A los 20 años de Veinte poemas de amor y una canción desesperada
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Me gustas cuando callas / porque estás como ausente, / y me oyes desde lejos y mi voz no te toca / Parece que los ojos se te hubieran volado / y parece que un beso te cerrara la boca…
Publicado en 1924, Neruda comentó: “Cuando yo los escribí, solo pensaba que lo leyera mi propia novia, o las novias que yo tuviera por entonces”. Neftalí Ricardo Reyes Basoalto, había nacido el 12 de julio de 1904, en un lugar conocido como Parral, República de Chile. A los 16 años, en 1920, adopta, tras diferentes pseudónimos, el de Pablo Neruda, para sus publicaciones y que lo hizo
mundialmente conocido hasta su muerte, ocurrida el 23 de septiembre de 1973, doce días después a la caída del Gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, de quien fue un gran amigo y compañero de ideales. Su desaparición dejó un profundo vacío en la poesía latinoamericana y universal y una voz de alerta ante la arremetida fascista de la dictadura de Augusto Pinochet.
¡Me gustas cuando callas / porque estás como ausente / distante y dolorosa como si hubieras muerto / una palabra entonces, una sonrisa bastan. / Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Mientras en su Canción Desesperada se nos adentra con el don de buscar, de hurgar pecho adentro:
Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy / el río anuda al mar su lamento obstinado.
Regresa Pablo y en los siguientes versos nos deja la impronta de su fuerza telúrica:
¡En ti se acumularon las guerras y los vuelos / de ti alzaron las alas los pájaros del canto / Todo te lo tragaste como la lejanía. / Como el mar, como el tiempo. / Todo en ti fue naufragio…
En 1971 obtiene el Premio Nobel de Literatura. Su sempiterna obra no morirá mientras quede en el mundo una voz que se alce, un corazón que lata. A 51 años de su misteriosa muerte, este recuerdo para Pablo Neruda y estos versos, Memorias de Isla negra, su Isla, escritos en 1964:
Me muero con cada ola cada día.
Me muero con cada día en cada ola.
Pero el día no muere
Nunca.
No muere.
Y la ola?
No muere.
Como esa Ola que no muere, anda Pablo Neruda por los mares de América, con sus Veinte Poemas de Amor, y una Canción Desesperada, escritos a sus 20.
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