The Alters

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 19 segundos

Desde Polonia nos llega una de las propuestas más atractivas de 2025 en el mundo del videojuego. Se trata de The Alters, el nuevo trabajo de 11 bit studios, creadores del aclamadísimo This War of Mine (2014), al que siguieron los también destacados Frostpunk (2018) y su secuela, Frostpunk 2 (2024).

The Alters es la historia de Jan Dolski. De varios Jan Dolski, en realidad. O algo así…

La premisa es potente y mantiene puntos en común con películas como Moon (Duncan Jones, 2009) y Todo a la vez en todas partes (Daniel Kwan, Daniel Scheinert, 2022).  Encarnas al referido Jan, quien decide embarcarse en una misión de minería espacial con el propósito de cambiar su vida, hasta ahora llena de malas decisiones y remordimientos.

Al llegar al planeta de destino, la nave se estrella y quedas como el único superviviente. Solo tienes la protección de la colosal base móvil con forma de rueda instalada en el lugar, la cual debes mantener en movimiento para escapar del amanecer de un sol abrasador que calcina todo cuanto toca.

Aunque existe un gran problema: la base es imposible de manejar para una sola persona. La única solución está en el motivo mismo del viaje: el Rapidium, un material capaz de acelerar el tiempo y los procesos biológicos. Con la ayuda de la computadora cuántica de la nave, que guarda copias de la memoria de la tripulación, el protagonista es capaz de generar clones de crecimiento rápido, denominados Alters. Ellos representan versiones de sí mismo que tomaron decisiones diferentes en momentos cruciales. El que se dedicó a la ciencia. El que permaneció en su pueblo natal. El que lo dejó todo por el amor de su vida. Cada uno llega con sus propias manías, su propio pasado y unas habilidades que el Jan original necesita desesperadamente para sobrevivir.

La propuesta jugable de The Alters bebe de los juegos anteriores del estudio. Estamos en presencia de un título de supervivencia y gestión, articulado a partir de tres pilares fundamentales. Por un lado, está el manejo de la base. Construir nuevas salas, como talleres, laboratorios o dormitorios, no es solo una cuestión de tener los recursos, sino de optimizar el espacio limitado dentro de la estructura rodante. Cada módulo consume energía y demanda mantenimiento, lo cual obliga a hacer malabares de forma constante.

Para abastecer a nuestro refugio, entra en escena otra parte de la propuesta: la exploración del planeta. Las incursiones las hacemos a pie, equipados con un exotraje y otras herramientas que debemos crear y mejorar. El entorno a recorrer está lleno de peligros y solo tendremos unas horas cada día para investigarlo (minutos en tiempo real), pues en las noches los altos niveles de radiación hacen imposible salir al exterior.

Precisamente son las tareas de explorar y obtener recursos las que The Alters trata de complicar desde un principio, con el objetivo de generar tensión en el jugador; mientras más nos cuesten, la amenaza del amanecer será más inminente y los problemas en la base se intensificarán.

Ahí es donde la gestión de los Alters (el último pilar) adquiere un rol crucial. Destinarlos a la posición idónea aumentará las posibilidades de éxito. El Jan científico será indispensable para investigar nuevas tecnologías, mientras que el Jan técnico podrá reparar los módulos dañados con una eficiencia que ningún otro podría alcanzar, por citar dos ejemplos.

Ahora bien, los Alters no son robots. Si los ignoras o los obligas a trabajar más de la cuenta, se enojarán. Y eso puede llevar a un motín que supondría el fin de la partida. Tu trabajo como el Jan original es mantener la moral alta, mediar en sus peleas y atender sus peticiones.

La historia termina de complementarse con una serie de personajes que llamarán desde la Tierra, los cuales poseen un peso importante en el devenir de los acontecimientos.

Solo por un primer acto que culmina en uno de los momentos más emotivos y genuinamente humanos que ha dado el medio en mucho tiempo, The Alters ya merecería la pena. Pero la obra de 11 bit studios va mucho más allá, para terminar convirtiéndose en un diálogo íntimo entre el Jan Dolski que somos y todos los Jan Dolski que nunca fuimos.

Visitas: 0

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *