícula estaba completa y cerrada. Así resulta imposible.

Regresemos al tema principal. He tenido la posibilidad de conversar bastante con Jorge Robeisy Rodríguez, director de los Elefantes. En una reciente entrevista que le hice afirmó que la pretensión era clasificar entre los ocho equipos que estarían en los play off, fortalecer la unidad y mantener el entusiasmo y la disciplina. ¿Por qué no? No puede vivirse ni hacerse sin objetivos, compromisos y sueños.

Hace unas horas hablamos del barraje agresivo que inunda las redes sociales y me atrevo a publicar, sin contar con su aprobación, lo que me comentó: “Es triste que la afición opine de ese modo de nuestros deportistas, que hagan comentarios tan negativos y hasta ofensivos. Creo que se ha perdió mucho el respeto hacia las personas. No justifico nada, pero algo sí te puedo decir: los muchachos quieren e intentan ganar, pero psicológicamente los lanzadores no logran sobreponerse. El buen ánimo existe, el deseo de vencer está presente en todos los juegos, pero no han salido bien los resultados.

“Nosotros seguiremos trabajando para alcanzar la mayor cantidad de victorias posibles. No nos vamos a cansar. Son atletas jóvenes que todavía están en formación”.

Cienfuegueros, aficionados: “La pelota es redonda y viene en caja cuadrada”. Respetemos, porque ─lo reitero─ nadie ni nada es perfecto sobre la faz de la tierra.

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Ramón Barreras Ferrán

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos.

Un Comentario en “Consideraciones elefantinas

  • el 24 abril, 2023 a las 4:02 pm
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    Barreras, eso que tú hiciste en Loma del Chivo, eso es lo que tienen que hacer los que viven de dirigir el beisbol en Cienfuegos. Salir a los pueblos, a los campos y veredas, como hizo un día “Natilla” Jiménez y descubrió a Antonio Muñoz y como hacía el incansable “Curro” Leyva, porque me consta como le cayó a mi mamá para convencerla de meter a mi hermano en la EIDE. Yo escuchaba después del Clásico como un pelotero dominicano le espetaba a peloteros boricuas sobre la necesidad que tienen los jóvenes dominicanos de ser buenos y llegar a Grandes Ligas por la situación económica del país, porque no tenían becas aseguradas en Universidades norteamericanas, porque si no rinden no tienen empleo seguro. Lo importante es luchar por lo nuestro y el beisbol es un estandarte que todos debemos defender y el éxodo se combate buscando nuevos talentos, trabajando duro en la base porque R. Dominicana tiene menos población que nosotros y lleva muchos peloteros a planos estelares y nosotros tenemos más tradición que ellos. Me parece muy oportuno tu comentario Ramón. Gracias por ese periodismo.

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