Preso, muerto o loco
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Su rostro aún permanece lampiño, pero ya él conoce en carne propia el infierno de la droga. Aceptó compartir sus vivencias bajo las condiciones del anonimato y con el propósito de evitar que otros adolescentes y jóvenes vivan lo mismo.
El cannabinoides sintético, el llamado “químico”, resultó la droga con la cual “se enganchó”, por el embullo de un amigo y a partir de ahí su vida cambió.
Tras meses de prisión preventiva por cometer el delito relacionado con las drogas ilícitas o sustancias de efectos similares — período que también sirvió para su desintoxicación— afirma que quien entre a ese mundo solo puede tener tres finales: “caer preso, volverse loco o morir”.
Su historia de consumo no ocurrió de la noche a la mañana. En octavo grado comenzó a fumar. Primero a escondidas, luego a la vista de la familia. En décimo abandonó sus estudios de técnico medio y entonces el tiempo empezó a sobrar y aparecieron las malas compañías. Se abrieron las puertas a un mundo sórdido, donde los vicios se disfrazan de placeres y los enemigos llevan cara de amigos.
Confiesa que tras el primer cigarro con picadura del “químico” sintió miedo, pero la influencia de otro resultó más fuerte que su propio temor. Desde entonces, aunque no tenía para todos los días, se regularizó el consumo y para mantenerlo llegó a pedir dinero prestado, a endeudarse peligrosamente y a convertirse — él mismo — en un traficante.
“Me volví otra persona. Dejé de ser yo”, afirma con una dureza en la mirada que no compagina con su aún muy tierna edad.
Cuenta que cuando consumía se olvidaba de todo, se reía mucho sin motivo, vomitaba, sentía resequedad en la boca. Al principio, varias veces pensó en salir, pero no podía.
“Aunque me daba hambre, bajé muchísimo de peso, por poco me muero. Se me borraba la mente. En ocasiones estaba hablando y me quedaba como en blanco. Perdí a mis amigos, pues no les gustaba mi forma de ser: no sabía socializar”.
“Cuando no podía consumir me ponía agresivo, intranquilo. A mi mamá le hablaba en mala forma y la agredía, la sacudía. Yo estaba ciego con eso. Hasta atenté contra mi vida, más de una vez”.
“Esta droga es hecha en el extranjero para matar a la gente del bajo mundo. Te raja el cerebro a la mitad. Lo busqué y así mismo lo leí en Internet”, dice mientras abre mucho los ojos, como entendiendo el poderoso y diabólico juego en el que cayó como una víctima más.
De los finales que considera posibles, piensa que ser descubierto por la Policía y caer en prisión, resultó el mejor de todos, en comparación con la muerte o la locura. Sin embargo, la huella del encierro y la incertidumbre por una posible condena en el futuro también le resultan atormentadores. Ahora recuerda bien la soledad en la que se encontró y que, en los momentos más duros, solo los familiares cercanos le extendieron la mano. Para el resto apenas fue un instrumento desechable.
Reencontrarse con su padre y salir adelante realizando algún trabajo constituyen los planes sobre los que desea tirar el ancla.
En lo inmediato, mientras espera el juicio en libertad, tiene las puertas abiertas a un tratamiento con los especialistas de Salud Mental, lo que seguramente ayudará a afianzar algo que ya él da por hecho: “Hace falta que nadie más caiga en eso. Por mi parte, no va a pasar más”.
Así dice este joven de rostro aniñado que ya conoce los caminos del infirmo. Así dice, mientras repite otra vez lo que para él resume el final de cualquier historia semejante: “Si no terminas preso, terminas muerto, o loco”.
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Cero tolerancia a las drogas. Mientras los traficantes se hacen millonarios los que la consumen echan a perder sus vidas y las de sus familiares. La muerte va de la mano con las drogas. Prisión perpetua para los traficantes. Cuba ha sido ejemplo en la lucha antidrogas con la ayuda de todos podemos mantener este problema controlado. A los adolescentes y jóvenes hay que hablarles claro y con testimonios. Una campaña contra el tabaquismo y el alcoholismo en adolescentes y jóvenes… Puede ayudar también. Son sustancias muy consumidas por ellos. FELICIDADES ALJOVEN POR TENER LA VALENTÍA DE RECONOCER SU PROBLEMA Y QUERER CAMBIAR.
¡Gracias por publicar este artículo! El narcotráfico y el consumo de drogas son una de las herramientas usadas para poner a Cuba de rodillas. Lo esperanzador es que el propio individuo puede ponerle freno. Eso puede sonar duro, pero la experiencia de Europa y de los EE. UU. es que Narcóticos Anónimos (NA) salva muchas vidas. ¡Más que nosotros que trabajamos en las clínicas de tratamiento!
Es importante, por supuesto, que haya médicos que puedan ayudar con la desintoxicación y la restauración de la salud física.
Saludos desde Estocolmo, Suecia
Kristina Hillgren, psicóloga jubilada, quien, junto con Sven Britton, médico infectólogo y profesor emérito, ha estado en un intercambio con colegas en Cuba desde 2001.
Tolerancia cero a ese flagelo, por duros que sean los tiempos no podemos permitirlo. Por favor, los padres atentos a los cambios en la conducta de sus hijos, pidan ayuda para la rehabilitación, gracias a este sitio web por compartir
Muy Triste esta historia. Soy de la opinión que tenemos que trabajar mucho la comunicación de este flagelo, que nos destruye la sociedad. Aunque tengamos mucha crisis, eso nunca podemos permitirlo, nuestra juventud es muy sana, luchemos porque así se matenga. No a las drogas!!