Otro “huracán” en Pinar del Río

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Quienes visitan por estos días la tierra del mejor tabaco del mundo no necesitan ningún anuncio o cartel para saber que ya arribaron a Pinar del Río. Los árboles caídos hacia la carretera y los postes de luz jorobados por la fuerza de los vientos del huracán Ian, son ahora su marca de identidad.

Así lo constató un equipo de prensa de este periódico durante una fugaz estancia en Vueltabajo, para conocer sobre los avances en las labores que asumen varias empresas de Cienfuegos, con el fin de restablecer servicios básicos a los habitantes de la más occidental de las provincias cubanas.

El municipio de Consolación del Sur, ubicado a unos 25 kilómetros de la ciudad cabecera, fue el primer lugar adonde llegamos. El bullicio y la música en el parque principal, colmado de personas, no era precisamente indicativo de la devastación del pueblo, aún sin electricidad ni comunicación telefónica en algunas de sus comunidades, luego de casi 20 días.

Sin embargo, los hombres encaramados en los postes, bajo el sol, revelaban que allí mismo, donde la gente agotaba las horas para llegar a casa y volver a enfrentarse a los daños de la tormenta, otro “huracán” azotaba para levantar y construir en medio del desastre.

LO NUNCA VISTO

“Esto en Consolación del Sur es lo nunca visto”, asegura Pedro Estrada Veitía, jefe de la Brigada No.1 de Cable, perteneciente a la División Territorial de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa) en Cienfuegos. “Nos encontramos con cables en el piso, una gran cantidad de bajantes y postes partidos; casi todo destruido.

“Por eso, trabajamos muchas veces hasta catorce horas. Salimos a la cinco de la madrugada y nos coge la noche en la calle, en función de restaurar el servicio de las comunicaciones lo más rápido posible. Ya llevamos 17 días y las maniobras son un poco riesgosas, en altura, y han sido muy difíciles”, comentó.

Junto a este grupo, otras tres brigadas de Etecsa de la Perla del Sur, compuestas por cerca de 25 operarios, permanecen en la geografía pinareña apenas Ian dejó de castigar al territorio.

“El 30 de septiembre llegamos a ‘Consolación’ y no hemos parado. Las labores resultan complicadas, porque siempre que vamos a un lugar todo está en el piso y debemos comenzar desde cero. ¡Es durísimo, para qué contarte! Mucho resplandor y el sol muy fuerte; pero nos sobreponemos a las condiciones y a punto estamos de terminar la faena”, dijo Miguel Castañeda Castro, quien integra una de las dos brigadas de línea de la empresa de telecomunicaciones de Cienfuegos en Pinar del Río.

“Aquí —añade Armando Javier Hernández Alonso, operario de grúa— los trabajos son generales y no existe tiempo para descansar, ni siquiera después del almuerzo. Además de sustituir postes y cables, restablecemos rutas de fibra óptica, las cuales quedaron interrumpidas tras el paso de la tormenta”.

La población de los sitios asistidos reconoce cuanto se hace por borrar las huellas de la devastación. “Hemos sufrido demasiado y agradecemos cualquier ayuda”, sostiene el viejo Isidoro Rojas González. “Con esta brigada de Cienfuegos, ya al menos tendremos comunicación telefónica, mientras seguimos esperando por el agua y la electricidad”, afirmó.

HACER LA LUZ
Linieros trabajando en el Consejo Popular Vizcaíno, situado en la periferia de la ciudad de Pinar del Río./Foto: Modesto Gutiérrez

En el Consejo Popular (CP) Vizcaíno, situado en la periferia de la ciudad de Pinar del Río, Fernando García Cordero lo perdió todo. De su casa apenas sigue en pie un búcaro con flores artificiales, y ahora, envuelto en tantas urgencias, él solo clama por la luz del barrio donde vive para iluminar estos días oscuros.

Allí, “mañana y noche”, “llueva o relampaguee” —tal como dice Fernando—, una brigada de linieros de Cienfuegos labora para devolverle esta vital prestación a los vecinos del lugar, cuando ya más del 50 por ciento de la occidental provincia dispone del servicio.

“En ‘Pinar’, la tarea ha consistido en levantar y construir líneas, junto a otras acciones de mantenimiento, centradas en la recuperación de conductores y transformadores para tratar de minimizar las afectaciones y reponer de manera paulatina la electricidad. No obstante, por la magnitud de los daños, faltan al menos otras dos semanas para poder culminar”, apuntó Ramón Estrada Aguilar, jefe de brigada.

Un contingente conformado por más de 100 linieros, técnicos y funcionarios de la Empresa Eléctrica de Cienfuegos partió hacia Pinar del Río a solo horas del tránsito del huracán Ian por ese territorio y se encuentra hoy en varias zonas todavía sin fluido eléctrico, donde su labor es altamente apreciada por el pueblo.

“A pesar de tener muy poco, de lo que está mano les brindamos: café, agua, pan si es posible (…) Ellos llevan con nosotros casi 20 días, separados de sus familias, y han realizado un trabajo ejemplar; no podemos decir otra cosa”, opinó Jesús Planes Valdés, vecino del CP Vizcaíno.

Una historia más oscura y triste podría contarse si no fuera por la solidaridad que, en ráfagas de vientos huracanados, sopla desde toda Cuba.

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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