Parque Martí, el lugar de los grandes acontecimientos de Cienfuegos

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Tal vez pocas plazas en Cuba atesoren el privilegio de que converjan en el mismo lugar tantos acontecimientos de carácter histórico, político, cultural, religioso y social como nuestro parque José Martí.

Fue este escenario la cuna del acto primigenio y fuente nutricia para el trazado urbanístico y posterior desarrollo poblacional de la urbe, con una majagua por guía y punto de partida, cuando Don Luis De Clouet y un grupo de franceses fundó la Colonia Fernándina de Jagua, en aquel lejano 22 de abril de 1819.

Plaza de Ramírez, de Armas, de Recreo, de la Independencia, de la Reina y Salón Serrano, fueron algunas de las denominaciones del principal sitio público que recoge el fundamento urbano y arquitectónico que tipifica el ambiente cienfueguero en el que “neoclásico y eclecticismo denotan el status de la generación que los precedió”, hasta que, por fin, en genuino acto de justicia, el 10 de octubre de 1906 se concede definitivamente el nombre del Apóstol de la Independencia y Héroe Nacional de la República de Cuba.

Considerada la publicación más completa y acabada sobre nuestra plaza mayor, en el capitulo II del libro Cienfuegos La Perla de Cuba, el autor de ese pasaje, David Liestter Martínez Ramos, hace una acuciosa refencia a la evolución de la explanada desde los orígenes.

Dicha bibliografía da cuenta de que “El 25 de marzo de 1825, en una nueva relación de solares (…), en este momento, la plaza quedó compuesta por dos manzanas, al trasladarse el proyecto de la Aduana para el litoral sur. Esta decisión del gobierno de la Colonia Fernandina de Jagua fue una de las más importantes acciones urbanas de los primeros tiempos y constituye una muestra de la proyección ilustrada bajo la cual nació Cienfuegos.

“En 1878, señala la monografía, en el centro de la plaza se colocó una lámpara de cinco brazos. El 26 de abril del propio año, el administrador de la Empresa del Gas informó al Ayuntamiento que ‘…con fecha ocho de Febrero último recibió una comunicación de esta Presidencia por la que se disponía que el alumbrado (…) había empezado a funcionar desde la noche anterior continuara en lo sucesivo”.

Otros hitos importantes están asociados a la colocación de dos leones de mármol (las primeras esculturas de este paisaje), que han cambiado de lugar y de pedestal en dos oportunidades. De igual modo fue memorable la ejecución de la primera glorieta concebida para las afamadas retretas cienfuegueras y estrenadas el 8 de diciembre de 1852, que por cierto, también cambió de lugar y estilo constructivo.

En otro orden, la estatua de la Reina de España, Isabel La Católica, que por algunas décadas presidió el Salón Serrano, cedió su espacio al majestuoso conjunto escultórico de nuestro Héroe Nacional, erigido en 1906 y catorce años después fue elevado el pedestal de la efigie, esculpida por el artista italiano Giovanni Nicolini, segunda  escultura del Apóstol construida en la Mayor de las Antillas, luego de la del Parque Central de La Habana.

Al decir de Martínez Ramos la antigua Plaza Real reúne todas las características del urbanismo y arquitectura del siglo XIX cubano. En la misma se distingue el diseño de la jardinería con ornamentación, esculturas y asientos, concebido para el disfrute de los habitantes de la ciudad.

“Por otro lado, precisa el también investigador de la Oficina del Conservador de la Ciudad (OCC), los edificios del entorno en su mayoría disponen de portales. Como rasgo distintivo está la dimensión del parque, como uno de los más grandes del país, con sus dos manzanas de extensión. Debemos subrayar, además, que trasciende la disposición inicial de la distribución de los solares en las edificaciones de servicio público, de gobierno y religioso, esta última con la Catedral de frente a la explanada”.

Agrega el especialista que otro rasgo peculiar dentro del contexto lo constituye la presencia del Arco de los Obreros o de Triunfo, en contraposición a la entrada de los leones. La obra fue financiada y ejecutada en 1902 por trabajadores cienfuegueros como supuesto símbolo de la prosperidad de la República que recién nacía.

Sin lugar a dudas, a juicio de Leonor Pastrana Tapia, jefa de Grupo de Investigaciones Históricas de la OCC, el parque Martí y su entorno resultan el escenario fundamental de los grandes acontecimientos de la Perla del Sur, lo mismo festivas, políticas que religiosas. “Recordemos, dijo, que aquí se escribió una de las páginas de heroísmo de significativa connotación patriótica, protagonizada por el pueblo cienfueguero el 5 de septiembre de 1957. Como fue este el mismo lugar en que recibimos a Fidel al frente de la Caravana de la Libertad, el 6 de enero de 1959”.

Luego, a propósito del aniversario 170 del natalicio del más universal de los cubanos, a los coterráneos nos asisten suficientes razones para sentirnos orgullosos de atesorar el hermoso parque que honra su nombre, declarado Monumento Nacional desde 1978 y que ostenta la categoría de Patrimonio Cultural de la Humanidad por encontrarse enclavado en el Centro Histórico Urbano de Cienfuegos, condición conferida por la Unesco en 2005.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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