¿Por qué es el béisbol el deporte nacional? (I parte)

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Sobre el béisbol cubano se debaten hoy disímiles aristas, la mayoría de ellas situadas meramente en su dimensión como deporte. Olvidamos entonces, el principal sostén, que da respuesta a la interrogante que titula este texto, su historia. En mi cotidiano ir y venir de la sede Conrado Benítez de nuestra Universidad, siempre paso por el estadio 5 de Septiembre.

En una ocasión, vi a un joven pelotero, bate en mano, y le pregunté ¿sabes que cuando bateas, corres, fildeas o lanzas, lo haces por Cuba y su historia?; él me respondió: no. De inmediato me pregunté, ¿cómo se puede amar, tener sentido de pertenencia, mostrar convicciones y valores por algo que se desconoce? ¿No creen que esa realidad sería diferente si nuestros peloteros dominaran la historia del deporte que practican? Pero, parece que la historia del béisbol, no interesa mucho… ¿entonces por qué es nuestro deporte nacional?

La pelota entró a Cuba en la década de los 60 del siglo XIX. La trajeron jóvenes patricios cubanos egresados de colegios norteamericanos. Ellos incluyeron como parte de su equipaje bate y pelota. Así, Nemesio Guillo Romaguera y su hermano Ernesto, además de Enrique Porto, comenzaron a jugarlo en La Habana. La modalidad de juego introducida en el país fue la conocida como juego de New York.

Años más tarde se perfeccionó hasta llegar a ser el deporte que conocemos hoy. Los conceptos que la práctica beisbolera poseía entonces, lo convirtió en una actividad culta, de buen gusto, moderna, higiénica y saludable. Nada más alejado de los preceptos con los cuales España gobernaba la Isla. Muy al contrario, se acercaba a lo añorado por muchos cubanos ilustres de la época. Inició entonces un proceso de enraizamiento del béisbol en la conformación de nuestra identidad.

Los autonomistas, reformistas e independentistas, lo hicieron suyo. A su vez, se inició en la arena deportiva una confrontación entre el juego de pelota y las prácticas tradicionales hispanas, en particular las corridas de toros, impuestas por España como deporte nacional.

El nuevo pasatiempo incluía destreza, habilidad, inteligencia y educación en función de tácticas y estrategias para lograr el triunfo. Preceptos divergentes de las peleas de gallos, carreras de caballos y corridas de toros. El béisbol representó a Cuba, a los intereses que aspiraban a una nación civilizada, culta, saludable y moderna.

Así el béisbol se convirtió en sinónimo de cubanía. Los cubanos conservadores y los españoles lo identificaran con el independentismo. No se equivocaron en ello; muchos de nuestros peloteros abandonaron sus equipos o embarcaron hacia Cuba desde el exterior para incorporarse a la Guerra Necesaria.

El béisbol arribó desde el Norte hasta la Mayor de las Antillas en un viaje sin retorno, llegó traído por cubanos, nadie vino y lo impuso; su nivel de juego creció por la superación constante de sus propios practicantes en la Isla. Más que un deporte es una expresión social y cultural, un símbolo, muestra de cubanía y nacionalismo. Es por ello, que se hace necesario conocer su historia, no contemplada hoy en ningún libro de texto de Historia de Cuba.

Quien desconoce sus anales está condenado a morir en la ignorancia. No dejemos morir al béisbol; expliquemos su esencia, promocionemos su práctica e historia; entonces, con sólidos argumentos podremos explicar por qué es nuestro deporte nacional.

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