A propósito del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer: Criadoras de crisálidas

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El amplio ventanal propicia una iluminación perfecta dentro del local. A través de él puede apreciarse parte del batey del desaparecido central Espartaco, en el municipio de Palmira, principalmente la zona más próxima a la carretera. Sentadas en una mesa grande dos mujeres, con una paciencia proverbial, rasgan una especie de corteza dura, de color blanquecina, y con extremo cuidado sacan los gusanos contenidos en ella. Son Crisálidas, el terror de las colmenas, pero un alimento esencial para los escorpiones de la especie Rhopalurus junceus.

En el Centro Reproductor de Entomófagos y Entomopatógenos (Cree), perteneciente a la empresa Labiofam, productora de medicamentos y otros renglones, las obtienen por miles para garantizar la subsistencia de los alacranes de los que se extraen el veneno para fabricar el Vidatox, producto homeopático que permite mejorar la calidad de vida de las personas que padecen cáncer o cualquier otra enfermedad donde prevalezca un proceso inflamatorio.

De las Crisálidas se ocupan en cada jornada laboral dos mujeres que son historia en el Cree cienfueguero: Isaida Martinez Senra y María Calidad González López, las que se incorporaron muy jóvenes al trabajo en ese centro, el cual pertenecía anteriormente al Ministerio del Azúcar, a fin de multiplicar la mosca Lixophga para combatir biológicamente el Borer de la caña de azúcar.

“Aquí se realizan todas las fases biológicas del insecto, con una rigurosa seguridad biológica. Tenemos que lograr gusanos con un tamaño y peso adecuados. Lo primero es obtener los huevos, para lo cual se utiliza un abanico de papel, y preparar una dieta con afrecho, harina de soya y de maíz, miel, torula… Se coloca en un tanque que es como un contendor de cría. De cada uno de ellos se obtienen entre 10 mil y 12 mil galerías. La rapidez del proceso depende mucho de la temperatura, pues por debajo de 20 se pone lento y por encima es muy rápido”, explicaron las sobresalientes trabajadoras.

Mientras conversamos no dejan se extraer los gusanos que echan en recipientes plásticos. Después se colocan en las vasijas que son transportados hasta donde están los escorpiones.

Isaida comenzó a trabajar en el Cree con 24 años y ya tiene 64 y María Caridad llegó con 17 y actualmente tiene 60.

“Me gusta lo que hago, sobre todo cuando una vez a la semana sacamos las Crisálidas. Quisiera permanecer aquí, pero tengo a mi mamá enferma y debo atenderla. Voy a extrañar mucho este lugar”, apunta Isaida.

“Extraemos unos 5 mil gusanitos en cada jornada. Es una labor muy técnica que necesita mucha delicadeza, paciencia… Por ejemplo, no podemos pasarnos en las proporciones de la dieta”, explica María Caridad.

Ambas son muy consagradas, disciplinadas y laboriosas, según afirmó el director del Centro, actitudes propias de la mujer cubana que se desempeña en múltiples sectores del quehacer económico y social del país. En cada Crisálida que logran está implícita la dedicación y el conocimiento de ambas, para quienes les resulta más fácil obtener el insecto que hablar con el periodista, debido a su notable humildad, pues no creen merecer más reconocimiento que el de los resultados de su trabajo durante tantos años.

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Ramón Barreras Ferrán

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos.

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