Cienfuegos, la industrial
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Cienfuegos siempre fue punto de referencia del desarrollo isleño, incluso, a pocos años de su fundación. La naturaleza ha sido pródiga con ella, pues la dotó de recursos tan esenciales como agua (en la rada desembocan cuatro grandes ríos: Damují, Salado, Caunao y Arimao), fértiles tierras (aptas para la agricultura, ganadería, minería…) y una bahía excepcional, alrededor de la cual (y un poco más allá) se levanta un poderoso polo industrial.
Sin embargo, no es hasta 1959, con el triunfo de la Revolución, que se inicia aquí el verdadero despegue en la construcción de disímiles e importantes fábricas para la economía regional y de Cuba, como la de Motores Diésel (hoy Oleohidrálica), la Terminal de Embarque de Azúcar a Granel Tricontinental y la central termoeléctrica (poseía un dúo de unidades checas). Las dos primeras, con la impronta de Ernesto Guevara de la Serna, entonces ministro de Industria.
Después vendrían otras factorías: de Elementos para Riego por Aspersión y de Cemento, Molino de Trigo, Procesadora de Cereales, central azucarero 5 de Septiembre, el Puerto (incluido el Pesquero), de Fertilizantes Nitrogenados, Combinado Lácteo, de Alcoholes Finos, Papelera de Abreus, ampliación de la “Carlos Manuel de Céspedes” (dos unidades japonesas) y la “NPK” para la producción de abonos con nitrógeno, fósforo y potasio, entre otras.
Pero el show constructivo se lo robaron la Central Electronuclear de Juraguá y la Refinería de Petróleo, paralizadas en su momento debido a la desaparición de la URSS y el campo socialista. La segunda corrió posteriormente mejor destino, pues inversiones de la República Bolivariana de Venezuela (con el empeño particular del presidente Hugo Chávez), lograron su modernización y reactivación.
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