Otra manera de percatarnos de la estampa primaveral en Cuba, es observando a las aves y sus comportamientos. Aun cuando muchas de las conductas dependen de la especie en cuestión, lo cierto es que en este período se refuerza en ellas el canto, los cortejos o la territorialidad que en otros meses del año no se manifiestan con tanto vigor.
Entre las que más se distinguen en nuestro país durante abril y mayo están los pitirres, plumíferos que –además de los cantos incesantes durante auroras y ocasos–, defienden a capa y espada sus nidos ante la presencia de algún depredador.
Pero no son los únicos, pues tanto palomas, bien-te-veo, mieleritos, pájaros carpinteros, tomeguines, garzas, zorzales, entre otros, eligen este tiempo de bonanza donde hay más luz, temperatura y alimentos, para construir sus nidadas y tener a sus crías.