Acercamiento a la Arqueología Social: caso Cienfuegos
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Con la presencia de los seres humanos sobre la faz de la tierra, comienza la razón de ser de la Arqueología Social, disciplina que se dedica al estudio de viejas o antiguas culturas humanas. Ella guarda un gran vínculo con la Historia, la cual se basa en legitimar y defender un orden existente; llamadas en su conjunto Arqueohistoria, con disciplinas correspondientes al propio subcampo al que pertenece la Arqueología así como a otros de la Antropología.
La Arqueología también ha estado considerada como una subdisciplina de la Antropología; mientras que ésta se centraba en el estudio de las culturas humanas. La primera indaga sobre las manifestaciones materiales de dichas culturas. De este modo, en tanto que las otroras generaciones de arqueólogos estudiaban un antiguo útil de cerámica como un elemento cronológico que ayudaría a datar la cultura que era objeto de estudio, o simplemente como un objeto con un cierto valor estético, los antropólogos verían el mismo objeto como un instrumento que les serviría para comprender el pensamiento, los valores y la cultura de quien lo fabricó.
Tanto la Historia como la Antropología y la Arqueología Social pertenecen a los estudios de las Ciencias Sociales encaminados al descubrimiento de la sociedad a través de descodificaciones y deconstrucciones hasta llegar a las Representaciones Sociales, siendo la construcción subjetiva de una realidad.
Los “archivos” en que buscan los arqueólogos sus fuentes de información son los sitios arqueológicos, que por lo general son los basureros o vertederos de las comunidades antiguas.
Mediante las excavaciones sistemáticas se recuperan los elementos básicos y otros complejos en las unidades de excavación seleccionadas, practicando cortes mediante estratigrafía métrica o artificial o por estratigrafía natural. El total de la información recuperada es lo que constituye el registro arqueológico.
En 1986, en Cienfuegos, miembros del grupo Jagua, se sometieron a una gran investigación en “La cueva de los indios”, ubicada en el pequeño valle intramontano Hoyo de Padilla, perteneciente a la región montañosa de Guamuhaya, municipio de Cumanayagua. Su condición de cementerio aborigen fue definida desde la primera mitad del siglo XX, de ahí su nombre. La cueva de los indios no es, a ciencia cierta, una gruta, sino un abrigo rocoso formado en la base de un farallón calizo.
Las primeras excavaciones controladas se efectuaron en 1975 por el arqueólogo Alfredo Rankin Santander, quien se encontraba al frente de un grupo de aficionados a la arqueología. Posteriormente miembros del equipo Jagua de Cienfuegos, realizaron un marcaje de la unidad de excavación en el piso del abrigo rocoso, bajo el cual se detectó la presencia de un entierro primario, primera evidencia ósea de un esqueleto adulto. En este caso se trató del extremo distal del fémur derecho y la proximal de la tibia y el peroné correspondientes. En la región pelviana del esqueleto adulto fue localizado el esqueleto de un infante muy pequeño, sustento de la teoría de que se trataba de un entierro doble madre – hijo, por haber sido la causa de la muerte de aquella una contingencia imposible de resolver al nivel de desarrollo de esta comunidad de aborígenes recolectores- cazadores de la zona montañosa de Guamuhaya.
Se pensó en un posible parto pelviano como causa de la muerte de ambos individuos. Sin embargo, los pormenorizados estudios interdisciplinarios evidenciaron que se trataba del esqueleto de un individuo adulto del sexo masculino, acompañado de la estructura ósea de un neonato de pocos días de nacido. Para ello fue preciso la reconstrucción de la pelvis mediante el uso de un molde de yeso.
Entre las paleopatologías más interesantes observadas en el esqueleto adulto, está este proceso de anquilosamiento vertebral, el cual dio como consecuencia que se soldaran en un solo cuerpo la última vértebra dorsal y las dos primeras lumbares. Este cambio fue resultado de un politraumatismo sufrido por el individuo, tal vez una caída desde cierta altura, lo que produjo compresión de los cuerpos vertebrales.
La significación de estos esqueletos para la Arqueología Social es que reconstruyen el desarrollo de las sociedades antiguas, sus transformaciones, hasta su unión con sociedades más recientes. Esta visión considera a los pueblos antiguos como el sustento de la historia, como el inicio de los procesos que unen a las sociedades pretéritas con las contemporáneas.
Sobre esta base no puede verse la historia fragmentada en antes de y después de, y las leyes para explicar la arqueología son las que evidencian el desarrollo social, es decir son leyes históricas basadas en conocimientos obtenidos de procesos societarios en los cuales se observan similares comportamientos cuando se cumplen determinaciones claras y objetivas. De esta manera se eleva al rango de la teoría de la historia, los conocimientos que se extraen de datos, al observar en ellos determinadas regularidades empíricas. La arqueología permite comprender cómo se transforma la sociedad en sus aspectos generales y también en los particulares; puede conocerse a través de ella las causas y estructuras del progreso humano y su manifestación en sociedades concretas.
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