Farándula: latinpudding con final jocoso

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 58 segundos

La película, de estreno en Cuba, Farándula (Jazz Vilá, 2023), obliga recordar aquel cine que los críticos europeos calificaran, durante los años ´90, como europudding.

Así denominaban a las películas –promovidas por el Fondo Eurimage y el Consejo de Europa–, en las cuales debían coincidir los siguientes elementos: la coproducción de varios países del continente, equipos multinacionales, limitados presupuestos, rodajes rápidos.

Alcanzaron muy poco relieve. Un colega español las valoró como «una rara mezcolanza que, de puro diluida, de no querer tener nacionalidad, de intentar ser europea a cualquier precio, al final es apátrida».

Si bien no es el caso exacto de Farándula (pues resulta tan estereotipadamente estruendosa la audibilidad de lo cubano, que sobresale), la polifónica ópera prima de Vilá está empanizada de voces y acentos de diverso origen. A la larga eso no sería un problema (en definitiva, Miami, donde se ambienta, es una ciudad multicultural), como sí lo es la construcción del espacio dramático donde confluyen.

El filme delata la concepción de su puesta en pantalla; o sea, más que erigirla, anuncia dicha puesta. Afloran las costuras en su realización y se advierte que determinados planos o secuencias se yuxtapondrán con los siguientes, no porque ello convenga en términos fílmicos; sino porque eso se dispuso, eso espera cierto espectador, y punto.

Por ende, Farándula parece más una sucesión de viñetas, que un todo cohesionado u orgánico. Y así, por buen trecho de sus 73 minutos, observa la misma ausencia de entidad dramática que esas telenovelescas series latinpudding de Netflix como Pálpito o ¿Quién mató a Sara?

La versión fílmica de la popular obra teatral homónima de Vilá es una comedia, pero este género también demanda personajes moldeados desde las esencias, no desde las apariencias. La extroversión estentórea de algunos no añade, siempre, márgenes de hilaridad.

Donde sí irrumpe una buena dosis humorística es a partir del minuto 54, que marca el inicio del segmento final, dedicado a la exposición del fotógrafo gay Lorenzo (el español Mike Fajardo). Ahora se desmonta la farsa de El Yoyo, personaje compuesto por el cubano Sian Chiong: él se acuesta con Lorenzo, y le miente, con el objetivo de que puedan carenar en la casa de este su madre y su novia, ambas en camino hacia La Florida. Por si fuera poco, El Yoyo tiene otra amante allí.

La clave del éxito de la comedia cinematográfica –ya lo enseñaron Lubitsch, Hawks y Wilder–, radica en la conjunción del ritmo, los diálogos con filo, la espontaneidad, los giros alocados y lo ilógico dentro de la lógica del discurso. Algo de ello condensó, bien, Vilá en este cierre de clásicos enredos. La propia aparición del director como personaje yergue aún más dicho final, en razón de su vis cómica.

Si a esta zona epilogar no se le mira mucho la astracanada, la superpoblación de palabrotas enunciativas de «lo cubano» u otros detalles menores, queda redonda. Muy sabrosa, por cierto, la mofa de Vilá al esnobismo del arte contemporáneo y sus críticos. En cambio, no resulta iconoclasta, sino bastante grosero, el vínculo del cuadro del desnudo de El Yoyo con el Santo Padre.

La ocurrencia de poner a Boncó Quiñongo de embajador de Suecia es villanamente graciosa. Pese a ser fugaz su aparición, no nos reíamos tanto consigo desde aquella frase que desató las burlas bilaterales de los defensores e impugnadores de la Revolución: su «a mí también hay que mataimeee», de Plantados (Lilo Vilaplana, 2021).

Visitas: 298

Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

Un Comentario en “Farándula: latinpudding con final jocoso

  • el 9 septiembre, 2024 a las 4:36 pm
    Permalink

    Muchas gracias por dedicar de su tiempo para escribir estas líneas sobre mí creación. Acepto, respeto su criterio y sobre todo le agradezco haber ido al cine.

    Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *