¿Aman o aterran? Romeos y Julietas cienfuegueros y fantasmales (Cientástikas 2. Florentinas 2)
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Los relatos de espectros abundan en la sociedad humana. ¿Acaso es porque a lo largo de toda la historia los vivos anhelamos comunicarnos nuevamente con los difuntos? Muchas personas que han perdido a una madre excepcional, a un hijo amado o a su alma gemela han intentado incansablemente reunirse con ellos, contactarlos desde el Más Allá. El famoso Houdini se esforzó por volver a escuchar la voz de su venerada madre con la misma pasión con la que desenmascaraba a los falsos médiums que se cruzaban en su camino.
Se recuerda también, en tal sentido, la película Ghost, en la que el espíritu de un amante asesinado (Patrick Swayze) se esfuerza por comunicarse con su viuda (Demi Moore) para desvelar las malévolas intenciones de su hipócrita rival homicida.
Por otro lado, Florentino Morales en su obra Romancero de Jagua (Mecenas, 2009) presenta una historia de amor y violencia titulada ‘La castellana de Jagua’.
A grandes rasgos, el relato desarrolla un drama de amor imposible entre la señora del Castillo, infelizmente casada, y un soldado de la fortaleza. Hay intento de violación, fuga del prisionero, transformación física y espiritual del mismo, y ambivalencia emotiva en el corazón de la señora quien, pese a su pasión, elige conservar limpio su honor, auto-prohibición que deviene tragedia para ambos.
Amando al enemigo
¿Puede una mujer llegar a amar a alguien que intenta forzarla? Existen investigaciones y documentales que respaldan esta posibilidad. Mujeres con vidas monótonas y carentes de emoción (como nuestra castellana) han sido víctimas de violaciones o intentos de violaciones, sin embargo, nunca denunciaron a las autoridades los actos a los que fueron sometidas. Se cree que muchas de ellas optaron por omitir la verdad y no presentar cargos, no por temor a represalias, sino por sentirse objetos del deseo masculino y con la esperanza de que se repitiera el acto que, en el fondo, habían llegado a disfrutar.
En el ámbito de las emociones humanas, existe una vasta región subconsciente que desafía tanto las leyes como la lógica. Como bien expresó Pascal, “el corazón tiene razones que la razón no comprende”.
Pero una cosa es reservarse para sí la experiencia de un intento de brutalidad y forzamiento, y otra distinta consiste en salvar al propio agresor y sacrificarse por él hasta el extremo de propiciar su fuga de la prisión y asesinar al custodio de su celda. Ya aquí se penetra en el campo de la pasión devoradora rayana en la locura. Pasión que surgió después del susto, cuando la castellana, ya de regreso a su cotidianidad, comenzó a experimentar “…un tibio /rayito de amor que acaso /alumbra sus fueros íntimos”.
Ese vaivén interno, el conflicto íntimo entre no querer/sí querer, es definido por Aida Peñarroche como la emoción epicéntrica, el subtexto esencial que recorre el romance: “la castellana libera al infortunado preso, pero a la vez se resiste a su pretendido amor”.
Si bien Florentino toma como bases de su obra, las leyendas “La Dama Azul”, y “El Cristo de la vereda”, es obvio que reelabora y amplifica los sucesos contados en estas.
Pero teniendo en cuenta la incoherente conducta de la protagonista, cabe preguntar: ¿Combinó además el poeta las psicologías femeninas que desarrollan otras dos leyendas ‘Azurina’ y ‘Marilope’; en las cuales esta rechaza al pirata desaforado que la pretende; y aquella enloquece por la ausencia del pirata amado? La conjetura no resulta descaminada si se atiende a algunos elementos comunes entre las tres heroínas.
Fantasmas enamorados, aves blancas, disparos en la frente y suicidios
Azurina, ataviada con su más elegante vestido, se deja tragar por las olas, y aún hoy vaga sobre el mar, según sugiere Adrián del Valle: “¿quieres contemplar a la hermosa y desventurada Azurina? En noche tranquila de luna, toma el camino que conduce a Tureira y siéntate silencioso, en uno de los muros del kiosco Faro situado en la extremidad sur. Espera allí, mira atentamente el cabrilleo de la luna sobre el sereno mar, y al fin verás surgir lentamente de la líquida superficie una forma vaga e imprecisa que irá alejándose hasta esfumarse en el espacio. Es Azurina, que va eternamente en busca del amante ausente, sin encontrarlo jamás”.
De igual manera la señora del castillo surge vestida con sus mejores galas azules entre las almenas de la fortaleza y se consume de dolor por la muerte del amado. Ambas mujeres se habían hundido previamente en el mutismo y la tristeza.
En la otra leyenda, durante el martirio de Marilope (la Dafne cienfueguera) una paloma blanca levanta el vuelo. Asimismo una misteriosa ave blanca (no identificada en su tipo por Del Valle) precede la aparición del fantasma de la castellana, aunque Florentino en su romance, la sustituye por un búho.
Las tres mujeres se convirtieron en fantasmas, las tres sufrieron amores imposibles, y las tres tuvieron trágicosfinales.
Pero hay otro elemento que pudiera aportar enlaces entre la leyenda y el romance de Florentino. El pirata Jean el Temerario, impotente al no poder abrazar a Marilope, le dispara en la frente con su pistolete.
En un paralelismo (simbólico desde luego), la señora del castillo dispara su hipócrita sermón ante el amante crucificado: “Ella, fingiendo que ora, /perdona sus extravíos; /y le pide que se enmiende /y dé su amor al olvido. /Y le dice que ella intuye /que es el ladrón y es el Cristo /que reparte entre los pobres / lo que le roba a los ricos, /para así su corazón /atar con piadosos vínculos /Pero que con lazo eterno /anudado por Dios mismo /ella, aunque a veces lo llore /atada está a su marido…”
Disparo de hielo definitorio que conduce al infeliz soldado a ahorcarse…
El fantasma más “vivo”, el muerto que menosolvidamos, es aquel mejor configurado psicológicamente. Así, tenemos a las violentadas Mari-Lope, (convertida en flor homónima), y la castellana que devino Dama Azul, fantasma terrorífico precedido por el ave blanca enorme (quiero creer que es un búho gigantesco, forma que adquiere su amante soldado-Cristo)
En cuanto a la bella Azurina, esa linda muchacha “de cabellos rubios y de ojos grandes, rasgados e intensamente azules”, si sigues la sugestión de Adrián del Valle, podrás verla entre las olas en noche de plenilunio.
Estos son algunos de los poéticos, góticos y complicados fantasmas de los Romeos y Julietas cienfuegueros. Esos, de amores imposibles y quemantes… Shakespeare tal vez hubiera asentido con la cabeza, admirado.
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