Ceibo, flor nacional del Uruguay

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 26 segundos

Cada país asume, según su constitución, los símbolos patrios. Por lo general, entre esos atributos sagrados están el estandarte (bandera), el escudo y el himno. Sin embargo, algunos estados adoptan, además, la flor nacional que los distingue. En esa nómina están considerados Cuba, Costa Rica, Bolivia, Colombia, China y México, entre muchos otros.

En el caso de la República Oriental del Uruguay, como también en Argentina, es el ceibo la flor que ostenta esa condición. No obstante, aunque no sea de manera oficial algunas naciones o regiones poseen su propia planta distintiva.

Insignia uruguaya

La flor del ceibo, cuyo nombre científico es Erythrina crista-galli. Proviene de una especie que se ha denominado comúnmente ceibo ‘seibo’, seíbo, gallito o bucaré. Es un árbol originario del centro de América del Sur y se encuentra de forma silvestre en casi todo el Uruguay. Es tradicional hallar, al menos un ejemplar del mismo, en patios y jardines de las escuelas en territorio uruguayo.

Estas plantas crecen especialmente en islas fluviales, riberas de ríos, arroyos y lagunas, así como en humedales. Cuando los ejemplares de esta especie predominan en una formación arbórea, este tipo de bosque se denomina ceibal.

El hecho de que el seibo se encuentre en forma silvestre en zonas húmedas como bañados y bordes de cursos de agua lo hace una especie representativa del paisaje típico de esa porción del continente sudamericano.

Desde el punto de vista botánico, se describe el ceibo como un árbol de porte mediano que usualmente alcanza entre cinco y ocho metros de altura. Su tronco es tortuoso e irregular, con ramas espinosas que tienden a morir tras la floración. Las hojas son caducas y están compuestas por tres láminas oblongo-lanceoladas con una textura coriácea. Su raíz es pivotante y presenta nudosidades debido a la simbiosis con bacterias nitrificantes.

Las flores son de un color rojo intenso. Cada una tiene cinco pétalos con simetría bilateral, donde el pétalo más grande, llamado estandarte, se sitúa en la parte inferior. El fruto es una pequeña legumbre parda y seca, que contiene semillas de color marrón dispuestas espaciadamente en su interior.

Esta planta florece generalmente de noviembre a febrero. Y para que sepa, existe una variedad con flores blancas, encontrada originalmente silvestre en el este de Uruguay, lo que resalta aún más la presencia y diversidad de esta flor en el país.

De manera práctica, el Erythrina crista-galli le aporta varios beneficios al hombre incluyendo propiedades medicinales, usos culinarios y ambientales. Sus flores, corteza, hojas y madera blanca, porosa y liviana (para confeccionar juguetes, balsas y colmenas) tienen aplicaciones tradicionales y también son valoradas por su belleza ornamental.

Cuenta la tradición oral que en las riberas del Paraná vivía una joven llamada Anahí, que en las tardes veraniegas deleitaba a su tribu guaraní con canciones inspiradas en dioses y en el amor a la tierra, hasta que llegaron los invasores y esos seres de piel blanca les arrebataron las tierras, los ídolos y su libertad.

Anahí fue apresada cautiva junto a otros indígenas. Pasó días de sufrimiento y noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, logró escapar, pero, al hacerlo, el centinela despertó y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián y huyó a la selva.

El grito del carcelero despertó a los otros españoles, que salieron a perseguirla. Al rato, la joven fue alcanzada por los conquistadores. Estos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo morir en la hoguera.

La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que pareció no querer alargar sus llamas hacia ella. La doncella, sin murmurar palabra, sufría en silencio con su cabeza inclinada hacia un costado. Al crecer el fuego, Anahí se fue convirtiendo en árbol.

Al amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes y flores rojas aterciopeladas en todo su esplendor, como símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento. Tal planta se llamó, a partir de entonces, ceibo.

Como curiosidad señalar que la especie también dio nombre a un plan educacional pionero en el mundo: el Plan Ceibal. La sigla significa Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea y fue impulsado como un símbolo del país, representando a su flor nacional.

Visitas: 35

Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *