Pau Brasil, el árbol país

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El nombre de Brasil tiene su origen en la manera en que los portugueses llamaban a este árbol, pau brasil, que significa ‘palo brasil’, una alusión al tinte rojo brillante como una brasa que se puede extraer de su madera. Luego, la denominación resulta una forma abreviada de Tierra de Brasil, o «tierra de palo brasil». El nombre de la planta en lengua tupí es ibira pitanga (‘madera roja’).

Cuando los navegantes lusitanos descubren el actual país sudamericano, el 22 de abril de 1500, inmediatamente ven la tal «madera de brasil», que era extremadamente abundante. En pocos años, una feroz tala y exportación de rollizos se convirtió en una próspera industria, dando a la corona lusa su monopolio, gracias a las excelentes cualidades de la tintura roja en la manufactura de lujosos textiles, tales como terciopelo, altamente demandado durante el Renacimiento.

Los exclusivos usos del Pernambuco

El también llamado Pernambuco es un árbol de crecimiento lento y de talla mediana (entre los 10 a 15 metros de altura), de tronco recto -apropiado para el corte- cubierto de aguijones de color ceniza oscuro. La madera se distingue por el color anaranjado-rojizo, brillante, más densa que el agua, por lo que no puede flotar, característica que perjudica su transporte fluvial.

Pau Brasil.
Pau Brasil.

Por su lado, las hojas son compuestas, bipinnadas, de color verde intermedio y brillantes. Las flores en tanto, se disponen en racimos erectos, próximos a los ápices de las ramas. Están formadas por cuatro pétalos amarillos y uno menor rojo, y son muy aromáticas. El androceo está formado por diez estambres mientras el gineceo es de ovario súpero. El fruto es una legumbre, cubierta por espinas largas y afiladas, y contiene de una a cinco semillas discoides, de color marrón.

Botánicamente, el pau Brasil se encuentra involucrado a varias especies de árboles, todas de la familia Fabaceae ( de las legumbres). El término «palo de Brasil» se utiliza con mayor frecuencia para referirse a la especie Paubrasilia echinata, pero también se aplica a otras especies, como Caesalpinia sappan, Haematoxylum brasiletto, el ipê (Tabebuia avellanedae) y la massaranduba (Manilkara bidentata).

Como curiosidad agregar que en el medio de la ebanistería se obtiene gran calidad de materia prima de este árbol, comercialmente llamada madera de Pernambuco. Esta fibra en cuestión es considerada la mejor para la fabricación de arcos de instrumentos de cuerdas, a tal punto que los lutieres hacen uso exclusivo para tales aditamentos de la familia del violín.

Tal resulta la valía de esa materia prima que los arqueteros y músicos del mundo entero no han encontrado nada que pueda sustituirlo: rigidez, flexibilidad, densidad, belleza, capacidad de conservar la curvatura.

Sin embargo, la desmedida ambición europea y la creciente demanda de las elegantes telas teñidas gracias al pau-brasil, originó que en pocas décadas enormes extensiones de Mata Atlántica (selva tropical) fueran arrasadas, llevando al Pernambuco al límite de la extinción. En menos de un siglo no existían árboles suficientes para cubrir las exigencias de la industria y el mercado.

Actualmente la especie amenazada está listada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, IUCN por sus siglas en inglés, como la de gran peligro de sucumbir en Brasil. El mercado de esta madera aún no está prohibido. La “Iniciativa Internacional para la Conservación del Pernambuco» (IPCI), cuyos miembros son los mayoristas de esta madera, trabajan para reforestar y utilizar otras materias primas para la fabricación de violines. La falta crítica con las propiedades naturales idóneas, ha ayudado a la industria de la fibra de carbono a reemplazarla.

De acuerdo con datos publicados, el último censo del pau Brasil se hizo en 2012, y desde entonces no hay cifras actualizadas, aunque ojos vista continúa en estado crítico. “En los últimos diez años hemos visto como muchas poblaciones se han reducido sobre todo por la explotación ilegal (…) los que quedan están en áreas muy pequeñas, y no están protegidos”, alertan los invetigadores.

En la recién concluida Cumbre de la Amazonia los líderes de los ocho países que hospedan la región del Amazonas firmaron la Declaración de Belém, texto definitivo que plasma los compromisos acordados en el encuentro. Un “ambicioso” plan de protección quedó trazado en la cita para la mayor selva tropical del planeta. En el texto se llama la atención a los países de mayores ingresos para que refuercen su compromiso con la acción climática.

Esperemos que entre otras perspectivas a corto, mediano y largo plazo, esté también en la lista la preservación del pau Brasil.

 

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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