¿Por qué es el beisbol el deporte nacional? (III parte)

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Como ya hemos comentado en trabajos anteriores, el beisbol inició a partir de la década de los ochentas del siglo XIX una escalada ascendente en la sociedad y la cultura cienfuegueras.

En 1884 eran convocados mediante la prensa por sus nombres y apellidos, varios jugadores para la entonces Plaza de Armas, con el objetivo de constituir dos equipos de pelota que se enfrentaran entre sí. Ya para 1886 se habían conformado en el territorio los conjuntos Cienfuegos y Jabacoa con el concurso de los Lombard. Ese mismo año inauguraron un terreno y efectuaron el primer jugo oficial recogido hasta ahora.

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La calidad del beisbol sureño lo hizo acreedor de enfrentar en dos ocasiones en 1887 al club Bélico de Santa Clara. En la primera de ellas los cienfuegueros correspondieron a una invitación al llegar por tren a la central ciudad. Aunque fueron derrotados en aquel desafío invitaron a los santaclareños a jugar en el sur, para corresponderles sus atenciones. En diciembre de 1887 Jabacoa vencía al Bélico en sus predios. Los visitantes fueron recibidos en la estación de trenes con la orquesta de Marino Coimbra y fueron elogiados con un baile en El Liceo que concluyó entrada la madrugada.

Cruces atesora la creación de su primer equipo beisbolero en 1888. Aunque se considera que por su cercanía geográfica con Lajas —que aperturó el suyo en 1881— , debió haber existido al menos un equipo en los años anteriores. Ese mismo año la sociedad negra de instrucción y recreo El Progreso creó su consorcio beisbolero y fundó la escuela nocturna de la sociedad El Progreso Baseball Club.

Los negros iniciaron sus prácticas en las afueras de la ciudad, entre un muladar y el cementerio municipal.  Luego incursionaron en un terreno al oeste, donde conformaron su club El Progreso, primero de su tipo organizado. De la incursión de El Progreso,  se conoció que en 1890 enfrentó en su terreno a su coterráneo cardenense El Unión.

El avance del juego en la región centro-sur debió haber sido reconocido, cuando en 1889 un equipo de Cárdenas retara al Jabacoa para jugar en Cienfuegos. El espectáculo deportivo se convertía en un acontecimiento social y cultural. A la llegada por tren de los provenientes del norte occidental asistió a recibirlos la directiva de El Jabacoa, sus jugadores y el pueblo de Cienfuegos acompañados nuevamente por los ritmos de la orquesta de Marino Coimbra.

Los de casa perdieron el encuentro. En realidad estuvieron sin practicar desde 1888 por razones desconocidas y lucieron fuera de forma. La visita de los cardenenses concluyó con otro baile en El Liceo extendido hasta altas horas de la noche. Las redes sociales y culturales interregionales que se entretejían mediante el juego y con la ayuda de los rieles llevaron a Cienfuegos ese mismo año a Cárdenas. La invitación formaba parte de las festividades por la inauguración de la luz eléctrica en aquella región. Acontecimiento social, cultural y tecnológico para cuya celebración, entre otras, se jugaría beisbol.

La presencia femenina engalanó las visitas de los santaclareños y los cardenenses a Cienfuegos. Ellas también acudieron a Cárdenas, para lo cual crearon dos comisiones, una de señoras y otra de señoritas. Lo cierto es que las sureñas, entre habaneras, sagüeras y remedianas fueron la sensación del baile celebrado en los salones del club Cárdenas en 1889. Basta solo leer las crónicas periodísticas de la época que describían sus ojos, el color de la piel y su contoneo con un erotismo propio del contexto beisbolero de entonces.

Páginas no siempre presentes en la Historia de Cuba. Pasajes que explican por sí solos por qué es el beisbol nuestro Deporte Nacional y Patrimonio Cultural de la Nación. (Continuará)                   

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