Rodolfo, el cañero mayor de Aguada de Pasajeros

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Alcanzar rendimientos de 90 toneladas de caña por hectárea, por demás en suelos de secano, para decirlo en buen cubano, se las trae. Empero, tal rendimiento en la presente zafra azucarera resulta habitual para Rodolfo Almeida Rodríguez, el experimentado productor cañero de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Sergio González López, del municipio cienfueguero de Aguada de Pasajeros.

“Puedo decir, aunque parezca exagerado, que de las primeras cosas que tuve cerca al nacer fueron las plantaciones de la colonia de mi padre. Creo que desde entonces aprendí a querer ese cultivo, y los secretos de hacer parir a la tierra con nuevos y saludables plantones, vinieron con el tiempo”, reconoce quien se considera un guajiro afortunado.

Aunque el principal renglón agrícola lo dedica a la gramínea, Rodolfo aprovecha cada porción cultivable en su finca Casimba. En esos predios lo mismo te encuentras sembradíos de viandas, granos y hortalizas, que arboledas con frutales de todo tipo.Y sin dejar de atender la agricultura, también pacen acuartonadas unas cien cabezas bovinas y similar masa de ganado menor.

“Toda mi producción está contratada con la Empresa de Acopio, comenta. No podía ser de otra forma, pues tengo memoria y sé de mi compromiso con la alimentación del pueblo. Mira, viví parte del capitalismo y recuerdo de vicisitudes y estrecheses económicas en la familia.Por ejemplo, el dueño del antiguo central Covadonga hacía el pago con vales para comprar en la tienda de su propiedad. Vivíamos un montón de vejigos en un casón de madera y techo de guano, alumbrándonos por la noche con mechones”.

En contraste con aquella precaria situación, los Almeida disponen hoy de casas confortables de mampostería y placa; cada hijo tiene la suya, con servicio eléctrico y agua corriente. “Ah, y en caso de enfermos, ahí tenemos el policlínco del batey de ‘Antonio Sánchez’ a pocos kilómetros de aquí, y con transporte propio seguro”, reconoce Rodolfo.

“No hay más secreto para arrancarle los frutos a la tierra que el trabajo, explica. Es verdad que la naturaleza pone su parte, pero la inteligencia del hombre, la dedicación y sus manos completan la obra. De la selección de la semilla, preparación de los suelos y las atenciones culturales a los cultivos, incluyendo la fertilización a los campos, depende el resultado final”, asegura.

¿Cómo “capear” las limitaciones actuales de combustible y otros insumos?

“Al igual que el resto de los productores, no estamos ajenos a la difícil situación económica del país y su impacto. Y a pesar de ello, no perdemos de vista que el deber número uno del campesinado cubano es producir alimentos para el pueblo. Luego, para dar respuesta al reclamo debemos valernos de múltiples alternativas y poner a prueba el ingenio criollo heredado de nuestros padres,acudir a recursos a la mano, tales como un mayor empleo de la tracción animal y prácticas agroecológicas promovidas por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (Anap)”.

Por lo pronto, ya de los cañaverales de Casimba salieron rumbo al basculador del ingenio Antonio Sánchez unas 3 mil toneladas de caña. Mas, como ya es tradición en la familia, desde ahora aseguran la próxima cosecha con la atención a los retoños y la siembra de nuevas áreas.

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