¿Primero la gallina o el huevo?

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Esta disquisición casi filosófica de quién llegó primero, si la gallina o el huevo, con cierta dosis de humor negro, nos invita a reflexionar en tiempos de dura economía, desde lo global a lo particular, y con un enfoque localista en Cienfuegos, sobre lo difícil que se ha vuelto conseguir huevos para la mesa y la dieta diaria; a partir de un reportaje radial que nos llega por las ondas de Radio Ciudad del Mar desde la emisora de Cruces, donde radica una de las “fábricas” avícolas, otrora más prósperas del territorio.

Contenta conocer que allí ya alumbra un rayito de esperanza, al enterarnos, según una fuente oficial, cómo han comenzado a recuperar a los animales, se conducen camino a satisfacer la demanda de alimentación especial que requieren, y logran cierta estabilidad productiva y laboral, esta última fundamental, porque hasta el “navero”, puede estresar a las ponedoras, y eso está sustentado desde la ciencia.

Y aunque resultan muy discretas las cifras de este centro que aporta a la economía local y no al balance nacional, término con el que se conoce el traslado e intercambio con otras provincias, ya los cienfuegueros recibimos en abril la cuota subvencionada.

Pero directamente proporcional a que aparecieron las posturas en la “bodega”, con la perspicacia del cubano que se nos aviva en circunstancias difíciles, y sacando cuentas elementales, hemos apreciado cómo también se abastecieron otros mercados, los que expenden el producto a precios casi inalcanzables al ciudadano común, ese que vive del salario.

La “lucha”, vocablo cubanísimo que tiene varias acepciones, contempla una, que quizá no está aceptada por la Academia de la Lengua, pero que debería porque está muy entronizada en nuestra sociedad; que incluye, por desgracia, el robo a lo que se produce para satisfacer demandas de la población a precios subsidiados, que abastece centros de salud, círculos infantiles, hogares de ancianos, a las embarazadas a través del Programa Materno Infantil, entre otros múltiples sectores, “priorizados”.

Según una edición de la Revista Cubana de Alimentación Nutricional, y para ilustrar a los lectores sobre la importancia de las “posturas”, afirman los científicos del patio que:

“El huevo es un alimento universal conocido desde la antigüedad. Para las culturas ancestrales fue un símbolo de perpetuación, renovación, resurrección, ofrenda, fecundidad, revitalización, erotismo, y reconstitución. El huevo fue una de las primeras fuentes de proteínas alimentarias que el hombre se llevó a la boca. Resultó entonces contraproducente que el consumo de huevos fuera fuertemente censurado, y en algunos casos, satanizado durante los 1990’s. No fue hasta después del año 2000 en que se le devolvió al huevo su justo lugar como un alimento sano”.

Nunca, nótese, nuca, deberíamos permitir que el emprendimiento roce tal arista, la de “luchar” a costa y costo de la gente necesitada, mucho menos lucrar con lo que se subvenciona, incluso cuando muchos, diría que demasiados, aprueben tal práctica, porque nos perjudica a todos. Pero también es verdad, que si no se encuentra en los mercados convencionales, incluidos los que operan con esfuerzo propio (acuño lo del esfuerzo con énfasis), el pueblo, por necesidad tiene que acudir al mercado negro.

Entonces, ante esta alternativa, el dilema casi filosófico de quién llegó primero, si la gallina o el huevo, los invito a mirarnos en introspectiva sobre el fenómeno, más allá de si la yema de la postura está pálida, si sembramos o no para alimentar a las aves, o se paga un precio alto en el mercado internacional de guerra por el pienso, entre otros impedimentos; siempre enfocados en que el robo y el desvío del alimento vital no resultan la solución.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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