“Más humanos que los humanos” (o de las atribuciones insólitas)

El antiguo sueño del superhumano, retomado por Nietzsche (“yo os anuncio al superhombre”), tuvo un cauteloso dispositivo de control en las tres leyes de la robótica enunciadas por Isaac Asimov: no hacer daño a los humanos, cumplir sus órdenes y preservarse a sí mismo.

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