Estampas del Primero de Mayo: Como aquellos amaneceres

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Este domingo las cafeteras madrugaron en los hogares de Cienfuegos. Todavía el sol ni siquiera asomaba y en las calles se escuchaba el ajetreo de un día distinto a los vividos en los últimos dos años.

Desde los barrios más céntricos e intrincados de la ciudad, obreros, familias diversas, dueños y trabajadores de negocios privados, peregrinaban como llevados  por  la corriente de un río para desembocar en el punto de encuentro: el Malecón de la Perla del Sur.

Allí, muchos, vestidos con pulóveres alegóricos a los colores de la bandera cubana, alistaban carteles, pancartas; ideaban consignas, y se organizaban para el desfile por el Primero de Mayo, con el mismo entusiasmo del último al que asistieron en 2019, previo a la pandemia de coronavirus, cuando el habitual festejo debió trasladarse a las comunidades y al interior de las casas para evitar la propagación de la enfermedad.

La alegría y el optimismo irradiaban en cada conversación, fusionada también con las ocurrencias del cubano. El ambiente, mientras esperaban el inicio de la marcha, era una fiesta, como lo fue siempre, a pesar de las dificultades de hoy día. Los convocaba el compromiso, pero, a la vez, cargaban en sus pasos los desafíos del porvenir.

De a poco, el Malecón terminó convirtiéndose en el concierto del proletariado, junto a la compañía de niños, jóvenes y ancianos, protagonistas igual de la celebración. El sol ya gobernaba la mañana junto al mar cuando las miles de personas aglomeradas comenzaron a moverse rumbo a la Plaza.

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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