Martí escribe sobre Edison

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En varias ocasiones, Martí escribe acerca del célebre innovador Thomas Alva Edison. El primero de los artículos que el Apóstol le dedica al inventor norteamericano aparece en La América en Junio de 1883 bajo el titulo Luz Edison. A continuación algunos fragmentos dan muestra de la admiración del Maestro por su obra.

“Prospera y gana ciudades la hermosa luz eléctrica de Edison (…) y son de ver aquellas máquinas esbeltas y sencillas, a la par pesadas y graciosas ¡Como juguete de héroe! Parecen esas lindas fábricas maravillosas llenas de espíritu femenil (…) entrar en las factorías donde las trabajan, es como entrar en fábrica de espíritu. Queda impresión doble y suave;- de encumbramiento, y de delicadeza”.

“La luz de Edison (…) pura, sostenida, penetrante, libre de todo riesgo (…) susceptible de múltiples aplicaciones, sumisa a la mano del hombre, bella y discreta, como cosa de hadas”.

De los escritos científicos donde Martí humaniza la ciencia, resulta importante el artículo Edison que publica en El partido liberal de México el 5 de febrero de1890. Donde se lee: “(…) El hombre misterioso y natural, admira tanto como el inventor. Vive con las manos en lo desconocido, y tiene visiones como (…) las de Poe o de Quincey, para este físico, todo átomo tiene alma.(…) Tiene este mecánico, una poesía matemática y formidable”. 

“¿No es el hombre de las tres mil teorías sobre la luz incandescente? ¿No hizo viajar a decenas de hombres por las florestas vírgenes para encontrar la fibra que da la luz?” 

(…) ¿Qué no ha inventado él? Desde los alambres de seis mensajes a la vez, desde los aparatos de telegrafía privada, desde el teléfono hasta la subdivisión de la luz eléctrica, que los expertos ingleses habían declarado imposible”.

En esta publicación, a través de interrogaciones, Martí muestra los aportes del inventor, admira al hombre y al científico: los va mezclando con un lenguaje comprensible, donde predominan los sustantivos, se refiere a cuanto hace el científico. Queda así demostrada su confianza en la capacidad del hombre para desarrollar y poner a su servicio las infinitas posibilidades de aplicación de la electricidad.

Edison tenía su laboratorio en Menlo Park, Nueva York, donde concibió un sistema telegráfico automático, el transmisor telefónico de carbono, la bombilla eléctrica, un sistema generador de electricidad, un aparato para grabar sonidos y un proyector de películas, entre otros mil 100 inventos importantes que causaron profundos efectos en la configuración de la sociedad moderna: como el sistema de iluminación de las ciudades y la Compañía General Electric.

Por esa época, Martí tenía su residencia en Nueva York y puede que fuera a admirar de cerca las creaciones del genio de la física. “(…) Y si se ve luego a Edison, se entiende el invento: porque lo lleva en sus ojos”. (J. M. O.C.: t 28)

En Espejos. Una historia casi universal Eduardo Galeano cuenta que en 1910  Edison comentó a la prensa: “Algún día alguien inventará una manera de concentrar y almacenar la luz del sol, en lugar de este viejo, absurdo prometeico esquema del fuego”.  Martí había dicho con anterioridad  “(…) Día llegará en que pueda llevar consigo el hombre, como hoy el tiempo en el reloj, la luz, el calor y la fuerza en algún aparato diminuto”. (O.C.t8:416).

Martí admiró en Edison al hombre de ciencia, al mecánico infatigable que dedicó cada minuto de su tiempo a ser útil. Nuestro Apóstol divulgó los resultados científicos como homenaje a tan laboriosa creación y lo hizo como hoy Durán, Rubiera y Ginobart en lenguaje comprensible que invita a la reflexión y toma de conciencia.

En coautoría con Luis Alberto Gradaille.

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