Alejandro y la agronomía, entre vocación y convicción

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Ante la encrucijada de seguir en la carrera de Agronomía o pasarse a la ingeniería química, Alejandro Rodríguez Suárez optó por lo primero. Desde que estudiaba en el preuniversitario Julio Antonio Mella, de la ciudad de Cienfuegos, se propuso dedicarse a la ciencia de las probetas y las fórmulas, pero los promedios académicos le jugaron una mala pasada.

“Entré a la Universidad Carlos Rafael Rodríguez, cuenta el joven, con la idea fija de alcanzar una calificación de 4,5 puntos o más para poder cambiar de perfil…y lo logré, solo que a la hora cero ya mis intereses eran otros, y la vocación fue vencida por la convicción de ligar mi vida profesional a las bondades de la tierra, y argumenta:

“Existe el criterio errado de que el agrónomo necesariamente está asociado al agricultor, con la guataca al hombro o montado en un caballo recorriendo los campos; sin embargo, aunque neceramiente tiene que haber un estrecho vínculo con el entorno rural, no puede soslayarse que hablamos de una ciencia natural portadora de un amplio caudal de conocimientos y saberes. Cuando uno la estudia y te nutres de ella te das cuenta de que estamos en presencia de un universo fascinante, capaz de develar procesos biológicos de extremo interés intelectual”.

Empero, otros derroteros le esperaban a las puertas del centro de altos estudios, cuando, con el título bajo el brazo, comenzó a trabajar como adiestrado en la Empresa Labiofam Cienfuegos. Lejos estaba de pensar siquiera que en lo adelante el mundo de las investigaciones cientíticas darían un nuevo giro al sentido de su formación.

“La oportunidad fue casi fortuita, pues la necesidad de ocupar una plaza en el departamento de Investigación y Desarrollo de Productos Naturales, me abrió las puertas. Actualmente dirijo el proyeto para cuatro fármacos de uso veterinario y tenemos en plan, para este propio año, otros tres nuevos, dos antiparasitarios y otro antiséptico”, explica.

Entonces, el actual maestrante de Agricultura sostenible habla con entusiasmo de los avances del ZeoyaVet y el GuayteVet. El primero un antidiarreico oral, el otro con igual fin terapéutico, pero en solución hidroalhohólica. “Ambos, precisa, están dirigidos al tratamiento del cuadro gastroentérico en especies porcinas, bovinas, ovinas, caprinas y cunículas, sobre todo en el control de diarreas con sangre o disentería”.

Y como su afán por aportar con sus conocimientos al desarrollo de esta industria biofarmarcéutica no tiene fin, se refiere a otros de los prospectos muy prometedores para determinadas patologías presentes en la ganadería cubana.

“Se trata del AnaproVet, cuenta, un medicamento destinado a la cura de infecciones vaginales por partos en reproductoras porcinas y vacunas, y el OtiproVet, que son gotas óticas para el proceder médico en caso de la otitis canina, felina y cunícula”.

¿Sueños y metas profesionales?

“Por lo pronto, continuar la superación constante, y mi principal ambición es alcanzar un doctorado, cuya tesis tiene que vincularse, como es lógico, con alguno de los temas de los proyectos investigativos en los que me encuentro inmerso. Veo en esas metas la mejor forma de aportar a la sociedad, como el servidor público que soy, en aras de contribuir desde mi especialidad a la salud animal, que es, en definitiva, mi retribución para lograr un mundo sostenible y perdurable en el tiempo”.

Y el joven investigador recuerda las palabras del líder histórico de la Revolución, Comandante en Jefe Fidel Castro, quien sentenció que el futuro de Cuba debía ser inexorablemente de hombres de ciencia. “Como continuidad tenemos la obligación de ser consecuentes con ese precepto fidelista, y que nuestras generaciones, la actual y las por venir, seamos fieles guardianes del medio ambiente y apliquemos tecnologías amigables con el entorno natural”, aseguró el otrora dirigente estudiantil, quien se siente muy orgulloso de poseer la doble militancia, la del Partido y de la Juventud Comunista.

“¿En mis ratos libres? …pues leer me fascina, sobre todo textos de historia y novelas de ficción; disfruto la poesía y hasta me inspiro de vez en cuando y escribo versos. De la música, prefiero las canciones con letras de contenido, de autores como Vicente Feliú, Buena Fe y Ricardo Arjona… también tengo mi pequeña parcela para no olvidadarme de la agronomía y en ella cultivo todo tipo de hortalizas y vegetales, ah, con métodos agroecológicos y técnicas modernas…

“Por supuesto, como admirador de la belleza femenina y eterno enamorado no puede faltar la novia de mis sueños. A Analianay Sánchez Sánchez le he entregado todo mi amor desde los años mozos de la Universidad, cuando ambos coincidimos en la misma carrera, aunque en cursos diferentes. Tenemos mucho en común y nos apoyamos mutuamente”, declaró, mientras los ojos y gestos daban fe de esos sentimientos a flor de piel.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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