Otras catarsis y sociedades (o cómo abrir un hueco en la tapia que bloquea tu ventana)

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Aquí tienes la Ventana:

Mira, fuiste el espermatozoide más exitoso de tu generación. Quizás de adulto, espiaste las piernas de tu vecina tras la mirilla de tu puerta; o encontraste paisajes de cielos rojos y palmeras enanas en las profundidades del sexo de tu esposa. Es posible que hayas pagado bastante dinero para que una mujer desconocida te abofetease; o en alguna ocasión dejaste que alguien te tragara y permaneciste en su estómago, cronometrando el tiempo para romper cierto record Guinnes.

Eso no lo sé. Son salidas. Ventanas con vistas a ti mismo. Catarsis ante la fatiga o la desesperación generadas por una monótona vida gris. Pueden parecer absurdos, imaginaciones descabelladas, pero… ¿lo son?

Es posible conjeturar que la literatura del absurdo en nuestro país nace con Boti. Elevada a grandes cimas estéticas por ese otro rara avis que fue Virgilio Piñera, ha tenido un intermitente cultivo dentro de las letras nacionales. Rafael de Águila en Ventana tapiada con un hueco, (Letras Cubanas, 2019) consigue tomar un gran buche de esta exquisita fuente y asperjarlo sobre los lectores más exigentes.

El absurdo como artificio retórico y/o recurso compositivo, está muy vinculado a la sorpresa que provocan la caricatura y la hipérbole; y en consecuencia, genéticamente emparentado con el humor. Así que te vas a reír, y a veces a sonreír con situaciones imposibles que parecen velar secretos sobre nuestros prejuicios o nuestras costumbres más queridas…

De Águila tiene además el tino de matizar la situación absurda o improbable mediante el uso constante de la ironía, la parodia invertida, y los narradores comentaristas. Con el temor a excederme, recomiendo la pieza titulada “Jenny”, donde una situación límite, insoluble en apariencia, evoluciona hacia un final alegre; pero sobre todo denota la habilidad del escritor en el manejo de las figuras humorísticas más complejas.

Pero continúo:

Aquí tienes la Tapia que bloquea tu Ventana:

Quizás puedas conocer, antes de nacer, que tu vida ya fue programada por extraños funcionarios. O que no resulta inútil esperar, incluso emboscar, al líder brillante, al Mesías que traerá un final feliz a todas nuestras angustias sociales. Se podría, incluso, ser paciente y esperarlo bajo la premisa oriental “cuando encuentres al Buda, mátalo”.

¡Y hasta pergeñar una venganza desde niño!

Tampoco sé si por ahí andan los sueños. Pero sí sé que mediante las lecturas de estas breves historias que conforman la segunda parte de la obra, pudieras hacerte una idea, tener una descripción de conjunto sobre la Tapia que bloquea tu Ventana.

Entonces solo restaría abrir un hueco; un hueco para que puedas ver a través de las persianas y de la Tapia. Un buen hueco para respirar o para expresarte. O sencillamente contemplar el paisaje.

Porque te lo mereces, si? para eso construiste la ventana, no?

Amar, llorar y liberarse. Ventana, Tapia y Hueco.

Si tienes una ventana bloqueada por una tapia y quieres abrirle un hueco, ya sabes qué hacer: lee el libro de Rafa de Águila. 81 minicuentos y 1 poema. Cuesta menos que un pan con croqueta y es mucho más nutritivo porque es posible que encuentres algunas respuestas.

Lo puedes comprar aquí:

https://ruthtienda.com/de_aguila_rafael/997-ventana_tapiada_con_un_hueco.html

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Ernesto Peña

Narrador y crítico. Premio Alejo Carpentier de Novela.

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