Otro reto para la higiene comunal en Cienfuegos

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Otra vez la situación epidemiológica de la provincia reta a la higiene y saneamiento ambientales, factores que pueden acelerar —o enlentecer — la trasmisión en este caso del virus del oropouche, tal y como ocurre con otras enfermedades como el dengue, por citar un ejemplo.

La reciente detección de esta enfermedad en Cienfuegos —específicamente en los municipios de Abreus, Rodas y el Área de Salud No. 8 de la capital provincial—señala la urgencia de revisar, con preocupación y ocupación, la presencia de salideros, aguas albañales, derrames de basura, y otros tantos fenómenos que han estado en la mira de este periódico en los últimos años.

Esta comentarista —y otros tantos colegas— no hemos cejado en el empeño de reflejar en estas páginas los múltiples focos rojos en detrimento de la limpieza, y por ende de la belleza de una urbe tradicionalmente reconocida por su pulcritud.

Pero en este caso no se trata solo de la apariencia citadina —que no es un asunto menor— sino de la salud de los perlasureños, en riesgo si, ante el alza de casos febriles, no acometemos una ofensiva real contra el cúmulos de agua, basura por doquier y, sobre todo, contra la indisciplina social.

El enyerbamiento resulta común en repartos de edificios multifamiliares.

Esta última, una epidemia peor que cualquier virus, causada por agentes patógenos como la indolencia, aún no erradicada de nuestro comportamiento cívico ya sea por falta de conciencia, o de esas multas proveedoras del escarmiento monetario que al bolsillo tanto duelen.

Ahora mismo en el tenso escenario económico que vive la provincia, y el país, resultaría fácil concluir que nada puede hacerse, ante la falta del combustible necesario para mover retroexcavadoras hacia las popularmente conocidas como “improntas” (acciones masivas de limpieza urbana los fines de semana), o para abastecer los equipos de fumigación, por ejemplo.

Sin embargo, y siempre bajo la premisa de que las enfermedades no son solamente un problema de la salud pública, varias soluciones quedan sobre la mesa: la convocatoria por las organizaciones de masas para el saneamiento en las comunidades, por ejemplo, aparece entre las más efectivas.

Basta apreciar el enyerbamiento excesivo alrededor de edificios multifamiliares y viviendas para comprender la necesidad de eliminar el hábitat del mosquito, vector tan común en esta época del año y en tiempos de crisis energética.

De igual manera, la desobstrucción de drenajes en plena primavera, la solución de salideros y limpieza de fosas, sobrevienen iniciativas claves y no solo dependen del Acueducto, sino también del ciudadano común, responsable muchas veces de la rotura de tuberías y hasta de calles, en una acción con consecuencias nefastas para la ciudad, al surgir así las oquedades y otros lastres presentes en la vía pública.

Si bien la higiene de Cienfuegos no debe esperar al alza de enfermedades para corregir sus casi crónicas fallas, el momento actual exige de trabajo arduo para eliminar microvertederos espontáneos, enyerbamiento y otros fenómenos que no por comunes o recurrentes dejan de resultar nocivos, muy nocivos en términos sanitarios para cualquier entorno.

Los microvertederos constituyen caldo de cultivo para la proliferación de vectores.

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Un Comentario en “Otro reto para la higiene comunal en Cienfuegos

  • el 7 junio, 2024 a las 9:04 am
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    Muy buena decisión, ya era hora que alguien se decidiera, ya que no lo detectan quienes debieran hacerlo, solo basta andar con los cristales abajo y mirando para todas partes. Le sugiero que veo la tupición que hay desde hace meses con acumulación de aguas sucias y basura en la esquina de avenida 62 y calle 47 (muy cerca del distrito creativo La Gloria, donde por donde quiera se hacen pinturas, de qué sirve el arte si no aporta algo positivo a la sociedad.) En la avenida 64, en el tramo de parque Villuendas – Prado por el lado izquierdo iendo hacia el segundo, alguien construyó una ranfla que está obstruyendo el paso a las aguas sucias y allí están acumulada. Algo pasa en la esquina de Parque Villuendas y Castillo, ayer día de lluvia la tupición hizo que el agua ocupara gran parte de la calle incluso que subiera a la acera. También he visto tupiciones por el Prado. En La Juanita, el edificio de 4 pisos de avenida 62 % 65 y 67 tiene sus tuberías por los patios de las casas de calle 65, desde hace meses hay una gran tupición que se vierte a la calle ocupando toda esta, una parte quedando estancada y otra que corre hacia 62 hasta seguir a la línea; esto sucede con mayor fuerza cuando ponen el agua potable por lo que tengo duda si por alguna parte se mezclan con la sucia; hace unos días unos vecinos dirigieron el curso del agua hacia el hueco de un registro que han dejado sin concluir en el medio de la calle, pero además de eso ya otra parte vuelve a salir por el curso inicial. También está la linea del ferrocarril en la intercepción de Castillo y Manaca, no hay forma de describirla hay que verla, una chapucería lo que hicieron en el asfaltado de las calles, tupiciones, salideros, basura aun cuando casi a diario pasa un carro o carreta de Comunales, hierba tupida y superalta que sirvió de escondite de cosas prohibidas según hecho detectado por la Policía. No hay sentido de urgencia, como no se ha hecho algo ahí que impida semejantes barbaridades, quizás hasta una acera que proporcione limpieza y visibilidad. Dónde están los Presidentes de Consejos Populares, los delegados, los encargados de Planificación física que permiten que cualquiera haga una ranfla obstruyendo el libre curso de las aguas por los contenes, los tubos de desague hacia las calles violando las regulaciones urbanísticas, etc., etc., etc. Hemos perdido el sentido de urgencia, de sensibilidad, que rápido se le ha olvidado a las personas los desastres de la covid.

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