La zarzuela en Cuba (Parte I)

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 50 segundos

En el siglo XVII nació la zarzuela, género teatral-musical que reflejaba, en ocasiones de manera divertida, aspectos de la vida en España. Fue el fruto de la mezcla de todo lo español, incluyendo personajes, fiestas, costumbres, anécdotas y su literatura. Vale afirmar que ese género se enmarcó a mitad de camino entre el teatro de comedia y la ópera, de la cual es una reducción, tanto en contenido musical como en el libreto, lo que le hizo merecer la denominación de género chico.

La zarzuela llegó a Cuba desde España enlas postrimerías del siglo XVIII y la primera mitad de la siguiente centuria. Acá adoptó gradualmente caracteres propios de nuestra ya definida alma nacional. Desde entonces, La Habana comenzó a ser una de las plazas teatrales más dinámicas de América Latina.

Las primeras zarzuelas presentadas en Cuba fueron netamente españolas, y el género no demoró en prender en el temperamento isleño, hasta que el 4 de enero de 1853 la compañía de Carlos Robreño estrenó en el teatro Tacón la primera zarzuela de factura nacional titulada El duende, de Rafael Hernando. Su debut ganó el favor del público habanero y dio lugar a una serie de obras posteriores, todas ellas de factura criolla. Desde su inicio, nuestra zarzuela se mostró dotada de expresiones compositivas, estilos, dramaturgia y música de categoría propia.

A lo largo del siglo XIX hubo compositores en Cuba como José Mauri, quien a los 18 años de edad estrenó en el teatro Cervantes de La Habana, la zarzuela en un acto titulada El Sombrero de Felipe Segundo. Otros autores musicales de aquella época fueron el camagüeyano José Marín Varona, el habanero Gaspar Villate, el santiaguero Laureano Fuentes, y Hubert de Blank nacido en Holanda y naturalizado en Cuba.

La zarzuela cubana es parte de nuestro teatro musical desde sus orígenes junto a la ópera, la comedia, la revista, la opereta y el sainete. Somos el único país latinoamericano donde la zarzuela y el sainete lírico se desarrollaron consignosde identidad propia. En ellos se perfilaron personajes de una Cuba decimonónica, y luego de inicios del siglo XX, como protagonistas de la realidad popular y aristocrática con sus pugnas y elementos de coincidencia.

Toda la cubanidad que nos asistió desde entonces, fue ingrediente para la producción zarzuelística. Reveladora de contradicciones, injusticias, desigualdades y penas, añadió la comicidad y el choteo propios de la idiosincrasia isleña, que satirizó extravagancias de personajes de época, algo logrado con aroma costumbrista fresco y elocuente.

La irrupción de una zarzuela de factura cubana tuvo lugar sin menoscabo de la atracción que el público nacional sentía por la originaria de España, país al que nos unen lazos identitarios y afectivos. Se abrió paso la nuestra como parte de un proceso gradual que sustituyó a la hispana por la tonadilla —llegada mucho antes,a finales del siglo XVIII— y a partir de la cual más tarde se añadieron los ingredientes de nuestro género chico.

En el siglo XX la zarzuela en nuestro país se vistió de gala con tópicos, música y dramaturgia definitivos. Tres de ellas, nacidas en la primera mitad aquella centuria, son las más representativas del género en Cuba, para adjudicarle notoriedad y gloria.

Lo anterior será tema para continuar en otro momento con estos apuntes.

(…CONTINUARÁ)

Visitas: 131

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *