Cuba y los BRICS: una posible alianza de extraordinaria significación

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Es una alentadora noticia la solicitud de Cuba de incorporarse al grupo de los BRICS, en calidad de país socio.

La petición la dio a conocer la semana anterior, Carlos Miguel Pereira Hernández, director general de Asuntos Bilaterales del Ministerio de Relaciones Exteriores, quien desde su cuenta en la red social X explicó que la solicitud se realizó mediante una carta dirigida a Vladimir Putin, presidente de la Federación de Rusia, nación que ocupa la presidencia pro tempore del bloque, y sede de su decimosexta cumbre, prevista del 22 al 24 de este mes, en la ciudad de Kazán.

Cuba aspira a unirse a una organización creada como alternativa al dominio Occidental, cuyos principales objetivos son establecer un Nuevo Orden Mundial basado en el respeto a las soberanías y fomentar reformas en la jerarquía económica internacional.

La constituyeron inicialmente Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y se creó en 2010 tras la incorporación de Pretoria a la ya existente organización BRIC (las iniciales de los países fundadores conforman el acrónimo BRICS). El 1ro. de enero de 2024 ingresaron otros cuatro miembros de pleno derecho: Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán.

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Desde hace algunos años, el producto interno bruto de los BRICS superó al del G7 —asociación de las siete economías más industrializadas: Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia—. En la actualidad concentran el 45 por ciento de la población mundial, más del 40 por ciento de la producción de petróleo alrededor del orbe y cerca del 40 por ciento de la inversión global en infraestructuras.

De cara al futuro, las proyecciones indican que su poder seguirá creciendo. Además de afianzar el liderazgo en la industria petrolífera, controlarán buena parte de las reservas de gas natural y carbón. Asimismo, dominarán el mercado de metales y minerales necesarios para la transformación energética y las tecnologías avanzadas. También jugarán un papel clave en la producción de alimentos.

Ser socio de los BRICS le ofrecería a Cuba la posibilidad de integrar un bloque de gran relevancia geopolítica. De igual forma, tendría prioridad al momento de que se extiendan invitaciones para convertirse en miembro (máximo estatus dentro de la organización).

El acceso a nuevos mercados y oportunidades de inversión resulta otro beneficio crucial. Cuba podría aprovechar las relaciones comerciales dentro del grupo para exportar sus productos a mercados más amplios y atraer inversiones en sectores claves de la economía, como la agricultura, la biotecnología, el turismo y la energía.

La cooperación científico-técnica también constituye otro aspecto destacable. Los países del bloque han demostrado un fuerte compromiso con la innovación y el progreso tecnológico. En el rol de socio, la Isla contaría con la oportunidad de participar en iniciativas conjuntas de investigación y desarrollo.

El acceso a financiamiento internacional en condiciones más favorables sería otra ventaja importante. Los BRICS han creado sus propias instituciones financieras, como el Nuevo Banco de Desarrollo, el cual financia diferentes tipos de proyectos. Cuba podría beneficiarse de estos recursos y así costear obras claves, lo que a su vez facilitaría el crecimiento económico.

Indudablemente, formar parte de los BRICS es una oportunidad magnífica. Si durante la próxima cumbre —o en algún otro momento— llega a aceptarse la solicitud hecha, el Estado cubano tendrá la responsabilidad de aprovechar al máximo tal unión.

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