Milei y los bots

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El Presidente ultraderechista de Argentina, Javier Milei, ha utilizado datos de una cuenta bot (automatizada) para mostrar el supuesto impacto de las medidas de ajuste que ha implementado con su plan motosierra, desconociendo los datos oficiales del Gobierno. La desinformación en la que creyeron el mesiánico presidente y Luis Caputo, ministro de Economía, los convirtió a ambos en objeto de burlas en las redes sociales recientemente.

Lo sucedido se ha hecho viral, y algunos insisten que no es un hecho casual el uso reiterado de desinformación por parte de Milei durante su meteórica carrera presidencial, que lo convirtieran de histriónico panelista de televisión a presidente de Argentina, en menos de tres años.

Es necesario aclarar que los bots en redes sociales son programas informáticos que se encargan de hacer repetitivas tareas de manera automatizada y simulan interacción humana en plataformas digitales. Estos bots pueden ser de tipo positivos, cuando permiten simplificar y agilizar procesos como el de responder consultas frecuentes hasta realizar operaciones complejas, liberando a los usuarios humanos de tareas repetitivas y permitiéndoles centrarse en actividades más estratégicas. También están los bots malignos, conocidos como malware o software maliciosos, que son los que se auto propagan y pueden, entre otros daños, generar ataques distribuidos de denegación de servicios y distribuir virus, gusanos y otros malware.

Resulta que Milei citó datos de bajas de precios en base a información surgida de una de estas cuentas bots de tipo positivo, la que era promocionada como medidora de evolución de los precios en la cadena de supermercados Jumbo. Lo maligno de su actitud, es que el señor presidente y su ministro de Economía, utilizaban estos datos de referencias, mientras desconocían las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República Argentina (INDEC). Según explican varios medios argentinos, solo unos minutos después de la cita oficial, la cuenta llamada Jumbobot emitió un mensaje diciendo que nunca midió precios y que el experimento con esa cuenta “Sirvió para una cosa: ver la necesidad que tienen muchos en mostrar resultados que la realidad niega”.

Tras el anuncio de Jumbobot, ni corto ni perezoso, el libertario presidente por el Partido La Libertad Avanza, informó que estos datos, “coinciden con las cifras oficiales”. Por supuesto que el séquito presidencial que también visitó la cuenta de marras, acudió a la teoría conspirativa de una operación para, “desprestigiar al Gobierno”. No obstante, en las redes sociales y algunos medios de difusión del país austral se preguntan: ¿por qué acudir a las cifras no oficiales si supuestamente, coinciden con las del Estado? Rápido y furioso salió a las redes Marcos Lavagna, el actual titular del INDEC. Lavagna, amigo cercano de Milei y para nada kishnerista, público, molesto y tratando de desmarcarse de la metedura de pata de su socio lo siguiente en su cuenta en X: “Las estadísticas oficiales son un bien público irremplazable”.

Un argumento que desmorona cualquier teoría conspirativa es el que brinda el diario Pagina 12, cuando señala que  el sistema de información que utiliza actualmente el Gobierno argentino, lo creó Miguel Braun cuando era secretario de Comercio del Gobierno de Mauricio Macri, muy allegado del actual presidente. Informa, además, que en esa gestión de Braun, el secretario de Comercio Exterior era Lavigne, actual secretario de Comercio de Milei y uno de los seguidores del Jumbobot.  El suceso abre un abanico de interrogantes y preocupaciones sobre los modos técnicos que utiliza el señor presidente, la veracidad de los contenidos que difunde o ha difundido desde que se presentaba en sus discursos de campaña electoral, la manipulación de hechos y verdades a medias y sobre todo, la negación de estadísticas confiables con las que cuenta el Estado.

Han pasado menos de ciento 20 días del ascenso de la ultraderecha, y las mentiras o medias verdades del presidente, así como sus excentricidades, y errores, ponen de manifiesto su incapacidad para el cargo y otros problemas asociados a su personalidad; los que son cada vez más evidentes para la opinión pública. No obstante, aunque se declare técnicamente incapaz o alguien lo diagnostique enfermo psiquiátrico, esto es un hecho menor al lado de las políticas que aplica y que son orquestadas por la misma oligarquía parásita que pretende imponer una vez más el modelo neoliberal que fue despedido en Mar del Plata en el año 2005.

No es casual que las políticas de ajuste coincidan con el decálogo del Consenso de Washington y que estas ya tengan a su cuenta más de 11 mil despedidos en este corto periodo de tiempo, unido al incremento de la pobreza y al cierre de pequeñas y medianas empresas, entre otros males. Tampoco es casual su afiliación al gobierno de los Estados Unidos en su guerra contra China, llegando al servilismo extremo y con actitudes no vistas ni en los tiempos de la Dictadura Cívico Miliar de la década del 70 del siglo XX en la Argentina.

A su paso, Milei va dejando su rastro de mutilación de los derechos de los trabajadores y del predominio del Mercado, de su intento por lograr la inmunidad de los que aún quedan pendientes por ser juzgados durante el genocidio de los militares durante la dictadura, del servilismo al imperio y de convertirse en el petardo que explota dentro de la unidad que trata de construirse en el conglomerado de países latinoamericanos. ¿Cómo llegó ahí? Es una pregunta que todos se hacen, pero que requiere en primer lugar de una mirada honesta al retroceso de las fuerzas progresistas en el continente, para formular cualquier respuesta. Por su parte, los medios de difusión hegemónicos tratan de apabullarnos con sus actitudes histriónicas, de sus chapucerías que pintan como aceptables, vendiendo al individuo y no al sistema que lo engendró. Puede que lo que nos estén vendiendo sea un bot maligno que simula interacción humana e infesta todo a su paso, algo así como un Mileibot.

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