Abrazo a protagonistas del 5 de Septiembre de 1957 en Cienfuegos
Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 24 segundos
Pasa el tiempo con su implacabilidad y cuanto más se ha vivido, más impreciso resultan los momentos del ayer guardados en la memoria. Sin embargo, siempre hay un instante crucial, un acontecimiento que queda intacto, no se borra, pues cala hondo y marca un antes y un después. Así ocurre con los sucesos del 5 de Septiembre de 1957 en la ciudad de Cienfuegos. El levantamiento popular armado acontecido ese día permanece en el recuerdo de quienes lo protagonizaron y todavía viven para contarlo.
En diferentes puntos de esta urbe, seis combatientes de esa gesta desgranan sus días, y en el contexto de la conmemoración recibieron un cálido abrazo de autoridades políticas del municipio, acompañados de pioneros y de representantes de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC). Hasta sus hogares llegaron a visitarlos, interesarse por su salud y compartir con ellos un breve espacio de tiempo donde no faltaron las anécdotas y remembranzas de la histórica jornada de hace 68 años.
Llamira Cruz García, primera secretaria del Partido Comunista de Cuba (PCC) en el territorio y Víctor Lázaro Fournier Rubio, presidente, en igual instancia, de la ACRC, encabezaron la comitiva que hasta las casas de Raúl Hernández López, José Salagridas Velázquez, Ignacio Nualla Álvarez, Pedro Mur Labrada, Rafael Campos Vives y José Morú Fon llevaron no solo su presencia y un modesto obsequio, sino la gratitud y el homenaje en nombre de los cienfuegueros.

Durante el encuentro no faltaron emociones al evocar el levantamiento. Casi todos eran de muy poca edad cuando tomaron las armas para combatir a la tiranía de Fulgencio Batista, aunque algunos ya escribían páginas de enfrentamiento a la dictadura, como parte de los movimientos estudiantiles o de la clandestinidad.

Ignacio Nualla rememoró cómo aquella madrugada del 5 de Septiembre fueron a buscarlo a su casa y se incorporó, junto a otros combatientes, al grupo ubicado en el local del antiguo Sindicato de Camioneros, de donde salió, dijo, el mayor grupo de luchadores. Revivió el momento en que los llevaron al colegio San Lorenzo, de donde solo siete personas salieron con vida, entre ellos su papá. Ayudó el hecho de haber estudiado allí y conocer a la perfección la estructura del inmueble.
“Cuando la cosa se puso mala mala, el jefe de la Marina que estaba allí con nosotros nos dijo: vean ustedes cómo se van; pudimos irnos siete, a los demás los mataron durante la noche. No fue fácil”, comentó con visible emoción.
“Ellos tuvieron el valor y la honestidad de animarnos a salir a los civiles, mientras se quedaban a negociar con los militares que venían de Santa Clara”, comentó Pedro Mur Labrada, quien también se encontraba en el colegio San Lorenzo. El combatiente octogenario relató cómo prácticamente volaron el precipicio entre la azotea de este plantel y las de las edificaciones de la calle San Carlos para salvarse. Y contó que desde un bar cercano les tiraron comestibles, pero “nadie comió. No podíamos. Momentos antes habían matado a dos de nuestros compañeros”.

Numerosas vivencias atesoran todos de aquella gesta, pero coinciden en un elemento fundamental: el apoyo de la población de Cienfuegos a los que se habían levantado en armas.

De ese mismo pueblo brota hoy, 68 años después, el agasajo y homenaje a los héroes y mártires de esa gesta que, si bien no tuvo el desenlace esperado, demostró la vulnerabilidad del aparato militar batistiano, de cuyas filas salieron hombres valientes, determinados a luchar, junto al resto de los revolucionarios, contra los desmanes de la dictadura y otorgarle la ansiada libertad a la Patria.

Visitas: 2